miércoles, 13 de julio de 2016

El Cante se escribe con L






Cuando todavía no se nos había secado el pañuelo con las lágrimas vertidas por Juan Carmona “Habichuela” nos llega la triste noticia del fallecimiento, a los 75 años de edad, del cantaor Juan Peña “El Lebrijano”. Un grande entre los grandes del Cante Flamenco.  Comprobado queda que los aficionados al Flamenco ya no podemos tener colgada en el armario la camisa negra de la orfandad más sentida.  Juan Peña “El Lebrijano” era un cantaor excepcional sin cuya aportación no se podría entender el proceso evolutivo del Flamenco contemporáneo.  Hijo de María La Perrata”; sobrino de “Perrate de Utrera”; hermano del guitarrista Pedro Peña y tío del pianista “Dorantes” y del guitarrista Pedro María Peña. Toda una institución flamenca lebrijana y todo un legado para las generaciones cantaoras del presente y del mañana. El periodista José Antonio Blázquez lo llamaba “Juan el Grande” y Gabriel García Márquez escribió que…”Cuando el Lebrijano canta se moja el agua”. Su grabación “De Sevilla a Cai” con el acompañamiento de Paco de Lucía y Niño Ricardo se nos antoja como una de las más importantes de toda la discografía flamenca. La Bienal de Flamenco va rendirle un merecido tributo a su persona y a su personalidad jonda. El Flamenco de Lebrija queda ahora en la garganta flamenca de José Valencia y, no dudar, el cetro sigue en buenas manos.  La España más profunda y verdadera está de luto. Andalucía pierde a uno de sus hijos más ilustres. Sevilla anda buscándose sin consuelo por las esquinas de la pena y Lebrijaay Lebrija!- está de riguroso luto por la perdida de su hijo flamenco más importante.  Una generación flamenca (a la que pertenezco) se nos escapa de las manos como el agua de la lluvia.  El Cante se escribe con L.





Juan Luis Franco – Miércoles Día 13 de Julio del 2016



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