jueves, 14 de enero de 2016

Miguel Ángel Yáñez Polo





Paseaba meditativo en esta fría, gris y desapacible mañana de auténtico invierno escudriñando cosas por el Mercadillo del Jueves. Estaba mirando una foto antigua del Gran Poder (¿premonición?) cuando me llega un wassap de mi amigo José Manuel Holgado Brenes anunciándome el fallecimiento de Miguel Ángel Yáñez Polo. Una noticia que no por esperada (llevaba años luchando denodadamente contra una grave enfermedad) deja de provocarme  una gran tristeza.  Yáñez Polo era una persona por la que sentía un gran afecto y me demostró en vida tenerme un gran aprecio y una alta consideración (viniendo de él para mi era todo un honor). Fue un sabio en el sentido integral de este hoy devaluado concepto.  Médico ejemplar; excelso humanista; profundo escritor; gran conversador y un hombre entregado en cuerpo y alma a su gran pasión: la Historia de la Fotografía.  Fundador de la Fototeca Hispalense donde el archivo que atesora en su chalé de Heliópolis supera las 100.000 copias.  Todas contextualizadas y en perfecto estado de revista. Allí, gráficamente, se nos muestran todos los avatares de esta Ciudad ocurridos desde comienzos del siglo XX.  Excelente la colaboración que tuvo con el Diario “ABC” en el año 2002 donde a través de fascículos nos mostraba lo mejor de su amplia colección gráfica (“Historia de la fotografía documental en Sevilla”).  Un hombre del Renacimiento trasplantado a una época que en no pocas ocasiones decía no comprender del todo.  Bueno en el sentido machadiano del término y amigo de sus amigos para los que siempre encontraba un momento para atenderlos y asesorarlos. Con Miguel Ángel Yáñez Polo se empieza a difuminar una época de la Ciudad donde se configuraron unas raíces que le dieron sentido a casi todas las cosas.  Me adelanto a los acontecimiento y reclamo para su augusta persona que la calle Perú en Heliópolis, donde vivió tantos años, lleve un día su nombre: Miguel Ángel Yáñez Polo.  Descansa en paz amigo.


Juan Luis franco – Jueves Día 14 de Enero del 2016

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fue mí amigo virtual durante años, me enseñó a escribir con lirismo, creo haber sido una musa en un momento en que su ordenador era su única compañía. Lo quise mucho. Me mandó cuatro de sus libros por correo a la Argentina. Creo poder decir que fui su amiga.
Marta Mena
Buenos Aires
QEPD querido Polo