sábado, 27 de abril de 2013

Andalucía en clave siguiriyera



En Valencia fui francés
en Francia fui valenciano;
en Sevilla aragonés
y en Aragón sevillano”
-Soleá de Triana –

Todos los analistas coinciden en que Andalucía cerrará el primer semestre del infausto 2013 superando de largo la cifra de un millón y medio de parados. Es decir: la pobreza y la desazón para un 38% de la población que busca y necesita trabajar para poder vivir.  Esto se traduce en tres cuestiones carenciales: jóvenes sin futuro; familias sin presente y políticos sin vergüenza. Después de más de treinta años de reinado socialista Andalucía no levanta el vuelo que la aleje del subdesarrollo y la inmisericorde hambruna. Todo ha discurrido en estos años con falsas promesas numeradas a través de las distintas “modernizaciones” (también desde el Gobierno Central no hacen más que “machacar” a Andalucía). Siempre utilizando políticamente el futuro como antídoto para desviar las graves carencias estructurales y sociales del presente. Una tierra tan hermosa, noble, solidaria y esplendorosa en su pasado no se merece estar a merced de unos políticos impresentables. Duele Andalucía y el llanto se hace espuma amarga en las olas de sus mares. Sus campos ayer en manos de las subvenciones europeas y hoy perdidos en la desidia de las noches luneras de soledades compartidas. Suena firme y quejumbrosa la Siguiriya acompañada por el tañido de las campanas del olvido y la pena. Solo nos queda la poesía y la música para sobrellevar los largos días y las horas interminables. El Arte y las Tradiciones mostrando su nobleza en las hojas amarilleadas por el tiempo de los almanaques. Las contradicciones de la Creación mostradas en toda su crudeza. Tierra creada para la alegría y el temple donde al final siempre manda la pena y la zozobra. Caciques del ayer hoy reciclados en políticos ineptos o corruptos. Andaluces buscando mejorar su suerte lejos de las tierras andaluzas. Una tierra que no le da de comer a sus hijos no merece ser llamada “nuestra tierra”.  A pesar de todo Andalucía no tiene la culpa de tantos desmanes históricos. Cuando se unen –como siempre pasó por estos lares- el abuso y la desidia poco bueno cabe esperarse. Nos dolió, nos duele y nos dolerá Andalucía porque proclamamos a los cuatro vientos nuestro orgullo de ser andaluces. Tierra de poetas, músicos, pintores, escultores, escritores y aventureros.  Allí donde el sol nunca se pone porque nunca sale. Donde la oración se hace Cante y el Cante se hace oración.  ¿Qué rincón del planeta tiene a Lorca, Cernuda, Bécquer, Alberti, Aleixandre o Machado entre sus grandes poetas? ¿Quién pudo nunca reunir a músicos de la talla de Turina, Falla o Paco de Lucía?  ¿Quienes tallaron al Hijo de Dios como Martínez Montañés o Juan de Mesa?  ¿Quienes cantaron al gozo y a la pena como Juanita Reina, Gracia Montes, Marifé, Caracol, Vallejo, Marchena o Mairena? ¿Quienes pueden presumir de haber parido pintores de la talla de Picasso, Velázquez o Murillo? El Arte nos pertenece y también, lamentablemente, es nuestra la desdicha de padecer el paso de los días. Toca rebelarse de manera pacifica y civilizada ante tantas injusticias como padecemos.

No basta tan solo con que cantemos a la pena como nadie. Hay que sacar a la calle pacifica y civilizadamente nuestro descontento y nuestra justa rebeldía. Andaluces comprometidos con su tierra y unidos por una causa común: Andalucía.

Los panfletos ya se escriben solos por vivir en una realidad panfletaria. Duele nuestra tierra y aún duele más nuestra indiferencia hacia ella. Andaluces levantaos y pedir poder liberarnos de las ataduras que ancestralmente nos oprimen. Estamos a la cabeza del paro en un país que también, a su vez, lo está del paro en Europa.  El talento de los jóvenes andaluces se desparrama por tierras foráneas. Mientras, por aquí, campan a sus anchas un ejército de mediocres.  Andalucía, siempre Andalucía, en clave siguiriyera.

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