domingo, 6 de octubre de 2013

La Bella y los bestias





La memoria sentimental actúa por resortes absolutamente imprevisibles. Me disponía a tirar en el contenedor la bolsa donde almaceno periódicos y revistas leídos, cuando observo en una hoja suelta de un ejemplar del diario “El País” una foto de Amparo Muñoz. La autoría de la misma corresponde a Sylvia Polakov y la acompaña un breve y excelente texto de Amelia Castillo. Se me escapó en el marco de la lectura cotidiana y la Diosa Fortuna me la puso muy a la vista para que la viera antes de desprenderme de ella. Aquí está la malagueña Amparo Muñoz en toda la plenitud de su extraordinaria belleza. La foto es de medio cuerpo y su pecho lo cubre un cinturón. Tiene los labios entreabiertos y su mirada turbadora verde-esmeralda es un canto a la belleza más sublime. Con Amparo Muñoz posiblemente estemos ante una de las mujeres más bella nacida en nuestra Piel de Toro. Fue modelo y actriz aunque sus películas solo sirvieron para dejar testimonio grabado de su inmensa guapura de mujer. Posiblemente fuera “Tocata y fuga de Lolita” de Antonio Drove su mejor trabajo cinematográfico. Fue Miss Costa del Sol, Miss España y Miss Universo (titulo al que renuncio posteriormente). Tuvo muy mala suerte con la vida en general y con los hombres en particular (tres matrimonios fallidos). Vivió -o la obligaron a vivir- en el filo de la navaja y se terminó cortando. Falleció con tan solo 56 años de edad. Los buitres carroñeros la despedazaron después de haberla empujada al abismo. En sus últimos años cuando ya su deterioro empezaba a hacerse más ostensible la belleza se resistía a abandonarla del todo. Hoy es tan solo una referencia biográfica en Wikipedia; algunas películas amortizadas por el tiempo y un montón de fotos garantes de su gran belleza. Viendo este recorte me viene a la memoria cuando la contemplé por primera vez en una pantalla de cine (concretamente en “Vida conyugal sana” de Roberto Bodegas -1974). Fue todo un flechazo. Similar al que experimenté cuando me tropecé en la oscuridad de un cine de invierno con Sofía Loren o Kim Novak. Es el triste sino de los tiempos: se marchitan las bellas pero permanecen iguales las bestias.

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