miércoles, 13 de abril de 2016

La fama




 

Recuerdo una famosa serie de televisión estadounidense (“Fama”) que se emitió con un enorme éxito a principios de los años ochenta.  Tenía una frase demoledora que decía “La fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar con sudor”.  Una Escuela de Danza donde literalmente machacaban a la gente a base de todo tipo de entrenamientos.  Desde hace unos años a esta parte conseguir la fama a cualquier precio se ha hecho una constante donde todo vale por conseguir el “estrellato”.  A algunos les da igual que la fama sea tan efímera como una pompa de jabón.  Hay quienes no solo venden su alma al diablo sino que están dispuestos a su recompra para volver a venderla al mejor postor.  Cuando se aúnan talento y esfuerzo con el añadido de que Dios te haya llamado para que te abras camino en el mundo del Deporte, el Arte o la Cultura la fama llega de manera natural.  La fama, que duda cabe, proporciona a los que la poseen dinero y poder formar parte de una élite social donde, para lo bueno y lo malo, siempre te están adorando o vilipendiando.  Se pasa de héroe a villano con la velocidad de la luz. La gente pretende que el famoso sea tan solo personaje obviando a la persona que todos llevan dentro.  Fundamentalmente en el mundo del Deporte y la Música son ídolos a los que adoramos pero colocando siempre la “Espada de Damocles” sobre sus cabezas.  En ellos –y con ellos- pretendemos que se difuminen nuestras frustraciones y sinsabores.  Los muy famosos difícilmente pueden tener la vida privada que todo ser humano necesita.  Recuerdo hace unos días una anécdota que le ocurrió a Cristiano Ronaldo en Madrid.  Vino a visitarlo un amigo y se fueron a una Cafetería del centro de la Villa y Corte.  Se sentaron en la terraza y en menos de un cuarto de hora Cristiano Ronaldo se hizo ¡136! selfies con clientes y viandantes.  Pidió un té con limón y no lo dejaron siquiera que pudiera terminar de bebérselo. Es el alto precio que tienen que pagar los muy famosos ante una sociedad que cada día se parece más a la Roma pagana. La pregunta surge casi sola: ¿dentro de veinte años quién querrá hacerse un selfie con Cristiano Ronaldo?  Lo positivo es que entonces si podrá tomarse tranquilamente su té con limón.  Menos da una piedra…de mechero.

 

 

Juan Luis Franco – Miércoles Día 13 de Abril del 2016

 


 

 

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