jueves, 28 de noviembre de 2013

El vomito del viento


La anulación de la “Doctrina Parot” por el Tribunal de Estrasburgo, con la subsiguiente excarcelación de asesinos conversos y confesos, han provocado la justa indignación y el asco de las personas decentes (independiente de sus credos y/o ideologías). Ver en la calle a etarras asesinos y comprobar asqueados el caluroso recibimiento que, por parte de algunos vecinos de sus pueblos, les hacen como “Héroes de la liberación vasca”. Gente cruel y asesina que han causado la muerte de personas inocentes (incluyendo niños) y que lejos de arrepentirse de sus crímenes se ufanan de ellos. Insisto, entran ganas de vomitar y cuestionar seriamente unas leyes que se ponen al servicio de los criminales. Comprobar estos días por la televisión la salida ufana de asesinos potenciales que han llevado la ruina y la desgracia a muchas familias españolas es un canto a la desesperanza. Cuando nuestros políticos, de todo signo y condición, dicen compartir el asco de los ciudadanos pero que poco o nada se puede hacer es que algo está fallando estrepitosamente. Estos canallas integrales debían –deben- de pudrirse en las cárceles y tan solo un sincero arrepentimiento podría plantearnos en un futuro que salgan de las mismas. Más bien hacen todo lo contrario y se muestran orgullosos de sus “hazañas patrióticas”. Unen a su condición de asesinos integrales una incapacidad para reconocer que todo cuanto han hecho es potencialmente inútil para el País Vasco. Vivimos unos tiempos muy difíciles de digerir y donde el asco ante estas injustas situaciones es el pan nuestro de cada día. Manifestar, una vez más, nuestro apoyo incondicional a las victimas del terrorismo que deben estar sumidas en el más profundo desasosiego. En nuestra maltrecha “Piel de Toro” vuelven a ganar los malos en esta Historia interminable. Es nuestro sino en una tierra donde siempre prevalece la sangre derramada por las victimas inocentes. El vomito del viento.

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