martes, 18 de septiembre de 2012

Los Recortes del Gran Capitán



“La Crisis ha acentuado el conflicto entre el interés particular de la clase política española y el interés general de España” - César Molinas -

Nuestro actual “Gran Capitán” es don Mariano Rajoy (al anterior mejor dejarlo en la reserva y ni nombrarlo siquiera). Si algo ha caracterizado su “gestión” de todavía pocos meses ha sido una brutal política de recortes. Todo, eso si, dice que lo hace en aras de poder programarnos un futuro menos sombrío que el desesperante presente. Ha propiciado que lo más desfavorecidos lo sean cada día un poco más y que los poderosos de este país duerman más tranquilos. Es como si te dijeran: “Te vamos a matar de hambre pero tranquilo que cuando resucites tendrás la nevera llena”. Si de verdad hubiera intención de hacer una racional “Política de recortes”, para la mayoría de los ciudadanos el orden de intervención ofrecería muy pocas dudas. A saber: 1) Sobre los políticos (en la actualidad por encima de los 450.000 en España. El doble que en Alemania). 2) Sobre Asesores y Personal de confianza nombrados a dedo (existen en la actualidad 1 por cada 50 políticos en activo). 3) Sobre los funcionarios (distinguiendo las plazas conseguidas legítimamente vía oposiciones de aquellas tramitadas “políticamente” a través del “enchufismo”). 4) Sobre la población en general (comenzando y priorizando, eso si, por los que más tienen). Elemental querido Rajoy pero de difícil aplicación, ¿verdad usted? Los apartado 1 y 2, imprescindibles de “tocar” en una auténtica política de recortes, son sagrados e intocables. Ítem más: ¿Qué nos aportan las Diputaciones, Senado y los Canales de televisiones autonómicos¿ ¿Podríamos subsistir sin ellos? ¿En las circunstancias actuales podemos permitirnos 17 Gobiernos autonómicos (con duplicidad de funciones) paralelos al Gobierno de la Nación? Evidentemente por manejar estos criterios te tacharán de demagogo y centralista, sobre todo por aquellos que han vivido espléndidamente bajo el amparo y cobijo de las Autonomías. Un estudio riguroso de la rentabilidad –y los altos costos- de muchos cargos públicos en Andalucía nos ofrecería un panorama desolador. Aquí se han vaciado las arcas del Estado en provecho propio, y ahora le dicen a nuestros mayores que deben pagar parte de sus medicamentos. Hemos asistido impasibles al despilfarro que existía a nuestro alrededor y hoy estamos pagando severamente las consecuencias. Educación, Sanidad, Trabajo y todas las Prestaciones Sociales han sido gravemente adulteradas en aras de salvaguardar el sacrosanto futuro. Sería peligroso e injusto deslegitimar a la clase política en su conjunto, pero tampoco es de recibo decir que las corruptelas y abusos han sido propiciados por “cuatro sinvergüenzas aprovechaos”. La cosa es más compleja y cada día les va resultando más difícil a los políticos engañar al “personal”. Han vivido opíparamente y ahora solo encuentran como única salida culparse unos a otros. La Democracia, tan necesaria como el aire que exigimos trece veces por minuto, debe volver a nuestras manos y no estar secuestrada por estos “falsos demócratas” que rigen nuestras vidas y destinos. Hace tiempo que se escucha en el horizonte la trompeta llamándonos a una rebelión ciudadana y pacifica. Es mucho lo que nos jugamos como para hacerle oídos sordos a su toque de siglos de ignominia andaluza. Ya toca remangarse. ¿O todavía es pronto?

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