martes, 26 de febrero de 2013

28 de Febrero o el cuento de nunca acabar



“Cuando los pueblos
 cambian la rebeldía por el conformismo
 están condenados a su triste destino”

Mañana es 28 de Febrero y nuestras autoridades andaluzas quieren que lo celebremos “oficialmente” como el “Día de Andalucía”.  Conmemoramos la misma fecha cuando, en 1980, nos dotamos de una Autonomía plena que a la postre conseguiría sacarnos de nuestro ancestral e inmisericorde subdesarrollo. Visto lo visto, y dado la que nos está cayendo, poco o nada tenemos que celebrar por esta castigada tierra nuestra. El desencanto ha sido progresivo durante estos fatídicos años y nuestros políticos han configurado que nuestro nivel de optimismo esté bajo mínimos: por sus EREs los conoceréis.  El Paro nos tiene cercado y las expectativas de futuro mangoneadas por estos “magos” del camelo. Andalucía hoy no es que no tenga pulso es que no tiene vida. Han conseguido que los optimistas dejen de serlo y que los pesimistas encuentren motivos para no perder su plus depresivo. Tenemos un señor Presidente, encantado de haberse conocido, que posiblemente sea el Presidente de la Junta pero no el de los andaluces. Los políticos de esta tierra, en su conjunto, no son ni malos ni buenos pero viven permanentemente instalados en la demagogia y el despropósito. La culpa de nuestros males siempre la tendrá el “otro Partido” y así nos luce el pelo.  En los primeros años de Autonomía las ventanas y balcones andaluces se llenaban por estas fechas de banderas blanca y verde. Han ido desapareciendo poco a poco paralelamente a nuestras ilusiones. Si queda alguna será posiblemente de algún bético irredento soñando tiempos mejores. Andalucía siempre tuvo al hambre como compañera de viaje y solo la superó soñando un mundo nuevo a través de sus grandes músicos y poetas.  Quieren nuestros políticos que no nos instalemos en el derrotismo cuando son ellos los que nos derrotan cada día. Mañana todos se situarán delante del antiguo Hospital de las Cinco Llagas y harán su simulacro anual de andalucismo de salón.  Mientras, nuestros jóvenes más talentosos se ven obligados a emigrar y nuestros ancianos empeñan sus bastones para ayudar a sus hijos y nietos. Darán “sus” medallas pero nunca nos darán nuestro trabajo. Mañana es 28 de Febrero del 2013. Así que andaluces levantaos y pedir tierra y libertad y, puestos a pedir, que también se vayan de una vez esta partida de impresentables que rigen nuestras vidas y destinos. Duele en el alma ser andaluz y nacer, crecer, envejecer y morir sin que nunca termine de amanecer del todo en los campos y mares andaluces. Es nuestro destino y, en honor a la verdad, nunca hemos tenido huevos para cambiarlo. Feliz Día a todos los que viven opíparamente a costa de Andalucía y, sobre todo, de los andaluces.

lunes, 25 de febrero de 2013

Empieza la cuenta atrás



Una copita de “Alfonso”
En la Taberna soñada;
Vivir lejos del responso
Y cerca de tu mirada.

Ahora si que podemos decir con rotundidad que empieza la cuenta atrás. Las cuentas de un rosario sentimental que determinarán que dentro de un mes la Ciudad volverá a renacer en su día más soñado y esperado: otro Domingo de Ramos. Ya todo pasará a un segundo plano –incluyendo el “Magno Vía-Crucis”- y volveremos todos a ser niños ilusionados soñando con el paraíso perdido. Esta Ciudad cobra su magnificencia en las gozosas esperas y se nos muere en la culminación del gozo. Las tradiciones se nutren del maná de la nobleza y siempre giran en un círculo mágico donde todo cobra sentido. La Ciudad estará lista, como siempre y desde siempre, para que el Hijo de Dios y su Bendita Madre salgan a nuestro encuentro. Posiblemente este año y como consecuencia de las calamidades que nos rodean todo cobre una especial relevancia. Estamos sumidos en la desesperanza con el convencimiento de que esto ya no lo arregla ni Dios. Vivamos pues esta Semana de Pasión y Gozo (contradicción que Sevilla explica como nadie) no como la última de nuestra vida, sino como la primera de un tiempo feliz que aún está por llegarnos. Cuando el Cristo del Amor revire hacia la calle Javier Lasso de la Vega el Domingo, el soñado Domingo, ya se nos irá muriendo con Él. En el aire notaremos aromas semana-santeros de Lunes Santo. Pero no nos precipitemos en aras de unos preámbulos que “gracias” a las televisiones locales ya duran todo el año.  Confío que ¡por fin! el tiempo (de nubes y precipitaciones) se nos muestre misericordioso y todas las Hermandades completen sus recorridos sin sobresaltos meteorológicos (ni de cualquier otra índole).  Son ya dos años sin pisar las calles de la Ciudad vestido con mi túnica de ruán pasionario y una tercera ausencia –a ciertas edades- sería un castigo excesivo.  Asumimos que nuestra Semana Mayor es única no por ser la mejor –que también- sino por redimirnos a los sevillanos ante nuestras propias miserias. Las ciudades no son solamente entes abstractos donde sus esplendores son fruto de su belleza arquitectónica-monumental y sus laberintos culturales-sentimentales. Son arterias vivas por donde discurren las tradiciones heredadas de nuestros mayores y donde, cada año, renacen cuando la fe, la tradición y la belleza se unen de manera armoniosa. No conozco a un solo sevillano –incluyendo los legítimamente descreídos- que no tengan en su interior su Semana Santa particular e intransferible. Es, a que negarlo, la llamada de la Ciudad que cada Primavera se reviste de luz y color para mostrarnos, sin fisuras, que todos cabemos bajo su manto. Contextualizar esos soñados días desde la Antropología, el Arte o la Historia es manifiestamente realizable; hacerlo desde la perspectiva sentimental es tarea harto compleja. Son los muertos –nuestros muertos- quienes nos reclaman al conjuro de la llamada de la sangre.  La Tradición no es colocar el dos detrás del uno: es asumir que el tres es la suma de los dos primeros.  Vivamos pues, con arreglo a la enseñanza de nuestros mayores, arropados solidarios entre nosotros y arropando a la Ciudad.

Sale a nuestro encuentro Jesús de Nazaret con su Bendita Madre para mostrarnos sin reservas que el tiempo, cuando lo atrapas la verdad, siempre será eterno. 

Ningún sevillano, vivo o muerto, faltó ni faltará nunca a esta cita de corazones palpitantes. Notamos la presencia de los ausentes y, con los ojos cerrados, extendemos nuestra mano para que nos paseen de nuevo por el paraíso soñado.  Un mes, tan solo un mes, y todo volverá a renacer de nuevo.  Hoy, sin más dilación, empieza la cuenta atrás.

domingo, 24 de febrero de 2013

La ignominia consentida





En no pocas ocasiones duele, y sobre todo avergüenza, pertenecer a esto que suelen llamar género humano. Vivimos continuamente sobresaltados por los abusos inmisericordes que nos rodean y golpean –o al menos debían- nuestra conciencia de personas decentes. No más de cien familias rigen y mandan sobre las vidas y los destinos de este planeta llamado Tierra.  Millones de personas están viviendo bajo el implacable yugo de la hambruna (incluyendo a habitantes de los países llamados “desarrollados” y por supuesto nuestra querida y maltratada España). Leí recientemente un artículo de Norman Foster, uno de los mejores arquitectos del mundo y constructor de la mayor obra existente en el planeta: el Aeropuerto de Pekín. Comentaba este genio de trazos y trazados urbanísticos unos datos absolutamente demoledores. A saber: de cada cuatro niños nacidos en África uno no alcanzará el primer año de vida y otro difícilmente sobrepasará los cinco.  Mil millones de personas no tienen una vivienda digna. 900 millones no tienen agua potable. Un 40% carece de redes de saneamientos (con las consiguientes y terribles secuelas epidémicas). Un 20% ni tiene ni ha conocido nunca la electricidad. Aportaba algunos datos más que no hacían más que constatar que este planeta no gira en torno al sol sino a la injusticia más perversa.  Nuestra condición humana se redime en las manos y la obra de seres como la Madre Teresa de Calcuta o Vicente Ferrer, verdaderos antitesis de la usura y la rapiña. Sentirnos felices cuando somos conocedores de tanta miseria humana se nos presenta como algo inmoral.  La pobreza es hija putativa de la riqueza y ambas se complementan en los Consejos de Administración de los multinacionales y en las colas de los Comedores Sociales. Nadie que milite bajo la bandera de la decencia puede permanecer impasible ante este cúmulo de despropósitos terrenales. No es verdad que un grano de arena no hace playa; esta la configura millones de granos expuestos a los avatares del tiempo.  Nunca resulta más desconsoladora una ignominia que cuando la cubre la patina del consentimiento.  Todo no puede reducirse a dejar cincuentas céntimos en los cepillos de los iglesias para calmar nuestra conciencia.  Mucho menos en exhibir un izquierdismo de salón o un humanismo cristiano de andar por casa. Hace tiempo, mucho tiempo, que las campanas de la torre están llamando a rebato y fingimos no oírlas.  Dada nuestra efímera condición de seres humanos todo cuanto nos rodea nos afecta.  Nos han programado para que seamos monigotes de feria dando todo se reduzca a producir y consumir (desgraciadamente cada vez menos).  Un día ya no estaremos y será demasiado tarde para afirmar con Pablo Neruda: “Confieso que he vivido”.

viernes, 22 de febrero de 2013

Soñaron con besar la luna



Soñaron con una casa campestre con las paredes de carne-membrillo de Puente Genil y las puertas de tocino de cielo. Con ventanas y balcones donde se pudieran plantar geranios y buganvillas en macetas de cristal blanco. Con azoteas llenas de cordeles de hilos de oro donde las ropas recibirían bailando por Bulerías al sol de la mañana.  Con corrales traseros donde las gallinas pondrían huevos de zurcir medias de cristal y los conejos estarían exentos de alambradas metálicas. Con un pozo lleno de vino mosto de Umbrete y con su brocal cubierto de jazmines.  Soñaron con una calle sin nombre ni casas numeradas donde nadie le resultaba extraño a nadie. Soñaron con una Barrio donde la noche cada amanecer abrazaba cariñosa a la mañana. Soñaron con una Ciudad donde el norte no existía y todos sus confines limitaban al sur. Donde los viejos contaban cada noche un nuevo capítulo de la “Historia interminable” y donde, los niños, soñaban con que tuviera un final feliz. Soñaron con atrapar los besos perdidos para la “Ley del Deseo” entre las comisuras de los labios. Soñaron con reorientar a la paloma de Alberti hacia el paraíso sureño del Puerto. Soñaron con ayudarlo a Él a postrar su madero en el suelo y enseñarle las puertas del recinto amurallado.  Soñaron con un poema sin más medida que el aleteo de las mariposas por los jardines antiguos cernudianos. Soñaron con que siempre les mandara el más sabio y honrado de la tribu. Soñaron con barcos surcando los mares de los sueños.  Con una fértil tierra poblada de niños-hombres y de hombres-niños.  Soñaron con madres eternas donde quedaba terminantemente prohibida la orfandad. Soñaron con un Dios justo que le daba a cada uno lo suyo.  Soñaron con que el eco de la montaña fundiera canto y cante. Soñaron con la derrota de la pena y el noble triunfo del gozo. Soñaron con las mujeres que algunas veces decían si y con los hombres que algunas veces decían no.  Soñaron con puertas siempre abiertas y con postigos siempre cerrados. Soñaron con madrugadas eternas de flamencos de Cante grande y ganancia pequeña. Con ateos portando cruces de guía y creyentes portando estandartes paganos. Soñaron con la multiplicación infinita de panes y peces para saciar la inmisericorde hambruna de siglos. Soñaron con campanas roncas de llamar a gloria. Un día, un triste día, cuando se fueron a dormir soñaron con besar la luna y… ¡se despertaron llorando!

miércoles, 20 de febrero de 2013

Las treguas de Dios



Era el penúltimo jueves del primer mes del año 2013.  Un día como otro cualquiera salvo por la gozosa circunstancia de ir a ver a mis nietos. Tomé el tren de cercanías en la Estación de Santa Justa definitivamente huérfana de los ejecutivos de antaño (ya lo han ejecutado todo).  Muy poca gente en el interior del tren a pesar de ser una hora propicia para ello. La tarde se nos mostraba plomiza y sorprendentemente templada. A través de la ventana se divisaba un cielo gris ceniza con pequeñas aberturas de un color tímidamente celeste. Es de esos atardeceres donde las nubes más que flotar parece como si Dios las hubiera cosido con pequeños pespuntes. Las ramas de los árboles demostraban palpablemente que la ventolera ni estaba ni parecía esperársele esa tarde. No se movía ni una hoja. Empezaban a aparecer las primeras sombras y algunas casa a lo lejos tenían ya las luces encendidas. El tren caminaba parsimonioso como queriendo apurar un poco más su tiempo entre estaciones.  Junto a mi dormitaba un hombre de unos cuarenta años de los que llegan de trabajar como si vinieran de la guerra. A sus pies descansaba una nevera portátil testigo fiel de su trabajo y portadora en la ida de sus justas viandas. En su ropa de trabajo no faltaba ninguna mancha procedente de sus quehaceres cotidianos. Las manos callosas y recias hacían presagiar años de durísimo esfuerzo. Era, a que dudarlo, un albañil utrerano procedente del Reino de Sevilla y con destino a la tierra de Fernanda y Bernarda.  Frente a mi, una muchacha que seguro no había aún traspasado la frontera de los veinte y cinco años de edad, leía ensimismada un libro: “El invierno del mundo” de Ken Follet.  Frente a ella iba sentada una hermosa cincuentona con claros indicios de no haber perdonado una sola comida en toda su vida. Portaba en su mano derecha un gran sobre con radiografías y miraba absorta y pensativa por la ventanilla del tren. Quiera Dios que no fuera portadora de malas noticias.  A través de mis auriculares me llegaba la música con la melodiosa voz de Michael Bublé.  Noté en mi interior una extraña y dulce sensación de bienestar. Parecía como si la magia se hubiera apoderado de aquel habitáculo andante. Los momentos de felicidad nos llegan de improviso en momentos puntuales y casi siempre de manera sorprendente. Son las treguas que nos da Dios para que el alma se serene. Fragmentos existenciales donde nos gustaría que el tiempo se parase. Dice un amigo mío que la felicidad nos llega cuando Dios anda entretenido recortándose su larga barba blanca y se distrae de pedirnos cuentas.  Paréntesis existenciales en teoría anodinos y que posibilitan que el espíritu se apodere de nosotros. Pero, como lo bueno si breve dos veces bueno, una voz nos anuncia que la próxima Estación es Dos Hermanas y ahí se termina de romper el encantamiento.  El tiempo de ralentí se eclipsó.  La joven lectora cerró su libro y yo me desprendí de mis auriculares. Ambos nos bajamos en la tierra de Juan Talega.  Los demás siguieron su ruta hacia sus destinos y quehaceres.  Son treguas, las treguas, que Dios pone a nuestro alcance para que el desosiego no termine por amargarnos la existencia. Tenemos miedo de lo que la vida nos deparará y buscamos la felicidad en un todo de manera compulsiva.  Es ella, la felicidad, la que elige los momentos para atraparnos y dejarnos atrapar es nuestro noble cometido. 

Dios nos da treguas para que orillemos la blasfemia como hacen las olas con todo aquello que le sobra a los mares.  Saberlas aprovechar intensamente forma parte ineludible del duro y hermoso ejercicio de vivir. Las treguas, son las treguas del Dios Padre.

lunes, 18 de febrero de 2013

La sopa de la ira



“Una sociedad justa es aquella en la que para ser decente no hay que ser heroico”
-  José Antonio Marina -

Son muchos los españoles –andaluces y sevillanos ni les cuento- que están traspasando la frontera que lleva de la escasez a la miseria.  Personas hace muy pocos años estructurada socialmente y hoy guardando cola para entrar en algún comedor social.  Son las victimas más propiciatorias de un sistema político y social perverso en su configuración y maquiavélicos en sus fines.  Se ha configurado un entramado financiero donde los poderes son más fácticos que en cualquier otra época conocida.  El actual capitalismo en su fase neoliberal se ha derrumbado victima de sus propias contradicciones y fruto de la codicia y la usura de sus más firmes baluartes. El sistema está podrido por una corrupción galopante y un afán privatizador de lo público apabullante. Consiguiendo, gracias a las “garantías constitucionales”, que los corruptos se vayan de rositas y con los “botines” intactos.  Cuando crearon la Ley previamente ya habían creado la Trampa. Han sometido a las clases más desfavorecidas a un empobrecimiento tan brutal como despiadado.  Para que nadie se llame a engaño: estos despropósitos en la gestión pública son aplicables por igual a nuestros dos grandes Partidos, PSOE y PP.  Los durísimos “Recortes” aplicados a los países más pobres de Europa vienen determinados por las “instrucciones” de la poseedora de la llave de la “Caja”: Deustschland con doña Ángela al frente de la nave teutona.  ¿Por tanto que importancia tiene que votemos a nuestros políticos si luego son meros servidores del gigante alemán?  ¿No sería mejor que votásemos en Alemania como lo que somos: sus súbditos?  ¿En verdad creemos que nuestros políticos cobran de las arcas públicas para defender nuestros intereses?  Ni don Mariano, y mucho menos don Alfredo, tienen la suficiente fuerza y carisma para defender nuestro país (ni fuera ni dentro de nuestras fronteras).  Estamos abocados al fracaso colectivo a menos de que nos percatemos que esto solo lo podemos arreglar nosotros.  Toda la política de grandes “Recortes” tiene como prioridad el sanear un sistema (el neoliberal) que nos ha llevado a la ruina. Nos sacrificamos para que “renazca” de nuevo quien nos ha sacrificado a todos nosotros. ¡De locos!  Nos están engañando diariamente con sus falsos “cantos de sirena” mientras vemos como decrecen nuestras exiguas ganancias y aumentan considerablemente las suyas.  Los jóvenes en paro con una buena formación asumen que solo tendrán futuro fuera de España.  8 de cada 10 parados de larga duración y mayores de 50 años de edad saben que sus posibilidades de encontrar trabajo son nulas.  ¿Derrotismo?  ¿Pesimismo?  Sinceramente dense una vuelta por las colas de los comedores sociales o en los repartos de alimentos en Caritas o Cruz Roja y verán como “está el patio”.  Como única salida solo nos queda intentar, con todas las armas cívicas y sociales a nuestro alcance, un cambio drástico en la maltrecha Democracia española.  Toca sin más demora limpiar el “corral político español” de tanta porquería. Cuando políticos ideológicamente tan dispares como Esperanza Aguirre o Cayo Lara abogan por una urgente regeneración democrática algo grave esta pasando. Nadie escucha ni lee a los intelectuales de verdad.  Los Medios de Comunicación responden a criterios empresariales arropando a la ideología más proclive a sus intereses.  Los políticos se han profesionalizado utilizando el nombre del pueblo en vano.  La justicia es más legal que justa.  Todos nos dicen que seamos pacientes con nuestra hambre que el maná terminará por llegarnos. Nos están engañando como bellacos y todavía tenemos tendencia a creerlos.  Lo dejó escrito Bertolt Brecht: “Las revoluciones se producen cuando colocan a los pueblos en callejones sin salida”.  No quieren enterarse de lo que pasa y un día puede que ya sea demasiado tarde.  Son ya muchas las personas que se ven obligadas a meter la cuchara en la sopa de la ira.   Ellos no tienen arreglo pero: ¿y nosotros?

domingo, 17 de febrero de 2013

Sobra dinero y falta vergüenza



Con mis novelas lo que hago es quitar las tiritas
para que se vea la cicatriz de la sociedad: la realidad”
- Toni Morrison -

Muchas veces en los sitios más inesperados nos encontramos con personas desconocidas que, con muy pocas palabras, nos dan las claves inequívocas de lo que nos está pasando. Leí el domingo día trece de enero una misiva en la sección de “Cartas al Director” del Diario “El País” que firmaba Enrique Igoa Mateos de Madrid y que ponía las cosas en sus justos términos. Decía este señor lo siguiente:

“Según este Gobierno los recortes en Sanidad y Educación, el cierre de líneas punteras de investigación o el exilio de nuestros mejores jóvenes es debido a la falta de dinero. Mienten descaradamente.  Claro que lo hay, pero es un dinero incómodo de obtener. Porque a ver cómo dice el Gobierno a su partido (y al de la oposición) que hay que cerrar los chiringuitos provinciales (diputaciones) o cómo le explica a los diputados que se van a pagar hotel, viajes y comida, como cualquier funcionario, y que van a currar 35 años y no siete para obtener la jubilación como todo hijo de vecino. O cómo obliga a los directivos de las cajas a que devuelvan los sueldos millonarios tras su desastrosa gestión de cajas que ahora están en la ruina. O cómo invita a los inversores de las sicav a cotizar un 35% y no el insultante 1% actual. Pero parece claro que este presidente (igual que el anterior) prefiere apretar cada vez más al 98% de españoles que ponerse a mal con el 2% de la casta de políticos y banqueros”.

Poco o nada que añadir. En esta carta está dicho casi todo y las cosas bien definidas mejor ni tocarlas. Existe dinero de sobra en un país donde lo que verdad falta es sentido de la decencia. Como diría mi abuelo Félix: “Sobra dinero y falta vergüenza”.

Negro luto en la Torre de Arena



Por la edición digital del “Diario de Sevilla” nos desayunamos hoy con el fallecimiento de doña María Felisa Martínez López “Marifé de Triana”.  Tenía 76 años de edad y ha fallecido en la Costa del Sol (Benalmadena) donde residía desde hace unos años. Llevaba ya tiempo luchando estoicamente contra una cruel enfermedad.  Esta artista, tan singular como irrepetible, empezó a trabajar con tan solo once años de edad recibiendo merecidamente en el 2011 la “Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo”.  Era una de las grandes, muy grandes, de la Copla y posiblemente quien mayor carga dramática supo imprimir a cada tema encima de un escenario. “La Emperaora”, “La Loba”, “Tres puñales”, “María de la O” o “Torre de Arena” (entre otras muchas) como coplas inolvidables y para siempre cosidas a las paredes del alma del pueblo.  Esta artista inconmensurable era además una ciudadana ejemplar y una andaluza universal.  Una Señora fuera y dentro de los escenarios.  Discreta, artista (sin ningún atisbo de vanidad), educada, solidaria, bondadosa, amigo de sus amigos y portadora en su arte de los cimientos que hicieron única e inmortal a la tierra andaluza. Con el fallecimiento de Marifé se nos va cerrando un círculo mágico de artistas irrepetibles que enriquecieron hasta límites insospechados nuestro patrimonio cultural-sentimental.  Son eternas por estar enclaustradas en la memoria sentimental de la gente.  Coplas susurradas y coreadas en talleres de modistillas o en lavados comunales de patios de corrales de vecinos.  La radio de galena como nexo de unión entre artista y pueblo. Testimonios imperecederos de una época donde los grandes artistas, como Marifé, consiguieron que se orillara el hambre y las penurias.  Gloria eterna a Marifé de Triana junto con nuestro reconocimiento y eterno agradecimiento. Mi madre la adoraba y yo adoro cuanto adoraba mi madre.  La arena de su Torre se desparrama por el Altozano para secar las sentidas lágrimas de los trianeros.  Sevilla llora su muerte y asume la orfandad de las perdidas irreparables.  Son muchas, quizás demasiadas, como para que no nos pese este saco de orfandad que portamos sobre nuestras espaldas. 

sábado, 16 de febrero de 2013

Poema de Antonio Fernández Montes


Un Vía-Crucis Cofrade”

Ya Sevilla en su Cuaresma
Su Pasión va deshojando,
En Vía-Crucis de amor
Con el fervor de sus Pasos.

Sus Imágenes Benditas
Abren surcos del alma alto,
Y a hombros de sus hermanos
Costaleros de arte Sacro;
Con sus Divinas presencias
Entre rezos y entre llantos.

En el Huerto los Olivos
Jesús al cielo mirando,
Y el “Rosario” de su Madre
Que detrás viene rezando;
De su amada Monte-Sión
Al sublime itinerario.

Con gloriosa “Redención”
Del Barrio de Santiago,
Fue Jesús preso y vendido
Por un Judas traicionado;
En el “Rocío Divino”
De una Madre en su letargo.

Y Jesús ante Caifás
Fue prendido y fue llevado,
Y una Madre en su “Salud”
Consuelo de San Gonzalo;
Hace vibrar corazones
Detrás de su hijo amado.

Después del malvado “Anás”
Es Cautivo y humillado,
Pero un Carmen Doloroso
Con rezos lo ha consolado,
Y el amor de Omnium  Sanctorum
A sus plantas se ha postrado.

Del Huerto “Getsemaní”
“Cautivo” y amordazado,
Te llevan Jesús Divino
Ante un Sanedrín malvado;
Y tu amada “Torreblanca”
A su Templo te ha llevado.

En tu ventanita Santa
San Esteban te ha colmado,
De rezos y de oraciones
Para tu llanto sagrado;
Y en una peña de lirios
Tus hermanos te han sacado.



¡Mi Jesús de la Salud…
Nazareno bronceado!
Señor de la Madrugada
Redentor de los pecados;
Gitano en el Vía-Crucis
Desde el Valle consagrado.

Que ilumine “El Salvador”
Un firmamento estrellado,
Y a Jesús de la Pasión
Su rostro sea iluminado
Con luz divina en el cielo
Y con ángeles alados.

Y en la Plaza San Lorenzo
Sevilla se ha arrodillado,
A “Jesús del Gran Poder”
De sus fieles rodeado;
En silencio impresionante
Y en un suspirar callado.

Sentado va con “Sus Penas”
Jesús mira al Cielo orando,
Y una estrella “Dolorosa”
Sigue sus pasos llorando;
Ante el llanto de Triana
Sevilla lo está esperando.

Entre “Dimas y entre Gestas”
Cristo en “Conversión” hablando,
Y al buen ladrón que suplica
Ya lo escucha perdonando;
Y una Madre en “Monserrat”
Sus dolores va ocultando.

Siete Palabras Divinas
Cristo en la Cruz pronunciando,
Y un trino de golondrinas
Del cielo viene bajando;
Entre las Santas Mujeres
Y entre los Varones Santos.

Y Cristo en su “Expiración”
Perenne siempre en su Barrio,
“El Cachorro de Triana”
En el Gólgota Expirando
Un llanto de Vía-Crucis
Y un grandioso “Relicario”.

El Santo Entierro de Cristo
Trae su Mortaja de blanco,
Y en Sevilla ya se espera
Que el Vía-Crucis sea un canto;
¡Cuaresmal de la Pasión
….de esta Semana de encanto!






            
 Nota imprescindible: Este Poema es original de Antonio Fernández Montes.
Lo escribió una tarde invernal del pasado mes de Noviembre. Le dio forma
desde su exilio en el Barrio de los Pajaritos. Solo y lejos de la Judería de sus
amores. Me lo mandó por Correos con la sola intención de compartirlo conmigo.
Lo comparto con vosotros para que vuele libre por Sevilla las aladas mariposas
de la Poesía del “Último Filipino de Noches del Baratillo”
- Juan Luis Franco -