lunes, 29 de julio de 2013

Por pedir que no quede




Pedimos la luna y nos dieron medio queso de bola. Nos verían cara de hambrientos y almas de bohemios. Anduvimos un rato por las cercanías de las dehesas pero los toros dormitaban placidamente bajo los olivos. Pedimos libertad y nos dieron un artilugio con 625 líneas. Ni una más ni una menos. Pasamos de largo por los cajeros automáticos convencidos de que no nos darían nada. Los curas viejos pedían sotanas antiguas y las sotanas antiguas pedían curas nuevos. Pedimos un pañuelo de encaje para secarle las lágrimas a la Candelaria y nos dieron en San Nicolás tres formularios para rellenar. Pedimos agua del pozo para saciar nuestra sed y no echaron encima los perros que de verdad muerden. Pedimos paz y nos dieron fusiles y pistolas. Nos declaramos pacifistas y se rieron en nuestra cara. Les pedimos que no asustaran a los niños y subieron el volumen de sus altavoces. Subimos trabajosamente al Monte Calvario a buscarlo a Él y nos dijeron que estaba pasando consulta por San Lorenzo. Pedimos que nos llevaran a verlo y nos llevaron escoltados por una Centuria macarena. Pedimos poner en hora todos los relojes de la Ciudad y nos tomaron por locos. Nos dijeron: “Empezáis dándole cuerda a los relojes y luego nos pediréis afinar los órganos de las iglesias”.  Pedimos una talega para el pan y nos dijeron que nos lo comiéramos por el camino. Como ya no sabíamos que pedirles les pedimos que fueron simplemente políticos decentes. Se enfadaron y nos pidieron la documentación aún sabiendo que éramos gente indocumentada.  Hoy nos piden las llaves que abran las celdas de sus módulos ignorando que las hemos tirado al río de la vida.  Nos dispersamos en la noche de los tiempos musitando entre dientes de manera solidaria…...”Por pedir que no quede”.

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