viernes, 8 de febrero de 2013

Encuentros en la Tercera Fase




Tengo por costumbre escribir los “Toma de Horas” sin que se vean apresados por la incertidumbre de la inmediatez. Este Blog no se creó para ser notario de la actualidad sino para macerar las cosas con el lento paso de los días.  No debe por tanto resultar extraño que hoy, viernes 8 de febrero, lo dedique a mis vivencias del pasado 2 de enero. Lo dejé escrito el día antes de Reyes y permanecía archivado arropado por el sueño de los justos (de cada cinco “Toma de Horas” que escribo solo uno de ellos ve la luz).  El día 2, primer día del año (el día 1 de enero no deja de ser una prolongación resacosa del 31 de diciembre), me pasaron cosas dignas de mención. Ese día me mostraba exultante y feliz por haber superado sano y salvo el espíritu comercial de la Navidad.  Los cohetes y petardos nos dan una tregua para que los animales de compañía recuperen el sosiego y los animales sin compañía recuperamos la necesaria calma. Esta tregua sería nueva y definitivamente interrumpida la Noche de Reyes. Cuando llegue la Función Principal de la Novena del Señor de Pasión ya todo volvería a su justo y equilibrado cauce. Estaba en Pasarela visionando algunos CDs cuando recibo una llamada de Salva Gavira. Me desea de todo corazón un feliz y placentero 2013 y, de pasada, me comenta que en un reciente análisis le han detectado que tiene las transaminasas muy altas.  Me dice que tendrá que cuidarse un poco más. De  fondo escucho  la voz cantarina y vital de su hijo de pocos años. Seguro estoy que cuando este “Toma de Horas” vea la luz de Sevilla sus transaminasas estarán perfectamente equilibradas.  Nos quedan muchos años que decir cada 1 de Enero: “Padre nuestro que estás en San Lorenzo”.  Me tomo servida por mi amigo Agapito la primera copa de manzanilla del 2013 en “La Mina” y brindamos para que “llueva café en el campo”.  Lo mejor todavía estaba por llegar. Tomo el autobús en la Plaza Ponce León que me lleve de nuevo a la “Cueva” donde consumo días y momentos.  Vamos solamente tres personas y tan solo se incorporan un par de ellas más en todo el trayecto.  Voy de pie junto a una de las ventanillas y justo a mi lado va sentado un hombre con no pocos años sobre sus espaldas. Va cantando por lo bajini y me llama poderosamente la atención lo bien que canta.  Se está entonando acompasándose con los nudillos sobre el asiento. Canta una Soleá de los Alfareros que dice: “Los serenos de Trina / van diciendo por las calles / que duerma el que tenga sueño / que yo no despierto a nadie”.  Del tirón se acuerda de la Cádiz de Pericón y Manolo Vargas y canta aquello de: “Yo pegué un tiro al aire / cayó en la arena / confianza en el hombre / no hay quien lo tenga”.  Me permito osadamente romper el encantamiento valorando lo que canta y, lo más importante, como lo está cantando. Me dice que era un gran amigo de Antonio “El Arenero” y de Oliver y que la pasión de su vida ha sido, es y será el Cante.  Que su hijo lo toma “por loco” por llevarse todo el día cantando. Me comenta que ya ha cumplido los 85 años (muy bien conservados y administrados, añado yo). Se baja muy pronto sin darme tiempo a profundizar un poco más sobre sus inquietudes flamencas y su persona.  Demostrado queda, por activa y por pasiva, que el Flamenco más que una forma de vivir es una forma de sentir. Para su hijo posiblemente no sea más que un “viejo majareta” pero a mí me salvó y alegró el día. Balance del 2 de Enero del 2013: las transaminasas de Salva, la primera copa del año y un cante de Triana por lo bajini que te araña el alma.  El mundo al revés: en un Estudio discográfico hablamos de resultados analíticos y en un autobús de TUSSAM hablamos de Cante Flamenco. La guinda al pastel la pone mi hija cuando me dice que mis nietos están mejor de sus respectivos resfriados. Una porción de vida sevillana o “Encuentros en la Tercera Fase”.

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