lunes, 11 de febrero de 2013

La Democracia secuestrada




“No es cierto que el poder corrompe,

 sino que hay políticos que corrompen el poder”

- Bernard Shaw –

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Para saber a que atenernos veamos que nos dice la RAE sobre el concepto Democracia: 1. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno. 2. Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado.  Si repasamos mentalmente estos términos definitorios y los aplicamos a la rigurosa actualidad de nuestro sufrido país, observamos que aquí existen cosas que no cuadran. Bien es verdad (¡faltaría más!) que cada cuatro años elegimos libremente con nuestro voto quien nos va a gobernar en nuestra Nación; nuestra Comunidad Autónoma y, evidentemente, en nuestro Ayuntamiento.  Partimos de unas claves fundamentales que se dan cita en las campañas electorales: se nos pide nuestro voto, al amparo de un programa Electoral, con la firme promesa de que cosas se harán y cuales dejarán de hacerse. Como quiera que estas promesas son flagrantemente incumplidas ya podemos afirmar que nuestra base democrática (la capacidad de votar y elegir) se sustenta en una gran mentira. Por tanto, aquí ya podemos rebatir la primera designación de Democracia que nos da la RAE: el pueblo es verdad que interviene en la composición del Gobierno pero está indefenso a como, posteriormente, el Gobierno intervenga contra él. Cuando en la segunda designación de la RAE se dice: “Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado”, entramos literalmente en una fase de “descojono” galopante.  Cuando un Gobierno toma medidas que el pueblo considera injustas y arbitrarias, ¿que posibilidades existen de incidir en las mismas? Se puede manifestar masiva y pacíficamente o recoger cientos de miles de firmas que el Gobierno no se dará nunca por aludido.  Nos dirán, a que dudarlo, que han sido elegidos “democráticamente” y no tienen la permanente obligación de prestar atención a las reivindicaciones ciudadanas (nunca nos dirán, eso si, que se han basado en la mentira y el engaño para conseguir el Poder).  Vamos a llamar a las cosas por su nombre: una Democracia o es participativa en el fondo (el día a día) y en la forma (las votaciones) o no es Democracia. Será un simulacro donde los oportunistas y corruptos se encuentras sumamente cómodos y el pueblo fuera de lugar.  Nunca, desde la Transición hasta ahora, la ciudadanía había mostrado tal grado de desafección hacia la clase política en su conjunto y, lo que es más grave, hacia las instituciones democráticas (Monarquía incluida).  Urge (estando seguro que no se hará) un riguroso y profundo proceso regenerativo democrático. No podemos entrar ni en florituras dialécticas ni en exabruptos desaforados sino en decir clara y civilizadamente lo que pensamos y sentimos.  Nunca se nombró más en política el concepto “pueblo” y nunca fue más ninguneado e ignorado.  Son ya muchas las voces y plumas –bastante más autorizadas que la mía- que hace tiempo vienen demandando una profunda regeneración de la vida democrática española. Los políticos españoles viven de espaldas a las apremiantes necesidades de la gente y se mueven, exclusivamente, por sus propios intereses o por los del Partido que los coloca y sostiene.  Son muchas las familias españolas condenadas a la pobreza más extrema que contemplan atónitas como la corrupción campa a sus anchas por nuestro país.  Ni todos los políticos son corruptos ni la corrupción es cosa de “cuatro aprovechaos”.  Si situáramos en un mapa de España una chincheta marrón en cada una de las ciudades o pueblos salpicados por algún caso de corrupción, nuestra Piel de Toro se nos mostraría como una inmensa mancha de mierda.  En la vida política de los pueblos solo se dan dos posibilidades de gobierno: Democracia o Dictadura. Siempre apostaremos por la primera, aunque nos vaya la vida en el empeño. Pero, no basta con votar tapándose la nariz con un alfiler de tender la ropa.  Tenemos que propiciar entre todos una Democracia participativa. No es de recibo que una adalid de los recortes pueda ganar cuatro sueldos mientras empobrece la vida de las personas más necesitadas.  No tenemos más existencia que la que Dios y la Madre Naturaleza nos ha dado y bien está que una parte de ella la empleemos en luchar contra tanto cuatrero como anda suelto. Han secuestrado la Democracia y el “Rescate” que nos piden por liberarla nunca debemos pagarlo. No podemos pagar por recuperar algo que es intrínsicamente nuestro: la Democracia.

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