lunes, 7 de enero de 2013

El tic-tac de las horas


En Sevilla, como no podía ser de otra forma, el telón del nuevo Año se sube cuando comienza el Quinario del Señor de Sevilla. Después y de manera sincronizada comienza la Novena del Señor de Pasión. En Ellos, y en Nuestra Señora de la Candelaria, duermen y anidan placenteros mis sentimientos sevillanos más firmes y arraigados. Los Reyes Magos ya han pasado (con la esperanza de que ni un solo niño los haya visto pasar de largo) y las recientes “Fiestas Navideñas” forman parte ineludible de nuestra memoria sentimental. Las Navidades son contradictorias por su propia naturaleza: tristes por su inevitable carga de melancolía y alegres por renacer de nuevo a la Esperanza. Luego, los avatares personales de cada uno determinará quien ganó la batalla. Desgraciadamente, lo comercial carece de sentimiento y este es valor predominante en las Navidades contemporáneas. Hoy, cuando el calendario marca un 7 de Enero del Año del Señor del 2013, empieza –empezamos- de verdad una nueva aventura por la supervivencia en esta selva a la que llamamos Sociedad. Que duda cabe que van a ser tiempos muy difíciles y donde no podemos sustraernos de participar activamente en la soluciones de nuestros problemas. Hace frío, mucho frío, en la calle y los cristales de mi ventana se vuelven turbios con el vaho que las acaricia. Desde hora muy temprana la Ciudad se despereza para volver a salir al encuentro de ella misma. La “santa rutina” que decía González Ruano. Frank Sinatra canta desde el ordenador “Summer Wind” y la mañana se llena de optimismo. Quien canta –o escucha cantar- su mal espanta. Los manteles con trineos y estrellitas duermen placidamente en los cajones de los armarios. Belenes y árboles navideños serán desmontados y guardados en cajas hasta la llegada de un nuevo Adviento. Otras cajas, la de los Grandes Almacenes, verán hoy desfilar una cohorte de descontentos prestos a devolver la ilusión en forma de regalos. Los contenedores acumulan enormes cantidades de cajas vacías y las botellas, ya sin sus líquidos elementos, reposan en fila india huérfanas de brindis y parabienes. Los cohetes y petardos, mermados afortunadamente por la Crisis, dejaron su huella de hollín negro sobre el castigado asfalto. Lo dejó escrito meridianamente claro don Antonio Machado: “Todo pasa y todo queda / pero lo nuestro es pasar / pasar haciendo caminos / caminos sobre la mar”. Un Villancico inmortal atado a las paredes del alma nos lo recuerda cada año: “La Nochebuena se viene / la Nochebuena se va / y nosotros nos iremos / y no volveremos más”. Sevilla pone de nuevo en marcha su Reloj sentimental que, amorosamente, nos hará contar las horas que nos llevarán al esplendor que termina por darle sentido a Ella y, sobre todo, a nosotros. Alguien voló sobre el nido de la espadaña de San Roque para confirmarnos de manera rotunda que, en Sevilla, siempre habrá motivos para la Esperanza. Un Tic-tac, tic-tac……repetitivo y monocorde donde las amapolas del Aljarafe terminarán por encandilarse y los pulsos a acelerarse. Las monjas de clausura rezarán el Ave María con las ventanas de los conventos abiertas a la luz. Los ciegos por las esquinas sevillanas ensartarán las divinas agujas para que en los talleres de bordar el oro forme arabescos sobre los mantos. En la Ciudad de la luz no existe peor ciego que el que no quiere ver. Todo eso llegará y quiera el de San Lorenzo que aún estemos por aquí para disfrutarlo y contarlo. Mientras, no queda otra que dormir arrullado por el dulce soniquete del Tic-tac, tic-tac, tic-tac…….. Arranca el Año y con él siempre, invariablemente siempre arrancamos nosotros.

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