lunes, 27 de marzo de 2017

Federico


 

Fue en plena adolescencia cuando descubrí a Federico García Lorca.  Llegó a mis manos, sin ser ya capaz de recordar el cuando y la forma, un libro que contenía una selección de sus mejores poemas. Lo leí con la agradable sensación y la certeza de que después de su lectura mi vida ya no sería la misma. Desde entonces quedaría anclado para siempre un amor inquebrantable por esta bendita tierra llamada Andalucía.  García Lorca, el inmortal Federico de luna llena, pena amarga y risa de niño, se nos configura como una de las cimas de la Literatura universal.  Poeta de poetas y dramaturgo excepcional que desde la raíz andaluza proclama a los cuatro vientos las penas y alegrías de los seres humanos. Lo asesinaron vilmente en Granada la ciudad más bonita del mundo (su ciudad) cuando tan solo tenía 38 años de edad.  Durante muchos años quisieron además silenciar su nombre y su obra como si fuera posible encerrar las olas del mar en una jaula de cobre o frenar con una cortina negra el aire que pasa entre los olivos.  Buscan –buscamos- con denuedo sus restos para que los millones de lorquianos del mundo tengan –tengamos- un sitio donde depositar una rosa o musitar una oración.  Pero el misterio del sitio donde están desparramados sus huesos sigue siendo una de las grandes incógnitas del mundo mundial. ¿Dónde está nuestro Federico que no apareció vivo y ahora tampoco aparece muerto? Tenemos para siempre su alma de andaluz errante pero también necesitamos lo que haya quedado de su cuerpo. Queremos que salga del reino de los ausente para que pueda escuchar su “Romance del Amargo” en boca de Camarón.  Nos gustaría decirle allá donde se encuentre que salga sin miedo que ya se han ido para siempre los buitres de correajes y mosquetones al hombro. También que hace muy poco nos dejó un lorquiano de pro como fue Leonard Cohen. Pero Federico, nuestro Federico, no aparece. La tierra se niega a devolverlo y la palabra de la tierra siempre ha sido algo solemnemente seria.  La voz de los campos con su soniquete de siglos sonando por la vega granadina.  Federico de limones amargos y de dulces naranjas.  

 

 

Juan Luis Franco – Lunes Día 27 de Marzo del 2017

 
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