lunes, 29 de abril de 2013

Dulce pájaro de juventud





En el Casco Antiguo de la Ciudad, y preferentemente en la Puerta de la Carne, existen antiguas casas señoriales habilitadas hoy como Academias de Lengua Española para extranjeros.  De ellas veo salir a jóvenes y “jóvenas” cuyas edades todavía tendrán pendientes de cruzar la barrera de los veinticinco años de existencia. Nos llegan prioritariamente desde el Reino Unido, Alemania, Holanda y los Estados Unidos de América. Es gratificante verlos con el afecto que se relacionan entre ellos y el comportamiento tan educado que mantienen con la Ciudad y su gente.  Posiblemente no sean conscientes (en eso consiste ser jóvenes: vivir a tope el presente sin el peso del pasado ni la incertidumbre del futuro) de estar cubriendo una etapa esplendida de sus vidas y vital para su futura formación humana y profesional. Ellos, a diferencia de nuestros jóvenes talentosos, cuando abandonan sus países tienen marcados en sus pasaportes fecha de ida y vuelta. Vienen becados por sus gobiernos de origen para adquirir un plus fundamental en sus formaciones de las que se beneficiarán ellos y sus países. Los nuestros se marchan obligados por la falta de oportunidades y, una vez instalados, no saben cuando volverán o si se quedarán viviendo fuera para siempre.  Sinceramente, esto me duele en el alma pues pagaremos muy caro este dispendio generacional.  Los hemos preparado concienzudamente y después les cerramos todas las puertas laborales y profesionales.  Según encuestas efectuadas por la Universidad sevillana los estudiantes extranjeros que pululan por estos lares están enormemente satisfechos con Sevilla y los sevillanos. Todos coinciden en sentirse muy bien tratados y todos, sin excepción, no descartarían en un futuro volver de nuevo a la Ciudad.  Comentan, cosa lógica, que al principio se sentían algo perdidos para interpretar nuestro peculiar castellano. Recuerdo hace unos días que había unos estudiantes conversando en la puerta de una de estas Academias situada en una casa de la calle Muñoz y Pabón.  Frente a ellos había dos albañiles abriendo una zanja en la calle. Se acerca un tercero y les dice a voces: “Quillo, vamos a i arreando que aluego nos coge er toro”. Ellos, los estudiantes, escuchaban este dialogo y seguro que se preguntarían que puñetas estaban diciendo los albañiles. Un profesor amigo mío me comentó un día que lo primero que le enseñan de nuestra lengua son las palabrotas, y cuando se dicen en sentido coloquial y cariñoso. No es lo mismo cuando escuchas decir: ¡Valiente tío más hijo de puta!; que cuando comentan: ¡Hijo puta er tío!  A la primera frase le quitamos el “valiente” y el “más” y ya después el tono hará el resto. Estoy plenamente convencido que estos muchachos y muchachas un día muy lejano recordarán con cariño su aventura hispalense. Lo harán viendo una antigua foto donde están en la Feria con un traje de faralaes comprado en el mercadillo del Jueves. O bien sentados sonrientes en los jardines del Alcazar una mañana primaveral de domingo. Mientras, los nuestros y gracias a la clase política que nos ha tocado en “suerte”, cada día serán menos nuestros.  El vuelo en definitiva del “Dulce pájaro de juventud”.

domingo, 28 de abril de 2013

Los Hijos de la Ciudad





Sabiendo el Dios Padre que Abril se marcharía en unas horas de la Ciudad reunió a los Apóstoles y señalando con su dedo índice hacia la Tierra les dijo:

“Ahí abajo, donde la Piel de Toro se hace más piel y más toro los tenéis. Son fatuos y sencillos. Ateos y creyentes. Rancios y modernos. Béticos y sevillistas. Poetas y músicos. Soberbios y sencillos. Capillitas y anticlericales. Cantaores y toreros. Borrachos y abstemios. Valientes y cobardes. Rebeldes y sumisos. Derechones e izquierdosos. Vanguardistas y tradicionalistas. Bohemios y pragmáticos. Macarenos y trianeros. Pulcros y desaliñados. Nobles y mezquinos. Dadivosos y usureros. Aristócratas y pueblerinos. Payos y gitanos. Déspotas y caritativos. Rigurosos y criticones. Antiguos y modernos. Reflexivos y lenguaraces. Mamaron antes que nadie del Imperio Romano y Europa sin ellos no tendría sentido. Dieron dos Emperadores nacidos bajo su cielo. Los árabes se encontraron allí tan cómodos que aguantaron ocho siglos. Allí los judíos nunca se sintieron más judíos. En ninguna parte del mundo veneraron y veneran tanto a mi Hijo y a su bendita Madre como allí. Entenderlos es tarea harto compleja incluso para mí. Son ombliguistas porque posiblemente allí esté el ombligo más hermoso de mi Creación. Los veo despojarse transitoriamente de hoces y martillos para meterse bajo los paso. Ellas son las mujeres más bellas de la Creación y cada año lo demuestran bajo un cielo de farolillos. Ellos no tienen arreglo ni Yo quiero que lo tengan. Me salieron como me salieron y eso ya no lo arregla ni Dios (perdón por la parte que me toca). Cantaron a la pena como nadie y alegraron el aire de la tarde con el vuelo de los capotes de grana y oro. Ahí los tenéis, firmes y contradictorios como ellos solos. Siempre me rezaron para que no les faltara la luz y les proporcioné cinco meses de verano.  Presumiendo siempre de Ciudad y dejando que se les caiga a pedazos. Cuidando con esmero las macetas de sus balcones y abandonando a su suerte a parques y jardines. Pero debo reconocer que siento por ellos un especial cariño. Creé Abril pensando en ellos y ellos solo piensan en Mí en clave abrileña. Ahí los tenéis orgullosos y altivos ante el infortunio. Son ellos, los discípulos más díscolos de mi Hijo y, sin embargo, los más queridos por Él.  Adoran a su Madre y eso aquí arriba lo tenemos muy en cuenta. Son ellos, siempre ellos.  Son: ¡los Hijos de la Ciudad!

sábado, 27 de abril de 2013

Andalucía en clave siguiriyera



En Valencia fui francés
en Francia fui valenciano;
en Sevilla aragonés
y en Aragón sevillano”
-Soleá de Triana –

Todos los analistas coinciden en que Andalucía cerrará el primer semestre del infausto 2013 superando de largo la cifra de un millón y medio de parados. Es decir: la pobreza y la desazón para un 38% de la población que busca y necesita trabajar para poder vivir.  Esto se traduce en tres cuestiones carenciales: jóvenes sin futuro; familias sin presente y políticos sin vergüenza. Después de más de treinta años de reinado socialista Andalucía no levanta el vuelo que la aleje del subdesarrollo y la inmisericorde hambruna. Todo ha discurrido en estos años con falsas promesas numeradas a través de las distintas “modernizaciones” (también desde el Gobierno Central no hacen más que “machacar” a Andalucía). Siempre utilizando políticamente el futuro como antídoto para desviar las graves carencias estructurales y sociales del presente. Una tierra tan hermosa, noble, solidaria y esplendorosa en su pasado no se merece estar a merced de unos políticos impresentables. Duele Andalucía y el llanto se hace espuma amarga en las olas de sus mares. Sus campos ayer en manos de las subvenciones europeas y hoy perdidos en la desidia de las noches luneras de soledades compartidas. Suena firme y quejumbrosa la Siguiriya acompañada por el tañido de las campanas del olvido y la pena. Solo nos queda la poesía y la música para sobrellevar los largos días y las horas interminables. El Arte y las Tradiciones mostrando su nobleza en las hojas amarilleadas por el tiempo de los almanaques. Las contradicciones de la Creación mostradas en toda su crudeza. Tierra creada para la alegría y el temple donde al final siempre manda la pena y la zozobra. Caciques del ayer hoy reciclados en políticos ineptos o corruptos. Andaluces buscando mejorar su suerte lejos de las tierras andaluzas. Una tierra que no le da de comer a sus hijos no merece ser llamada “nuestra tierra”.  A pesar de todo Andalucía no tiene la culpa de tantos desmanes históricos. Cuando se unen –como siempre pasó por estos lares- el abuso y la desidia poco bueno cabe esperarse. Nos dolió, nos duele y nos dolerá Andalucía porque proclamamos a los cuatro vientos nuestro orgullo de ser andaluces. Tierra de poetas, músicos, pintores, escultores, escritores y aventureros.  Allí donde el sol nunca se pone porque nunca sale. Donde la oración se hace Cante y el Cante se hace oración.  ¿Qué rincón del planeta tiene a Lorca, Cernuda, Bécquer, Alberti, Aleixandre o Machado entre sus grandes poetas? ¿Quién pudo nunca reunir a músicos de la talla de Turina, Falla o Paco de Lucía?  ¿Quienes tallaron al Hijo de Dios como Martínez Montañés o Juan de Mesa?  ¿Quienes cantaron al gozo y a la pena como Juanita Reina, Gracia Montes, Marifé, Caracol, Vallejo, Marchena o Mairena? ¿Quienes pueden presumir de haber parido pintores de la talla de Picasso, Velázquez o Murillo? El Arte nos pertenece y también, lamentablemente, es nuestra la desdicha de padecer el paso de los días. Toca rebelarse de manera pacifica y civilizada ante tantas injusticias como padecemos.

No basta tan solo con que cantemos a la pena como nadie. Hay que sacar a la calle pacifica y civilizadamente nuestro descontento y nuestra justa rebeldía. Andaluces comprometidos con su tierra y unidos por una causa común: Andalucía.

Los panfletos ya se escriben solos por vivir en una realidad panfletaria. Duele nuestra tierra y aún duele más nuestra indiferencia hacia ella. Andaluces levantaos y pedir poder liberarnos de las ataduras que ancestralmente nos oprimen. Estamos a la cabeza del paro en un país que también, a su vez, lo está del paro en Europa.  El talento de los jóvenes andaluces se desparrama por tierras foráneas. Mientras, por aquí, campan a sus anchas un ejército de mediocres.  Andalucía, siempre Andalucía, en clave siguiriyera.

viernes, 26 de abril de 2013

El Imperio de la usura




Un banquero es alguien
que te presta un paraguas
cuando hace sol
y te exige se lo devuelvas
cuando está lloviendo”
- Mark Twain –

Hace años -muy pocos por cierto- era frecuente recibir en tu casa llamadas de agentes bancarios ofreciéndote préstamos de miles de euros. Solo tenías que presentarte en “tu” banco provisto de la nómina y los “papeles” de tu vivienda para que en cuestión de horas tu cuenta se alegrara de recibir tan jugosos vecinos monetarios. Los Bancos disponían de dinero, de muchísimo dinero, y su negocio consistía –y consiste- en prestarlo con intereses desorbitados. Bien cierto es que a nadie se le ponía un “puñal en el pecho” para que firmara su futura sentencia de muerte económica y social. Nuestro asentamiento en una ficticia clase media provenía fundamentalmente del uso de las tarjetas y de los préstamos. Pedíamos y gastábamos sin ton y con el son que nos marcaban los Bancos.  En definitiva: gastar lo que no se tenía y deber lo que no se podía pagar.  Los Bancos sabían que en numerosas ocasiones las posibilidades reales de devolver lo prestado eran imposibles. No les importaba: embargaban los pisos y los revendían a buen precio proyectándolos dentro de la “burbuja inmobiliaria”. Hicimos caso omiso de los consejos que nos dieron madres y abuelas y ahora la cosa no tiene una fácil solución.  Lo mismo pedíamos para comprar un pisito en la playa que para un coche nuevo. Lo hacíamos para reformar cocinas y cuartos de baño y, como no, para viajes al Caribe o celebrar banquetes de bodas y comuniones.  Teníamos trabajo “fijo” y creíamos ingenuamente que los bancos estaban para facilitarnos la vida y no para complicárnoslas. Ahora son miles de familia a las que han desprovisto de manera inmisericorde de bienes y haciendas. El Gobierno –presente y pasado- se lava las manos en un supino ejercicio de cinismo político.  La Banca ha cerrado drásticamente el grifo de los necesarios créditos para la creación –y consolidación- de pequeñas y medianas empresas (el 80 por ciento del tejido productivo de nuestro país).  A pesar de los “cantos de sirena” de nuestros actuales gobernantes las posibilidades de creación de puestos de trabajo en los próximos años serán escasísimas.  Nada más lejos de mi intención que colaborar a que se extienda el pesimismo que nos invade pero la realidad es la que es.  Antes existía una firma de cosméticos que se anunciaba con un lema que decía: “Avon llama a tu puerta”.  Hoy quienes llaman a las puertas son los secretarios de los juzgados portando órdenes de desahucio. Hemos caído ingenuamente en manos de los usureros y ahora es un poco tarde para lamentaciones.  Las clases sociales han existido, existen y existirán siempre.  Que nos convencieran de que casi todos éramos ya componentes de la clase media no era más que un ejercicio de manipulación.  Insisto, nuestras madres y abuelas nos marcaron el camino a seguir pero preferimos ignorarlas para caer de bruces en los brazos de la Sociedad de Consumo.  Posiblemente sea verdad que no hay peor sordo que el que no quiere oír.

jueves, 25 de abril de 2013

Muerte de un Maestro del Cante



La misma mañana en la que nos desayunamos con que este sufrido país nuestro ha alcanzado la vergonzante cifra de 6.202.700 parados, nos llega la triste noticia del fallecimiento del cantaor Manolo Mairena. Sabíamos que desde hacia tiempo venía luchando contra una cruel y dolorosa enfermedad, pero no por ello su muerte ha dejado de conmovernos. Manolo Mairena, el menor de la saga de los Mairena, era un más que excelente cantaor y su legado se nos presenta imprescindible para entender el Cante Flamenco del último tercio del siglo XX. Irrenunciable defensor de la estética y la ética clasicista del Arte Jondo, Manolo Mairena se nos configura como un grandísimo cantaor y uno de los mejores saeteros de toda la Historia del Flamenco. Era más, bastante más, que el hermano pequeño del genial Antonio Mairena, y con él se nos apaga el último rescoldo de la Fragua de los Mairena. Su discografía, dado sus meritos cantaores, tendría que haber sido mucho más extensa. Impagable y eterno el “Vía-Crucis” que grabó con Pasarela. Descanse en paz este mairenero de pro, buena persona al machadiano modo y excelso cantaor de la Mairena más flamenca. Nuestras más sinceras condolencias a toda su familia y al querido y noble pueblo de los Alcores.  Cada día vamos perdiendo a gente que tanto representaron en nuestros sentires flamencos y el alma se nos vuelve cansada y pesarosa. Alguien dijo, y dijo bien, que cumplir años se traduce en sumar muertos. Es Ley de vida según nos dicen, pero hay leyes que te condenan a la orfandad. Gloria eterna a quienes como Manolo Mairena nos llenaron el corazón con los sonidos de este Arte parido y amamantado en la vieja Andalucía.  Dios le tenga en la gloria flamenca.

miércoles, 24 de abril de 2013

El placer de la lectura




Decir que a la largo de mi vida he leído mucho es una verdad incuestionable, pero decir que podía haber leído muchísimo más lo es aún más. Por una serie de razones reconozco sin ambages que mi etapa de “ardores guerreros” ceutí fue de las más prolíficas en mi ya larga carrera de apasionado lector.  Con los años la lectura se nos aparece más pausada y liberada -¡al fin!- de la apasionante –pero atropellada- etapa juvenil.  He acumulado a lo largo de los años una numerosa y apasionante biblioteca (tan solo de temas flamencos deben rondar los 500 ejemplares) y confieso con cierta vergüenza que son muchos los pendientes de lectura. Aquellos libros que me queden y no pueda meterles el ojo espero que otros lo hagan por mí.  Dada mi incorregible condición-vocación franciscana los libros prestados -y no devueltos- deben sumar algunos cientos (no exagero en absoluto). Es muy difícil que cuando visito cada jueves el Mercadillo no vuelva con algún libro bajo el brazo. Además de estar pendientes de las ofertas de los Kioscos de Prensa, recibo algunos libros de Editoriales amigas y suelo comprar alguno nuevo cada mes. Reconozco que me siento bastante cómodo en mi “cueva” rodeado de libros por todas partes. Los libros, incluso en las estanterías, están vivos y ansiando el roce de una mano amiga.  Solo tengo perfectamente clasificados los de Flamenco y aquellos que tienen relación con Sevilla. Los de Literatura, Historia, Filosofía y Sociología están diseminados por doquier y encontrar alguno se convierte –a veces- en una aventura. Antes era capaz de leer y a la par escuchar la radio. Ahora solo puedo hacerlo escuchando de fondo música clásica.  Sinceramente, mi vida cultural la cubro plenamente alternando música, lectura, teatro y cine (a la “Caja tonta” que le vayan dando por…). Todo este gratuito ejercicio de “erudición” viene a cuento para contrarrestar la teoría de que poco o nada podemos hacer para cambiar nuestro destino.  Más que adquirir Cultura –que también- creo que lo importante es tener inquietudes por desarrollar. Lo cotidiano se nos presenta asfixiante por su propia naturaleza. Trabajo, estudios, familias, obligaciones, deudas, compromisos, convencionalismos… son una parte sustancial e ineludible de nuestra existencia. Tan solo la Cultura puede liberarnos a través de la emoción, la reflexión y la belleza del monocorde mundo en que nos desenvolvemos. Vivir nuevas vidas por medio de lo verdaderamente culto se nos hace imprescindible para que todo esto tenga sentido.  Recuerdo, hace años, a un indigente que pedía en la puerta de la Iglesia de Santa María la Blanca (antes de la restauración) que siempre tenía un libro en las manos. Cuando se metía en la lectura seguro que su penosa situación personal pasaba a un segunda plano. Volaba con la libertad de los pájaros y esta libertad se la debía al inmenso placer de la lectura.

lunes, 22 de abril de 2013

En busca de la ilusión pérdida




“La crisis se produce cuando
lo viejo no acaba de morir
y cuando lo nuevo no acaba
de nacer” (Bertolt Brecht)

Decía Honoré de Balzac: “En las grandes crisis el corazón se rompe o se cura”. Parece ser que no existe término medio en estas serias cuestiones existenciales. Si algo le da legitimidad a la existencia humana es la incesante búsqueda de la felicidad. Esta se nutre de momentos fugaces pero que sin ellos todo carecería de sentido. En una pasión juvenil, un amor de madurez, un cariño compartido o en las complicidades del afecto más sincero estarán escritas las mejores páginas de nuestra vida. Nuestro posicionamiento religioso-político-cultural-social, la andadura profesional y/o familiar y nuestra necesaria cuota de bondad, decencia y solidaridad son muecas que determinarán nuestro currículo personal. Pero al final la felicidad viene y se marcha montada en el carro del cariño más sincero. Queremos para que nos quieran y nos quieren para que queramos. El amor ilumina al mundo y el desamor lo oscurece. Vivimos malos tiempos para el sosiego y en nuestro círculo afectivo más intimo vemos proyectos personales o familiares truncados por la Crisis. Jóvenes sin futuro; padres de familia sin presente y personas mayores sin pasado. Estamos ante un robo generacional que ha instalado la desilusión en la sociedad española. Todo ha sido adulterado por la rapiña y la codicia de unos pocos impresentables que han contado previamente con nuestra aprobación (ya no vale decir que hemos sido ajenos a esta macro-operación de desmontaje de derechos sociales y laborales). Pero no debemos caer nunca en la desesperanza y tenemos que agruparnos para salir reforzados del infortunio. Corren malos tiempos para casi todo y estará siempre en nuestras manos cambiar el rumbo de las cosas. Un día trataron de convencernos que ya no existían las diferencias en las clases sociales y en un ejercicio de supina candidez los creímos. Es la ilusión la que verdaderamente mueve al mundo. En un cruce de miradas furtivas estará siempre la verdad de los amores soñados. Amar en tiempos revueltos se hace hoy día una necesidad perentoria. Romeo buscándose “las habichuelas” en Alemania y Julieta repartiendo currículos a diestro y siniestro.  Los semáforos de la vida española están permanentemente anclados en el rojo y el verde ni está ni se le espera. Buscar la ilusión en los ojos de un nieto se me antoja hoy el culmen de –mi- la felicidad.  No rendirse ante la adversidad es fundamental cuando nos llegan los días tormentosos. Buscar la ilusión pérdida para que esto que se llama vida cobre de nuevo su verdadero significado. ¡A por ellos que son pocos y andan distraídos recontando sus –nuestras- ganancias!

domingo, 21 de abril de 2013

Por el Amor de Dios




“La única batalla que
un hombre de bien
no puede permitir perderse
es la que libra contra
su propia conciencia”

El Centro de nuestra Ciudad está literalmente lleno de personas pidiéndonos por caridad alguna monedilla suelta. No hay capilla o iglesia que no tenga su indigente de “guardia”. La Basílica del Señor, San Lorenzo, la Capillita de San José, Santa Rosalía, San Nicolás o inclusive la Librería San Pablo en la calle Sierpes tienen a su indigente de “plantilla”.  Son sitios que frecuento casi a diario y uno llega a familiarizarse con estas personas. En la puerta de la “Casa del Hijo de Dios” hay una señora rumana que acude a pedir todos los días en bicicleta. Tiene en el interior del Templo un cartel apoyado en una silla de tijeras que nos explica su penosa situación familiar. En el pórtico de San Lorenzo pide una muchacha rumana muy joven y con unas carencias dentales que son un claro exponente de cómo la ha tratado la vida.  En la de Santa Rosalía se pone a pedir un barbudo señor mayor que se me representa una replica de don Ramón María del Valle-Inclán.  En la puerta trasera de San Nicolás de Bari (la única que siempre está abierta) se pone a pedir Cristóbal, persona oriunda del bonito pueblo gaditano de Olvera. Este educado buen hombre siempre está escuchando la radio y si alguien quiere estar bien informado de la realidad que nos oprime no tiene más que preguntarle. En la puerta de la Librería San Pablo pide una rumana con una falda coloreada y con lentejuelas que le llega hasta los tobillos.   Tiene siempre un pañuelo en la cabeza y está más tiempo sentada que la Virgen de los Reyes.  Quien pide -¿o pedía?- en la Capillita de San José se merece un “Toma de Horas” para él solo.  Un proyecto de artista flamenco caído muy joven en las garras del infortunio.  Nunca me gustó abrir puertas que sus propietarios quieren que permanezcan cerradas.  Cada uno es dueño de su vida y la conveniencia de exponerla a los demás siempre será cosa suya.  Estas personas que he citado tienen un denominador común: su esmerada educación. Nunca abordan a nadie ni sacan a relucir sus penalidades.  Por encima de nacionalidades o procedencias tienen algo que los corporativiza: son los restos del naufragio.  No se –ni me importa- el destino último que darán a las monedillas que les damos.  Piden, como pasó siempre, en las puertas de las iglesias.  Lo hacen por “el Amor de Dios” y que nadie dude que nosotros, al darle alguna monedilla, recibimos más de lo que damos. Es la pobreza más extrema fruto de las circunstancias sociales o personales de cada ser humano.  La Crisis (¿cuándo desaparecerá esta maldita palabra de nuestras vidas?) ha propiciado que muchas personas bajen el último peldaño de la escalera que conduce a la pobreza más extrema.  Seamos solidarios con ellos y no nos escudemos en el manido discurso de que piden para drogas y alcohol.  En su dura existencia son personas subidas en el tren del infortunio.  Tienen nombres como nosotros y a veces un afectuoso saludo les hace comprender que no todo está perdido.   Piden, como hicieron siempre, por el “Amor de Dios” y a Él no podemos ni debemos fallarle.

viernes, 19 de abril de 2013

Los agoreros




“La tristeza del alma puede matarte
mucho más rápido que una bacteria”
- John E. Steinbeck –
-           
Existe un espécimen humano por el que reconozco sentir una verdadera antipatía: el agorero.  Para entendernos, también podemos llamarlos como: los fatalistas.  Agorero y fatalista son dos ramas de un mismo árbol. Son aquellos que nos sitúan en las puertas del pesimismo militante.  Ser conocedor de la realidad que nos rodea siempre llevará implícito una cierta dosis de pesimismo.  Pero otra cosa bien distinta es desparramar ese pesimismo entre nuestro círculo más íntimo para provocar una cierta pandemia de desazón existencial.  Si en presencia de un fatalista alguien comenta que ha montado un pequeño negocio estando seguro de salir adelante, el agorero le replicará que no se haga ilusiones y que más pronto que tarde tendrá que cerrarlo. Si comentas el buen día que hace de inmediato te dirá que: “de acuerdo, pero he leído en Internet que pasado mañana lloverá”. Si coincides con él en un bar y tu equipo acaba de marcar un gol verás como te dice que seguramente el contrario empatará antes del final.  Se encuentran cómodos desperdigando dosis de pesimismo a diestro y siniestro y todo, absolutamente todo, siempre será manifiestamente empeorable. Su propia naturaleza los convierte en seres perversos y retorcidos y mantenerlos alejados es vital para nuestro equilibrio sentimental.  Puede que en ellos tome forma aquello que nos repetían continuamente nuestras madres y abuelas: “Niño, cuídate de las malas compañías”. Te lo encuentras en plena Cuaresma y al conocer tus preferencias cofrades te suelta sin anestesia: “Pues he leído “no se donde” que el Martes Santo va a llover”. ¡Tiene cojones la cosa! Tener una clara percepción de la realidad, padeciendo o conociendo en primera persona los estragos de la Crisis, no puede instalarnos en la nube de la bonanza. Tampoco, evidentemente, caer de bruces en el polo contrario. Pero debemos aplicar a rajatabla el no desfallecer y terminar aterrizando en manos del pesimismo. Estamos vivos y ese será siempre un motivo para la esperanza.  La situación socio-económica de las clases más desfavorecidas es patética, pero no podemos renunciar a nuestro necesario plus de ilusiones compartidas.  Apoyándonos unos a otros, y otros a uno, es como únicamente saldremos de este atolladero en el que nos han metido esta “caterva” de usureros y corruptos.  Siempre, eso si, bajo la bandera del optimismo.  Repasemos mentalmente que tipo de vida llevaron nuestros padres y abuelos y ahí encontraremos la fuente donde saciar nuestra sed de justicia y optimismo. Es normal que un día padezcas un “bajón” y al siguiente te sientas medianamente feliz.  Forma parte del ejercicio de vivir donde templanza y destemplanza caminan siempre cogidas de la mano.  

miércoles, 17 de abril de 2013

Envueltos por la cadencia





Mientras los duendes se transforman en estrellas
Farruco baila en la cara oculta de la luna;
canta “Camarón” al compás de Siguiriya
y la guitarra en su funda anhela la mano de Paco.

La noche se hizo alta en alta mar,
los navegantes de los sueños comentaron:
“Toda la noche oímos pasar pájaros”.

Nos parece que fue ayer
y ya es hoy para siempre;
tiempo perdido entre las manos
resbaladizo como el agua de la lluvia.

Los decadentes buscan la cadencia
los solitarios la soledad sonora;
los poemas deambulan sin cabeza
saltando entre las ramas del olivo.

Walt Whitman estrena cuadernillo.
Mientras se atusa su blanca barba
escribe: ¿quién eres tú?,
¿y  de que has sido culpable en secreto
toda tu vida?    

Para confundir a los dioses paganos
Dios escribe con renglones torcidos;
mientras, el diablo acecha agazapado
la flaqueza del hombre en su andadura.

Los hambrientos rezan el “Padrenuestro”
observando pesarosos las cestas vacías.
Y una vez que te dije: “Péinate Juana”
me tiraste los peines por la ventana.

La noche se hizo alta en alta mar,
los navegantes de los sueños comentaron:
“Toda la noche oímos pasar pájaros”

(de “Las siete revueltas” -2011)

martes, 16 de abril de 2013

Gitanos de Badajoz


Llegaron desde tierras extremeñas a la Feria de Sevilla. Eran gitanos de verde luna tratantes de ganado y gente de almas nobles enredadas en los laberintos del Flamenco. Capaces de pintarle rayas a un mulo y vendérselo a los “castellanos” como si fuera una cebra. Como cada año el Prado sevillano los veía llegar elegantes y enjundiosos, siempre apoyados en sus bastones con sus finos portes aristocráticos y encasquetados en sombreros negros como el azabache. Botos de media caña y cañas (de manzanilla) de voto y medio. Bohemios de cuerpos y almas portando mulas de arreo y jacas tordas de rienda fácil y galope garboso. Lo cantaba magistralmente “Porrinas de Badajoz”: “Vengo de mi Extremadura / de ponerle a mi caballo / de plata las herraduras”. Llegaban, pernoctaban, comerciaban, se divertían y se iban camino de Badajoz por la Ruta de la Plata. Buscaban su Extremadura natal cantando entre dientes sus Jaleos extremeños: “Allá arribita en el cerro / hay un caldero de sopa / que se lo está comiendo un perro”. Llevaban a las gitanas extremeñas los “jurdeles” para sus faltriqueras y ellos traían el alma llena de sevillanía. Gitanos de pura cepa uniendo amorosamente Badajoz y Sevilla con el lazo del Flamenco. Tiempo pasado y testimoniado en viejas fotos y hermosos grabados. Feria de ganado donde los hombres cerraban sus tratos con un simple apretón de manos.  Sevilla como el epicentro de la gitanería entregada sin remisión en los brazos del buen Cante flamenco. Recuerdos de una época perdida en la nebulosa de los tiempos y ennoblecida por una Ciudad siempre más proclive a su pasado que a su presente. Esta Ciudad a la par que ha sumado nuevos habitantes ha acumulado una mayor dosis de soledad de soledades. Se fueron para no volver los gitanos extremeños a su “Plaza Alta” de Badajoz y aquí nos quedamos descompuestos y sin Feria…de ganado. Daría un dedo de mi mano (el que más falta me hiciera) por haber podido ser participe activo de aquella época. Tendré que conformarme con vivir una Ciudad llena de figurones y envuelta en lo insustancial. Gitanos extremeños cuyos espíritus vagarán eternamente por el Prado de San Sebastián sevillano.