viernes, 3 de marzo de 2017

El vértigo de los días



En algunas ocasiones, cuando todavía tenías las ilusiones de la juventud a flor de piel, personas mayores te decían que a partir de cumplir el medio siglo de edad el tiempo vuela. Por lo menos en mi caso particular he podido constatar que efectivamente a ciertas edades los días, semanas, meses y años se producen  a una velocidad de vértigo. El barómetro de esta ola que cada día nos acerca más a la orilla del tiempo consumido lo pone fundamentalmente el crecimiento de los nietos.  Los vemos crecer a la par que nosotros decrecemos. Esto forma parte del ejercicio de vivir y en ellos siempre encontraremos las respuestas al significado postrero de nuestra existencia. La vida es un cúmulo de emociones, sentimientos y percepciones donde cada etapa vivida te va configurando tu siempre inacabada personalidad.  Puedes vivir cien años y siempre dejarás muchas cosas por hacer y muchos caminos por recorrer.  Toca mentalizarse de que ya estás en los epílogos de tu existencia y el mayor tesoro es el nuevo día que se te regala.  Cuando la salud todavía te mantiene activo y las ilusiones siguen formando parte de tu presente toca congratularse. Últimamente noto como se me van amontonando por todas partes muchos libros pendientes de lectura y esto no deja de provocarme un cierto desosiego. Antes leía mucho más rápido y, a que negarlo, de manera algo compulsiva. Ahora me gusta detenerme en cada página pues la capacidad intelectual disminuye (aunque también aumenta la templanza).  Afortunadamente en mi círculo afectivo más cercano todo funciona correctamente y esto te proporciona un imprescindible plus de tranquilidad.  Asumir esta franja de tu vida con absoluta normalidad es el mejor camino para que la “señora depresión” no te coja de la mano.  Pasan los días y nos vamos desgastando entre sonrisas y lágrimas.


Juan Luis Franco – Viernes Día 3 de Marzo del 2017


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