domingo, 9 de diciembre de 2012

Que solo tiene Sevilla


Sevilla tiene su alma asentada por San Lorenzo y su corazón anclado en el barrio de Triana. Su memoria duerme dentro de las murallas del Alcázar y su rostro toma divina forma por la Macarena. ¿Es lineal, dual o poliédrica? ¿Qué la hace distinta a las demás ciudades del mundo? Los sevillanos, eso si, nunca utilizaron un término medio para desarrollar sus afectos hacia la Ciudad: o se la quiere desmesuradamente o se la ignora de manera supina. Imaginar a escritores de la talla de los Hermanos Machado, Aleixandre, Cernuda, Chaves Nogales, Montesinos, Romero Murube o Laffón sin la influencia –mala o buena- de Sevilla sería tarea tan vana como imposible. "Sevilla tiene una cosa / que solo tiene Sevilla”. Los años han terminado por confirmarme que la complejidad, más que en la Ciudad, está en el comportamiento de sus ciudadanos. Recuerdo que tras la dimisión de don Adolfo Arenas, Presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, escuchamos o leímos cosas verdaderamente sorprendentes. Desde que su dimisión era un hecho histórico (¿), hasta que la misma estaba en todos los “corrillos” de la Ciudad (¿). ¿Realmente qué importancia tiene –o tuvo- para Sevilla el que dimitiera este bondadoso y educado señor? ¿Tuvo incidencia en la carrera presidencial de Mister Obama? ¿Bajó su inmisericorde látigo doña Ángela Merkel? Por esta tierra todo queda siempre enmarcado en el pertinaz “figuroneo” que persigue a la Ciudad desde tiempo inmemorial. Ser “alguien” en Sevilla se nos configura como la meta soñada por todos. Las Hermandades representan una posibilidad única de sentirse importante en la Ciudad. Aquí, lo anecdótico lo elevamos a los altares de lo trascendencia y lo trascendente lo obviamos contextualizado en un “pasotismo” ancestral. " Sevilla tiene una cosa / que solo tiene Sevilla”. La Ciudad es contradictoria por su propia naturaleza histórica. Se resiste a morir del todo a pesar de los desmanes que se han cometido contra su Patrimonio. Se destruyen cosas intemporales y se construyen cosas atemporales. Se eternizan las “Listas de espera” en la Sanidad mientras se deja morir lentamente el Hospital “Vigil de Quiñones”. Gastamos enormes cantidades de dinero en la construcción de mamotretos seudo-modernistas (vulgo “Setas de la Encarnación) mientras dejamos morir, por falta de medios, lo mejor de nuestro Patrimonio cultural-sentimental (vulgo Iglesia de Santa Catalina). Sevilla oscila entre un pasado glorioso y un futuro incierto donde el presente, contradictoriamente, parece ser lo menos importante. Hoy su zona monumental es una paellera al aire libre regada por litros y litros de sangría. Insisto una vez más: la Ciudad alcanza su esplendor soñándola desde la distancia. El día a día, por dolorosas cuestiones, se nos hace en infinidad de ocasiones verdaderamente insoportable. " Sevilla tiene una cosa / que solo tiene Sevilla".

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