lunes, 26 de noviembre de 2012

Ningún día es como cualquier otro



Hoy estamos a 26 de Noviembre del Año del Señor del 2012. Los acontecimientos históricos delimitan que cualquier día del año tenga unos antecedentes eternos e intemporales. Ningún día es como cualquier otro. Tal día como hoy en 1504 falleció la Reina Isabel la Católica, y el mismo día de 1912 nació el dramaturgo Eugène Ionesco. En 1897 Cuba y Puerto Rico consiguieron la autonomía y en 1942 se estrena la mítica película “Casablanca”. En 1997 se crea en España el “Consejo Económico y Social de Andalucía” (cuyos resultados, evidentemente, se quedaron a años luz de sus objetivos: menos trabajo igual a más paro) y en el 2003 el avión supersónico “Concorde” realiza su último vuelo. En 1991, Michael Jackson, lanza al mercado su álbum “Dangerous” y en 1838 se promulga en Madrid la “Ley de Instrucción Primaria” (nuestra última etapa democrática ya lleva ¡siete! planes educativos). Acontecimientos que confirman históricamente que el 26 de Noviembre, como cualquier día del año, no es un día cualquiera. Los seres humanos, afortunadamente, nos movemos –o debíamos movernos- en nuestro calendario afectivo a golpes de sentimientos. Fechas marcadas a sangre y fuego en las paredes del alma debían tener relación con lo estrictamente sentimental. El día que te nacieron tus hijos y/o nietos. Cuando la orfandad te cubrió con su velo negro. Cuando te licenciaste del Servicio Militar retornando a la añorada vida civil. Cuando desde la atalaya de niños trabajadores precoces viste a tu hija licenciarte en la Universidad. Mi calendario sentimental se apoya en tres fechas fundamentales: un 13 de Mayo cuando, por Tangos, nació mi primera hija; un 21 de Octubre cuando, por Siguiriya, mi madre subió a los cielos azules de Sevilla y, un 31 de Enero cuando, por Bulerías, al nacer mí primer nieto supe paladear el verdadero sabor de la felicidad. Salva Gavira y un servidor creamos este Blog para dar testimonio del paso de los días –pasados, presentes y futuros- en una Ciudad tan amada como ninguneada. Lo llamamos “Toma de Horas” en concordancia con una sección del programa semana-santero que Salva Gavira dirigía magistralmente en Radio Giralda. A estas alturas, y con la época tan convulsa que nos ha tocado vivir, no sabríamos concretar si nosotros le tomamos las horas a la Ciudad o si, por el contrario, es Ella quien nos la toma a nosotros. Aquí ni se reconducen comportamientos ni, pretenciosamente, intentamos ser conciencia cívica de nada ni de nadie. Para algunos aquí se dicen –escriben- cosas de cierto interés, mientras que para otros resultarán irrelevantes. Posiblemente, todos tengan parte de razón. Al final puede que sea verdad que las personas, como los días, nunca son iguales.

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