domingo, 29 de julio de 2012

Cerramos por vacaciones



Nos vamos de vacaciones y cerramos el “chiringuito” durante los días agosteños. Intentaremos, si eso fuera posible, desconectar de los acelerones que nos está dando esta “plebe” que mandan en nuestras maltrechas vidas y paupérrimas haciendas. Busquemos estos días, en la medida de nuestras posibilidades, recuperar un pequeño espacio en lo que verdaderamente importa: el oasis de los cariños compartidos. Lo mismo da que sea en la playa, el campo, la piscina, la casa o el Parque de María Luisa. Meditemos sobre lo que nos está pasando desde la reflexión compartida y nunca desde el tiránico reino del agobio individual. Posiblemente, no estaría de más que recordemos las “batallitas” del abuelo cuando nos contaba lo duro que resultaba levantarse cada día, sin saber si podría darle de comer a sus hijos. O cuando la abuela nos relataba que, de mocita en el pueblo, iba con un cántaro en la cabeza a buscar el agua de una fuente que estaba a más de un kilómetro de distancia. Si afortunadamente viven todavía, vayamos sin demora allí donde pasan sus últimos días y, preguntémosles como salieron sanos y salvos del duro atolladero de la posguerra. Puede que nos enseñen que la “Sociedad del bienestar” no debía consistir tan solo en tener la cartera llena de tarjetas de créditos. Poco más que añadir. Sed felices, que no tenemos –que se sepa- más que una posibilidad de vida terrenal y perderla en lamentaciones es tirarla por la borda. Nosotros, los “relojeros” de los Toma de Horas, volveremos a tomarle –a al menos intentarlo- el pulso a la Ciudad el próximo día 3 de septiembre. Siempre, eso si, contando con la aprobación del de “la zancada larga” que habita en San Lorenzo; de Aquel “que se mira el pie” en el Salvador y, de la que trasmina menta, gladiolo y canela desde la Judería sevillana. Nos vemos cuando Sevilla sepa a nuevos libros de textos; “coñazos” de relatos viajeros y lápices de colores sin estrenar. Volveremos a retomar las quejas allí donde las dejamos transitoriamente. Nadie debe –ni puede- mantenerse impasible y al margen de lo que nos está pasando. Feliz Agosto y una abrazo para todos/as. Nos vemos en septiembre.

viernes, 27 de julio de 2012

Hoy por ti y mañana por mí


Posiblemente Sevilla tenga defectos y virtudes que, a pesar de entender que son exclusivos de ella, puedan ser extrapolables a las demás ciudades españolas y/o mundiales. Con el paso de los años he llegado a algunas conclusiones sin considerar, no obstante, que las mismas hayan alcanzado el rango de definitivas. Creo sinceramente que nuestra Ciudad es corporativista en las formas pero pocas veces en el fondo. Se busca un elemento común y nos aglutinamos en torno al mismo. Un Barrio; una Hermandad; un Equipo de Fútbol; un Partido o Sindicato; una actividad profesional y/o empresarial y, en definitiva, todo aquello que nos aglutine social, profesional, ideológica o corporativamente. Lo importante es que funcione el “hoy por ti y mañana por mí”. La solidaridad cuando es honesta y sincera nace del fondo más bondadoso de los seres humanos. El corporativismo es, prioritariamente, una inversión que hacemos con los demás para cubrirnos nuestras espaldas. Recuerdo en el pasado junio un “caso” que ciertamente dejó perpleja a la ciudadanía española. Don Carlos Dívar, a la sazón Presidente del Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), había gastado unos cuantos miles de euros en hoteles y cenas en la Costa del Sol. Se le acusaba de haber dilapidado dinero público en el desarrollo de su vida privada. Él argumentaba que sus desplazamientos eran por motivos profesionales (¿tan difícil le resultaba demostrarlo?) y no privados. Pudimos asistir, en toda su plenitud, a la puesta en escena de la ceremonia del corporativismo. Después, cuando el asunto quemaba, lo dejaron solo “a los pies de los caballos” (poner la mano en el fuego por alguien tiene un pase, pero ya quemarse por –con- los demás es otra cosa). En Sevilla el corporativismo es falaz por su propia naturaleza. En esta Ciudad el necesario equilibrio que dimana del sentido común ni está ni se le espera. Atamos dogmatismo y nihilismo con la misma cuerda. Te dicen: “Sabes que cuentas conmigo para lo que sea” y ese “lo que sea” tendrá fecha de caducidad según el devenir de los acontecimientos. Luego vendrá toda una catarata de –falsas- valoraciones para justificar lo injustificable. Alguna gente quiere, a costa de lo que sea, adquirir la categoría de personaje en una Ciudad saturada de personajillos. Ellos, acompañados por sus eventuales “padrinos de guardia”, se postulan para toda clase de honores e insisten en mantenerse en el añejo y obsoleto mundo de los figurones, cuando aquí siempre terminan mandando los pragmáticos. Mi inveterada costumbre de no entrar en polémicas estériles no ha hecho más que acrecentarse con el paso de los años y, por ello, omitiré algunas situaciones desarrolladas en la Ciudad bajo el filtro del corporativismo. Todo, eso si, al sevillano modo. ¿Quién recuerda hoy aquel Pregón –absorbido por el tiempo- que si no se pronunciaba quedaría inconcluso el “Círculo mágico de la Ciudad”? Esta Sevilla de nuestros amores y desvelos puede con todo y con todos. Aquí nacieron Bécquer, Velázquez, Turina, Murillo, Antonio Ruiz Soler, Domínguez Ortiz, Cernuda, Manuel Serrapí, Machado, Aleixandre…y todos, gracias a Dios, se mantuvieron al margen del corporativismo. Los genios se nutren de lo exteriormente interesante para, en un ejercicio de introspección, dejarnos individualmente el testimonio de su eterno e imperecedero legado. Lo dicho: “Hoy por ti y mañana por mí…..y después ya veremos el rumbo que toman las cosas”.

miércoles, 25 de julio de 2012

La Herencia envenenada



“Llevaba una ciudad dentro.
Y la perdió sin combate.
Y le perdieron”
- Rafael Alberti -

Dos palabras configuran el universo lingüístico-dialéctico de la España “juancarlista” en los últimos meses: Crisis y Herencia recibida. Lo curioso es que ambas son complementarias en el fondo y en la forma. La Crisis es la consecuencia de la Herencia recibida tras una gestión política-financiera basada en la especulación, la corrupción y el despilfarro. La Herencia recibida nace de una nefasta gestión anterior donde nadie, aunque sea parcialmente, quiere asumir sus responsabilidades. Funciona, una vez más, un dicho tan español como: “A mí que me registren”. Por tanto ambos conceptos van cogidos de la mano –la nuestra- camino del precipicio. Como quiera que nosotros no somos periodistas de la sección de Economía del “Washington Post”, sino más bien de la de cotilleo de “La Voz de la Alfalfa”, bajemos el balón al suelo y comentemos lo que nos coge más cercano. La Herencia recibida en la Casa Grande para, a la postre, gestionar a la Ciudad es absolutamente demoledora. Los anteriores “gestores”, a través de un gasto incontrolado, irracional y despilfarrador, han propiciado que las posibles inversiones en la Ciudad queden paralizadas en los próximos años. “Por sus “Setas” los conoceréis”. No han dejado ni para lejía para las limpiadoras. La Herencia política para quien hoy -entiendo que de manera muy digna y eficaz- está al frente de la Oposición es cualquier cosa menos placentera. Don Juan Espadas (nunca mejor dicho) tiene que lidiar una corrida donde otros le han impuesto los toros y la cuadrilla. Don Juan Ignacio Zoido se ha convertido en un activo muy importante del PP a nivel andaluz y, con grandes posibilidades de sustituir al amortizado señor Arenas. A pesar de haber transcurrido un año de gestión municipal, el balance es anodino y con escasa valoración ciudadana. Pero, eso si, todavía se percibe en la gente un cierto atisbo de esperanza “zoidista”. Lo que no es de recibo es que la Herencia recibida sea una permanente y recurrida excusa para paliar las propias carencias. Sevilla ya no puede permanecer más tiempo sumida en el Paro y la desesperanza. No nos sirve un Alcalde a tiempo parcial, ni tampoco un candidato a serlo –hoy encabezando la Oposición municipal- tapando de continuo las vergüenzas de su Partido (la gestión del “desaparecido en combate”). Los necesitamos a los dos trabajando por la Ciudad con los pocos recursos que se dispone. Cada medida capaces de concensuar será, a no dudarlo, beneficiosa para Sevilla. La teoría de “La navaja de Ockham” determina que: “Cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja”. Por cierto, esta teoría no la crearon los de la “Prima de riesgo” sino un fraile franciscano inglés llamado Guillermo de Ockham y nacido en 1280. A partir del próximo septiembre sabremos, con el paso de los días, si el PP gana un dirigente andaluz y nosotros perdemos a un posible buen Alcalde y, si don Juan Espadas termina de una vez de desenvainarla. El SOS sevillano ya lleva tiempo grabado en la frente del “Giraldillo”.

martes, 24 de julio de 2012

SOS para la Cultura


El próximo día 1 de septiembre muchas actividades culturales pasarán de pagar el actual 8% de IVA al 21%. ¡13 puntos de aumento! Desde todos los frentes culturales se argumenta una consideración generalizada: “Estamos ante el “tiro de gracia” para una Cultura ya de por si agonizante”. Decían, hace ya muchos años, trabajadores inmigrantes en EE UU: “La Cultura no es el pan, pero son las rosas. Queremos el pan, pero también las rosas”. Imaginarse el ejercicio de vivir sin la lectura de un buen libro; una buena película; una obra de teatro; un recital; una exposición o una buena grabación musical es mucho imaginar. El recorte –los recortes- para la castigada Cultura española empezó bajo el mandato de don José Luis Rodríguez Zapatero. Se cortaron drásticamente una serie de subvenciones en vez de controlar donde iba a parar una suculenta parte de las mismas. El “amiguismo” y las “trincaeras políticas”” formaban parte del mundo de las “ayudas culturales” (¡si las Ferias de algunos pueblos hablaran!). Si no se subvencionan partidas para eventos culturales, y además se les grava con más impuestos, la Cultura desaparecerá de nuestras vidas. Aparte de los artistas son muchos los trabajadores que viven de los eventos culturales. Va para tres años que realicé mi última producción discográfica (dada mi jubilación ha sido la definitiva) y doy fe, a lo largo de estos años, que son muchas las personas que consiguen darle forma y salida comercial a los “discos”. La Cultura es Arte pero también a la vez son Industria y Comercio. Son muchos los puestos de trabajo que genera y que, inevitablemente, van a perderse. España es un país sin suerte: Don Mariano Rajoy ha resultado ser un Zapatero de derechas. Por su pusilanimidad los conoceréis. Se ha vuelto a demostrar lo que nos decían nuestros abuelos: “España es un país muy rico con un pueblo muy pobre”. Los creadores y trabajadores de la Cultura están desolados. Poco o nada (aparte de protestar civilizada y airadamente) pueden hacer para cambiar este estado de tropelías. Tenemos ¡463.000! políticos (el doble que los alemanes). Unas Diputaciones sin continente ni contenidos (verdaderos “Cementerios de elefantes”). Un Senado obsoleto e inútil a todas luces. 17 Comunidades Autónomas que se configuran como 17 Gobiernos paralelos al de la Nación. ¿Se trata de acabar con el Estado de las Autonomías? Para nada: se trata de racionalizar unos recursos que no posibiliten que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Alemania, a la que estamos nombrando continuamente, cobra un 7% de IVA en sus actividades culturales. España, con la subida prevista, se configura como el país de la zona euro con mayor porcentaje de gravamen, vía impuestos, sobre la Cultura. Según todos los analistas el “Rescate integral” de España, por parte de la UE, se vislumbra en un horizonte muy cercano. Será, a no dudarlo, motivo de nuevos y radicales recortes. La clase política (con el añadido, no lo olvidemos, de la sindical) se quedarán al margen de los mismos. Vamos dando tumbos en manos de unos impresentables que no saben más que atacar la economía de los más desfavorecidos. La Cultura siempre les importó un “huevo”. Salir en la foto en la entrega de galardones, y asistir en primera fila a grandes conciertos, configuraban la “parte política” de su universo cultural. Si dejamos morir la Cultura estaremos matando nuestra capacidad de soñar. Lo dijeron hace unas décadas unos trabajadores allá por EE UU: “La Cultura no es el pan, pero son las rosas”.

lunes, 23 de julio de 2012

Pendientes de un hilo


Marcial Lafuente Estefanía llena de Colt 45 y duelos al sol las horas muertas de los cuarteles. Corín Tellado hace soñar a las muchachas en flor en los talleres de costura. Luis Del Sol nos regala su último dribling antes de marcharse a los Madriles. El “Negro del Puerto” canta por Toná y lloran los olorosos en sus barricas de robles. El Vaporcito del Puerto cruza la Bahía y las mojarritas bailan por Alegrías. Los taberneros de Triana se atan los mandiles y consiguen ensamblar orejas y tizas. Un anciano descorre la persiana de su habitación en la Residencia y le da gracias a Dios por contemplar un nuevo amanecer. La puerta del Alcázar sevillano se abre para recibir a su primer turista mañanero. El Capitán de la Centuria Macarena repasa la lista con los turnos de guardia en el Senado romano mientras, con su familia, desayuna “calentitos” en “Casa Manolo”. Untan con “Tulipán” el “Palo de la cucaña” y cambian la banderita de la punta por un mollete de Antequera. Sostenemos como podemos el hilo del que pendemos para que no se nos termine de romper. Los “pájaros” políticos de falso diseño “cantan” en los despachos de los jueces. Los jueces, a su vez, “cantan” desafinando en los despachos de los políticos. Tele…consigue que se celebre un debate sin que la gente se grite y se insulte soezmente. Los empleados de Parques y Jardines celebran un partido de water-polo en la “Isleta de los patos” en el Parque de María Luisa. El yerno del Rey ingresa como monje-administrador en el Convento de los Franciscanos de Mallorca. En Kenia, los elefantes, en su “Asamblea anual de la sabana africana”, deciden mayoritariamente hacerse republicanos. Francia consigue, ¡por fin!, ganar algo en alguna actividad deportiva. Seguimos sosteniendo como podemos el hilo de nuestras vidas. Para tenerlo ocupado, nombran a Zoido Presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías. Trasladan la “Setas de la Encarnación” a el “Bosque Encantado” de San Martín de Valdeiglesias. Los científicos confirman que en Marte no hay agua y en la Tierra cada vez menos. Para evitar los sobresaltos de la lluvia trasladan el Domingo de Ramos al segundo domingo del mes de septiembre. Ensartamos el hilo que nos sostiene en las agujas del reloj del tiempo. Doña María Dolores “Herencia recibida” nos riñe por no obedecer las ordenes que nos dan. Los indios cambian sus reservas por las de lo vinos con “Denominación de Origen”. En los bares de Sevilla se pide “sushi”para tapear mientras, en los de Kioto, piden “huevo a la flamenca”. Ya no sabemos muy bien si vamos o venimos, si fuimos o somos. Tiramos del hilo y, al final, el poemario flamenco nos aclara su mejor utilización: “Se amarra el pelo, se amarra el pelo, con una hebra de hilo negro”.

domingo, 22 de julio de 2012

Esperando a Godot


El verano avanza imparable dejándonos su huella de luz y vida. La época estival se nos configura hermosa por su propia configuración: la desinhibición de cuerpos y almas. Hacemos y programamos cosas impensables en cualquier otra época del año. El verano es libertad por lo que fuimos; por lo que somos y, nunca por lo que seremos. Es inmediatez y cada día tiene una lectura diferente al anterior y, sobre todo, al que nos llegará mañana. Sumas años e inevitablemente también vas sumando sentidas ausencias. Personas de tu entorno afectivo, o aquellas que con su arte y sabiduría te ayudaron a crecer y madurar, van llenando el saco de orfandad que soportamos sobre nuestra espalda. En los últimos días del pasado junio se nos fue Juan Luis Galiardo, un actor inconmensurable y al que justamente se le llamaba el “Vittorio Gassman” español. Versátil, tremendamente humano y profundamente filosófico, se nos presentaba este actorazo nacido para la vida y el arte en el pueblo gaditano de San Roque. Por esas mismas fechas también nos dijo adiós Estela Raval (la de los Cinco Latinos). Una voz prodigiosa llena de melismas y capaz de conmover a las piedras de las Ruinas de Itálica. Sus canciones se configuran como la banda sonora de unos veranos hoy “archivados” en la inmisericorde “carpeta” del tiempo. El verano es largo, excesivamente largo, y hoy para algunos (entre los que me encuentro) un tiempo sin más fertilidad que el paso y la huella de lo vivido. Instalarse en la nostalgia puede ser mala cosa; renunciar a soñar con los paraísos perdidos se nos antoja casi imposible. Los veranos donde mejor toman su sentido y naturaleza es en la niñez y, fundamentalmente, en la juventud. Cuando te diagnostican que, por tu edad, ya formas parte de las “personas de riesgo” (no confundir con la Prima de ídem), tu principal preocupación, en época estival, es que un “golpe de calor” no te mande donde reposa su sueño eterno Joselito. No nos engañemos, el verano es donde de manera prioritaria mandan los cuerpos sobre las almas. Que algunos y algunas quieran detener el paso del tiempo a base de gimnasios, afeites y/o operaciones de cirugía estética es tan humano como estéril. Bien está buscar la belleza intemporal en cualquiera de las variantes que la “industria” te ofrece. Prepararse en las cercanías del verano para disimular la barriguita cervecera, o esos kilillos de más cogidos abriendo más de la cuenta el frigorífico, forman parte del noble y humano ejercicio de superación. Sentirse bien por dentro y por fuera, sin tener como inútil referencia a George Clooney o Angelina Jolie, forma parte inexcusable de la necesaria estética de la vida y las cosas. Siempre bajo el sacrosanto manto de la salud. No tengo ya claro si, a estas alturas de la vida, nosotros esperamos al verano o si es él quien nos espera a nosotros. Ves por las calles a las muchachas en flor con todo su deslumbrante esplendor y, desde tu atalaya de complaciente abuelo, añoras la época en que podías disputarles a otros -siempre en buena lid- el roce de sus manos y el maravilloso roneo de las miradas furtivas. Godot nos viene en verano ya tan solo para aconsejarnos que nos resguardemos del sol en las horas más tórridas y que, de manera obligatoria, nos bebamos dos litros de agua diaria. Que estemos ligeritos de ropa y cargados, eso si, con el equipaje de los veranos soñados de nuestra juventud.

sábado, 21 de julio de 2012

Ángel Vela Nieto


Mi amistad con Ángel Vela se remonta a 1991. Ambos formábamos parte de la “Comisión Organizadora de los Actos del Centenario de Manuel Vallejo”. Su hablar pausado; su saber estar; su talento y su manera de prestar oído a las cosas interesantes llamaron poderosamente mi atención. Hablar bien de los amigos es casi una obligación moral. Cuando te sobran argumentos para ello se convierte en un noble ejercicio intelectual. Después, compartimos la amistad del recordado y llorado Antonio Valverde, Presidente de la desaparecida “Peña el Manantial” del Barrio de los Carteros. Su vida y su obra están íntimamente ligadas a Triana. Sus libros, preferentemente, giran en torno a los aconteceres histórico del arrabal. Sin ellos nunca podríamos entender la grandeza, la enorme grandeza, de una Triana siempre ninguneada por los políticos de turno. Reconozco, sin ambages, que descubrí a Triana a través de los escritos de Manolo Macías y Ángel Vela (impagable la recordada sección “La Cruz de San Jacinto” en “El Correo de Andalucía”). Este grandullón, de andar parsimonioso y torero, forma parte por derecho propio de una serie de escritores que se me antojan fundamentales para conocer la importancia histórica del arrabal: Francisco de Ariño, Justino Matute, Manuel Macías….Siempre le agradecí la paciencia y la benevolencia que mostró en aras de conservar nuestra amistad. Recientemente han salido al mercado dos volúmenes que ha escrito sobre “La Velá”. Absolutamente imprescindible su lectura para conocer los orígenes y el desarrollo de tan singular fiesta trianera. El primer volumen cubre el periodo que va desde su origen en 1280 (¡ahí es nada!) hasta 1948. El segundo presentado hace unos días cubre desde 1949 hasta el año 2000. Todo un ejercicio de erudición puesto al servicio de las almas sensibles y con inquietudes. Triana no es una “República Independiente” de nada ni de nadie. Tampoco, evidentemente, es una Barrio más de Sevilla. Triana es Triana y punto. Sus singulares peculiaridades la hacen ser universal y el conocimiento de las mismas la engrandece a Ella; a Sevilla; a Andalucía; a España y al mundo mundial. Todas las artes (el Flamenco ya ni les cuento) encontraron allí una manera caudalosamente hermosa a la hora de expresarse. Ángel Vela lleva muchos años “peleando” civilizadamente con políticos de todo cuño y condición para que Triana sea reconocida en su pasado; mejorada en su presente y preservada en su futuro. Comienza una nueva Velá y Triana, un año más, se redime redimiéndonos a nosotros. Es hora de rendir pleitesía no al amigo de sentires compartidos, más bien al escritor erudito y al ciudadano ejemplar que responde al nombre de: Ángel Vela Nieto.

viernes, 20 de julio de 2012

Muerte de un Músico de la Calle


Acabo de ver por la 1 una más que excelente película de aventuras a la vieja y noble usanza: “El Temible burlón”. ¡Que maravilla de acción y talento! ¡Que de recuerdos de los Cines de Verano de mi niñez! Enciendo el ordenador, antes de acostarme en la sauna, por si tengo noticias de mi hija y mis nietos que están por esas playas de Dios. Tengo un correo de mi amigo del alma, Salva Gavira, y me comunica una nueva perdida flamenca. Se nos ha muerto a los sevillanos un muchacho de Cala (Huelva) que se llamaba Fernando, y cantaba fandangos en la puerta del antiguo “Café Madrid”. Manejaba toda la amplia gama de fandangos choqueros. Desde Valverde a Calañas. De Almonaster al Alosno. De “Maria la Conejilla” a “Pérez de Guzmán”. Hacia además algo que en el Flamenco es sumamente complicado: acompañarse él solo a la guitarra mientras cantaba. Decía unas letras preñadas de sentimiento (algunas creo que eran suyas). En la funda de su guitarra tenía unos cds caseros puestos a la venta por un módico precio. En algunas ocasiones me paré a charlar con él, pero por timidez (o por lo que fuera) no era muy dado al diálogo. En una ocasión le planteé a Pepe Torrano (Ingeniero de Sonido de Alta Frecuencia), el intentar hacer una grabación con una serie de músicos callejeros del Centro de la Ciudad (todos de unas cualidades musicales más que contrastadas). Dada su sensibilidad y talento me dijo que la idea le parecía muy buena y que se ponía enteramente a mi disposición. Luego, por una serie de circunstancias, tuve que dejar el proyecto durmiendo el sueño de las cosas que pudieron ser y nunca fueron ni serán. Este muchacho empezó a cantar en la calle Tetuán. Después ya se asentó en la calle Sierpes. Primero antes de llegar a la confluencia con Sagasta y ya definitivamente en la puerta del “Café Madrid”. Cantaba con la cabeza gacha y con una descarga emocional que hacia presagiar una más que difícil existencia. Son personas que adquieren la categoría de personajes urbanos y que nos regalan su Arte a cambio de unas pocas monedillas. Una vez me dijo que le convenía más cantar en la calle que ir llamando de puerta en puerta. Unas veces lo hacía por las calles de Huelva y otras por las de Sevilla (creo que últimamente se decidió por quedarse para siempre entre nosotros). Siento una especial predilección por los músicos callejeros. Difícilmente paso ante ellos sin darles alguna moneda y una sonrisa. Nos piden muy poco para lo mucho que nos dan. Este muchacho nacido en Cala y de nombre Fernando quiera Dios que descanse en el Cielo, pero que no deje de cantar donde quiera que se encuentre. La Música, en cualquiera de sus variantes y situaciones, alegra nuestras fatigadas almas y nos redime ante tanto bandolero suelto. Descansa en paz Fernando y cántale cuando llegues un Fandango del Alosno al Maestro Paco Toronjo.

El sastre de Panamá


Cumples años y llegas a la –sabia- conclusión que ya no serán muchos los pendientes de cumplir como para perderlos en nimiedades. Has intentado a lo largo de tu vida ir configurando tu personalidad para ir enjaretando un traje a tu medida. Los demás se han cargado el invento. Unos, desde el afecto, te lo han confeccionado amplio para que te sientas cómodo dentro de él. Otros, que son aquellos con los que nunca compartirías un café, te lo diseñan muy estrecho para que al ponértelo te sientas incomodo. Vas madurando –o al menos intentándolo- en todos los sentidos y cada día sabes más lo que no eres que aquello que terminarás siendo. Has asumido desde hace muchos años que aquellos conocidos que no han traspasado el umbral de la amistad te llamen siempre “José Luis”. Han sido numerosas las ocasiones en que se han referido a ti denominándote, amablemente, “Crítico de Flamenco” y/o “Flamencólogo”. Me da pereza aclarar que nunca ejercí la crítica flamenca, ni que tampoco entré en el laborioso campo de la investigación (flamenca). Solo soy un buen aficionado y un estudioso del Flamenco. Asumiendo que al conocer intrínsicamente los vericuetos de una materia (que tienes como afición) la podrás disfrutar en toda su extensión. Mis conocimientos, eso sí, ha posibilitado que diera charlas de Flamenco en Peñas, Centros Cívicos, Asociaciones de vecinos……, más que con el animo de pontificar por llevar algunas cotas de clarificación sobre la grandeza del Arte Jondo. También en no pocas ocasiones se me ha valorado como un “buen cofrade”. Sinceramente, no se si tan siquiera lo soy, y me gustaría más ser considerado como un cristiano de base comprometido. Si pertenecer a una Hermandad es ser cofrade yo lo sería por cuadriplicado. Si ser cofrade consiste en salir de nazareno una vez al año y asistir a los cultos de mi Hermandad (Pasión), doy por hecho que entonces lo soy. Pero difícilmente pasaría un “Test de Stress” cofrade. Ignoro incluso como se llama el capataz que pone al Señor de Pasión la tarde del Jueves Santo en la Plaza del Salvador. Nunca he pertenecido a ninguna Junta de Gobierno de ninguna Hermandad, tampoco he ocupado cargos de mayor o menor responsabilidad. Mi relación con las Hermandades a las que pertenezco se nutre de la fe, la tradición y la belleza estética del barroco. Todo sometido permanentemente al difícil equilibrio entre lo intelectual, lo espiritual y lo racional. Créanme que no es tarea fácil pero resulta apasionante. Los matices, sin ánimo de ofender a nadie, no me interesan. ¿Si el Señor de Pasión cambia de capataz perdería su magnificencia barroca? ¿Decaería acaso el esplendor de su inigualable canasto de plata? Dejar meridianamente claro, eso si, que sin cofrades no existiría la Semana Santa y las Hermandades tendrían serias dificultades para sobrevivir. Pero el “sastre de Panamá” hace buenos trajes ajustándose a las medidas y las necesidades de cada cliente. Somos como la vida y sus circunstancias y avatares nos han ido modulándonos con el paso del tiempo. Mejor ser tú, con tus limitaciones y defectos, que un simulacro de persona con virtudes ajenas y enmarañada en las redes de la impostura. La complejidad la debes asumir –y padecer- como algo implícito al ejercicio de vivir. No hay dos vidas iguales y cada uno deber vivir la suya de acuerdo con sus coordenadas morales, sociales, políticas, culturales y/o espirituales.

  Asumir que estas son –o pueden ser- cambiantes es el mejor favor que podemos hacernos a nosotros mismo.

miércoles, 18 de julio de 2012

Carta de disculpa de Andrea Fabra

Existen personas que, para vivir, necesitan estar todo el día provistas de cascos y mosquetones. Que lo hagan en aras de su libertad individual me parece lícito y a lo que no tendría nada que objetar. Equivocado, según mi manera de pensar y sentir, pero cada cual sabrá donde levanta sus trincheras. Lo malo es que pretenden situarnos en las de enfrente para no terminar aburriéndose. Quienes me conocen saben que puedo tener muchos defectos pero entre ellos no está el del sectarismo. Viene todo esto a cuento a raíz de mi “Carta abierta a doña Andrea Fabra”. Desde entonces he recibido en mi correo distintos mensajes que, disfrazados por el turbio e innoble sedimento del anonimato, han cuestionado mi rigor y objetividad. Un par de ellos me decían que seguro que caso de producirse alguna disculpa por parte de la diputada de Castellón yo no la mencionaría. Como esta, aunque un poco tarde, se ha producido no me duelen prendas en transcribirla literalmente. Doña Andrea Fabra se ha disculpado y aquí paz y después gloria. Equivocarse es humano y rectificarse de sabios. Poco más que añadir. Hoy es 18 de julio. Hoy hace ya muchos años empezamos un camino de barbarie y sinrazón que, parece ser, algunos pretenden se perpetúe en el tiempo. A mí que me registren. En mi casa nunca tomó forma el rencor y la inquina ni hacia nada ni hacia nadie. Feliz día para todos los españoles de buena voluntad.

Locos por el Cine…de Verano


Tú, caída,
Tú, derribada,
Tú,
la mejor de las ciudades
- Rafael Alberti –

Sevilla siempre ha sido –y lo sigue siendo- una Ciudad tremendamente cinéfila. Durante los meses de verano eran numerosísimos los Cines de Verano instalados por sus cuatro puntos cardinales. Existían dos funciones diarias denominadas la “Primera” y la “Segunda”. Cada Barrio competía en exorno, selecta nevería, ambiente y programación de su/s Cines/s con los ubicados en las otras zonas de la Ciudad y, todo al aire libre y bajo un manto de estrellas. En esta Ciudad, en aras de un falso modernismo, todo está sujeto al implacable dominio de la piqueta (se elimina todo exceptuando, claro está, a la poca vergüenza). Los Cines de Verano, cual fichas de dominó, fueron cayendo de uno en uno y de dos en dos. Hoy son ya retazos sentimentales en el recuerdo de una Ciudad que ha conseguido que no la conozca “ni la mare que la parió”. Hoy, en un ejercicio de irracionalidad, pasamos el verano asándonos como sardinas para “ligar bronce” o recluidos en viviendas recicladas en cámaras frigoríficas. Los veranos de mi niñez están sentimentalmente atados a los Cines de Verano. Varios eran los que se montaban en mi espacio urbano más cercano: “San Leandro”; “Santa Catalina”; “Tivoli”; “Bosque”; “Oriente” y, fundamentalmente, los del Prado de San Sebastián. De estos últimos mi tío Víctor llevaba el mantenimiento eléctrico y, con los pases que le daban, íbamos los dos casi a diario. Se fue cimentando en mí una afición –la cinéfila- que con el paso de los años no ha hecho más que aumentar. Me gusta el Cine más que comer con los dedos (si no existiera el Flamenco sería mi primera afición). Curiosamente, y a pesar de los años transcurridos, tengo una memoria fotográfica del exterior e interior de los Cines de Verano de mi entorno. Los recuerdo con una nitidez que incluye a la inevitable salamanquesa de su blanco y enorme telón. El ruido monocorde de la gente comiendo pipas de manera compulsiva y el comienzo de la magia cuando se apagaban las luces (se quedaban encendidas las de colores que a modo de enredaderas se colocaban en los árboles. Aunque nadie se lo crea entonces Sevilla tenía ¡árboles por todas partes!). Podías ir en compañía de tus padres, hermanos y abuela. Con un amigo cómplice de secretos y diabluras compartidas o con un incipiente romance de grana y oro. Los Cines de Verano abrían sus puertas para que los sevillanos los tomaran al asalto en todas sus posibles variantes. Allí estaban para hacernos soñar el Séptimo de Caballería. Robín de los Bosques. Tarzán de los monos. Jefes apaches con más plumas que….dejémoslo ahí. James Bond soplando su humeante pistola, y toda una gama de estrellas del celuloide que conseguían que olvidáramos durante un par de horas el molesto ruido de las tripas. Pero un buen día alguien llego a la conclusión de que los Cines de Verano estaban ya obsoletos y absorbidos por la “modernidad” (aparte, claro está, de especular con les terrenos donde se instalaban. ¡Todo por la pasta!). Los fueron quitando de manera inmisericorde y se les privó al verano sevillano de uno de sus mayores y mejores activos. Cada día nos comentan sesudos personajes de la Ciencia, la Cultura y la Política que debemos tender a la sociabilidad y, cada día, nos empujan a la “cueva” donde solo quieren que salgamos para trabajar (los pocos que aún lo hacen en Sevilla); consumir y/o….votar. Bendita locura la de muchos cinéfilos sevillanos, cimentada entre puestos de higos chumbos; damas de noche; miradas furtivas de jóvenes enamorados y duelos de espadachines.

martes, 17 de julio de 2012

Nos ha dejado “El Herejía”

Por medio de mi amigo y compañero de sentires, José Luis Tirado, me llega la triste noticia del fallecimiento de José Moreno Moreno “El Herejía”. Era uno de los componentes más activos de “Triana Pura” y un cantaor festero de muchos kilates. Lamentar, una vez más, que las excepciones que configuran el calendario de los “Toma de Horas” vengan siempre determinada por sentidas ausencias. Acabo de llegar de Triana después de asistir a una, más que excelente, conferencia de mi amigo Ángel Vela sobre Juan Belmonte y, al abrir el correo, vuelve a revoletear sobre mi cabeza la innegociable e inmisericorde “Dama de la Guadaña”. Solo unas líneas, breves y sentidas, para rendir una última pleitesía hacia aquellos que llenaron nuestros corazones de felicidad. Vas cumpliendo años y vas sumando muertos. Dicen que es Ley de vida y poco puedo añadir sobre el particular. Por las circunstancias y las cosas terrenales ha muerto a muy pocos días del comienzo de otra Vela trianera. Que Dios lo tenga en su Gloria y que “Esperanza la del Maera”” lo reciba a los compases del “Probre Miguel”. En mi nombre y el de Salva Gavira, nuestras más sinceras condolencias a familiares y allegados y, un fraternal abrazo para todos aquellos que sienten y aprecian las cosas de una Triana pura e inmortal. Descanse en paz.

lunes, 16 de julio de 2012

Invadidos por la zozobra


Me gustaría sobremanera utilizar los Tomas de Horas para escribir de manera placentera sobre el Flamenco; Sevilla -pasado y presente- y, de forma preferente, adentrarme en los hermosos terrenos de la Literatura y, más concretamente, en su plasmación con los relatos cortos por bandera. Intentando, desde la modestia y el convencimiento de mis limitaciones, proporcionar algo de felicidad y entretenimiento a aquellos/as que amablemente nos leen. Compartir mis experiencias con quienes aman y sienten el Arte Jondo y también, como no, servir de soporte y guía para la cantera de nuevos aficionados. Escribir de una Sevilla históricamente esplendorosa con su correspondiente e inevitable compendio de luces y sombras. Hacerlo de un presente donde por sus calles sea posible –y sobre todo comprobable- que es verdad que después de la tempestad viene la calma. Narrar creando mundos de ficción para ayudar a superar la opresora barrera de la cotidianidad. Reír, llorar, gozar y padecer con los demás como una forma de sentirte integrado en un colectivo de personas afines en sensibilidad. Tengo tres libros “cocinados” y pendientes de publicación: un ensayo sobre el Flamenco del siglo XXI, una novela y una selección de poemas y letras flamencas. No creo que ninguno vea la luz y la verdad es que, dado los tiempos que corren, no me produce ninguna desazón. Sinceramente, es algo que no me quita el sueño. Alguna que otra Editorial se muestra interesada en su edición, pero a costa de proponerme que sufrague una parte considerable de los gastos (¿). Tiene cierta lógica que un “plumilla” como un servidor no gane emolumentos con lo que escribe pero, tampoco que me cueste dinero el hacerlo. Como decía Machado, don Antonio: “Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. / A mi trabajo acudo, con mi dinero pago / el traje que me cubre y la mansión que habito, el pan que me alimenta y el lecho donde yago”. Esta “ventanita”, que afectuosamente me construyó mi amigo Salva Gavira, colma todas mis aspiraciones a la hora de expresar emociones y opiniones. Nos gustaría, eso si, mostrar una forma de vida más placentera. Pero la realidad, la cruda realidad, manda sobre las intenciones y, en no pocas ocasiones, nos vemos obligados a denunciar cuanto de perverso nos rodea. Vuelvo de nuevo a mi Poeta de cabecera: “Desdeño la romanzas de los tenores huecos / y el coro de los grillos que cantan a la luna. / A distinguir me paro las voces de los ecos / y escucho solamente, entre las voces, una”. Vivimos instalados en la zozobra y siempre con el convencimiento de que lo malo todavía puede estar por llegar. Nadie elige una época para vivir y mucho menos por los mares que la vida le obligará a navegar. Sin embargo, que no cunda el pánico y muchos menos la desesperanza. Vivimos, respiramos, gozamos, padecemos y soñamos. La vida, a pesar de los pesares, es tremendamente hermosa y te ofrece una y mil formas de gozarla en su infinita belleza. Corren malos tiempos (¿cuando han sido buenos para nosotros en este país?) y toca sacar a pasear el denostado y olvidado espíritu de la solidaridad. Cuando ya no estemos no habrá ni malos ni buenos tiempos. Vivimos una época de amortizaciones vertiginosas y, al ausentarnos definitivamente, sobre lo vivido mandará el olvido. Después, tan solo quedará una cortina rasgada para que entre diáfana la luz que dimana de los Hijos de Abraham.

domingo, 15 de julio de 2012

Casas señoriales


“Queda una sombra fresca de velas virginales
En las casas partidas por el rayo
Y lo que no recuerdo me hace señas lejanas
Hasta que resucite cuando doble una esquina”
- Julia Uceda -


El Casco Antiguo de Sevilla se nos configura como el más amplio y hermoso de la vieja Europa. Fundamentalmente, por el admirable estado en que se encuentran su deslumbrante caserío señorial. Casas muy bien conservadas gracias al empeño y el dinero de sus dueños, sabiendo guardar escrupulosamente su idiosincrasia sevillana. Paseo a diario por los laberintos urbanos del Centro de la Ciudad y raro es el día que no me encuentro una casa digna de alabanza. Casas de puertas abiertas con zaguanes deslumbrantes y cancelas que dejan vislumbrar floridos y cuidados patios. Sus fachadas están inmaculadas aunque siempre a merced de algún “pintamonas” con ínfulas de falso grafitero. La quietud de los siglos duerme en ellas placenteramente ajenas a un mundo de falso modernismo. Silenciosas de ruidos y sones sin más música que el trinar de algún canario enjaulado. Parecen deshabitadas aunque algunas veces vemos fugazmente a sus, para mí, envidiados moradores. Existen dos en las postrimerías de Santa María la Blanca que me parecen realmente excepcionales. Una, es el número 39 de la calle Mateos Gago. Pintada en su fachada e interior de un ocre matizado y con unas reminiscencias de ultramar verdaderamente apasionantes. Esta casa sabe a cacao y café. A marinería y escorbuto. A tabaco e indiano. A Casa de Lonja y Cante de ida y vuelta. La otra es el número 30 de la calle Ximénez de Enciso (esquina con Fabiola) y en ella está dicho todo lo que secularmente representa el caserío señorial sevillano. Así lo atestiguan el mármol de carrara de su zaguán y patio. Sus incomparables azulejos ¿trianeros? La hábilmente modelada cerrajería artística de su cancela. Los yesos formando arabescos en su entrada y su frondoso patio con una hermosa preponderancia del “verde que te quiero verde”. Todo un canto a la belleza estética del buen gusto sevillano. Difícil, muy difícil, resulta que a cualquier hora del día que pases por allí no haya un par de turistas extasiados y fotografiando esta maravilla de casa. Siempre está inmaculadamente limpia y nunca en mis paseos por allí conseguí atrapar algún indicio de estar habitada. Nuestro caserío señorial y sevillano está plagado de este tipo de casas, donde el tiempo se detiene y nos introduce en un mágico mundo de misterios ocultos. Los niños de los “corrales”, que utilizábamos nuestra fértil y necesaria capacidad de soñar, imaginábamos que en su interior existían arcones con tesoros traídos de ultramar. Es digno de encomio que sus dueños y/o moradores las mantengan en perfecto estado de revista para disfrute de propios y extraños. Cuando se derriba una casa señorial están derribando un trozo nada desdeñable del alma de la Ciudad. Sevilla se ha convertido en una Ciudad excesivamente ruidosa (ahora menos por la desaparición de las interminables y repetitivas obras callejeras). Todo habitáculo donde se priorice la belleza estética y el sentido de la ética reflexiva deber ser motivo de gozo y alegría. Los sonidos del silencio impartiendo su lección de siglos por las casas señoriales del Casco Antiguo de la Ciudad. Ellas son un ejemplo imperecedero de que Sevilla tuvo alguna vez una impagable belleza urbana donde, a la postre, se miraron muchas ciudades europeas. Casas señoriales sevillanas o, lo que es lo mismo, residuos gloriosos de una burguesía ilustrada que le dio gloria y fama a la Ciudad. Lo siento por Marx pero hoy ya no quedan ni burgueses ni proletarios. Ni en Sevilla ni en el quinto….

sábado, 14 de julio de 2012

Carta abierta a doña Andrea Fabra Fernández



Excelentísima señora (discúlpeme si el tratamiento que le doy no es el correcto pero ignoro como se debe llamar a los Diputados. Tampoco es cuestión de reproducir como los llaman a vuestras señorías la gente de la calle): El pasado jueves día 12 de julio provocó vuestra señoría un incidente que ha conseguido con su propagación que “ardan” las redes sociales. Por iniciativa del PP, con don Mariano a la cabeza, se aprobaron una serie de medidas restrictivas que a la postre han significado los mayores recortes sociales de toda la historia de nuestro último periodo democrático. Sobre la importancia de las mismas, y el grave descalabro que van a provocar entre los más desfavorecidos, mejor no insistir por ser ampliamente difundidas (y contestadas). Cuando se terminaron aprobando estas impopulares medidas la bancada de su Grupo aplaudió sin reservas (¿). Pero vuestra señoría lo hizo de manera más que entusiasta añadiendo un elocuente: ¡Que se jodan! Luego, ha intentado en vano a arreglar el exabrupto, comentando que el mismo iba dirigido a los Socialistas que no paraban de “dar la tabarra”. Me han dicho que vuestra señoría es Diputada por el PP de Castellón y que su excelentísimo padre es don Carlos Fabra Carreras, Jefe de los Populares en la citada provincia y, expresidente de la Diputación. También que por allí se ha construido un Aeropuerto donde, para ser completo, solo falta que aparezca por sus pistas un solo avión. Vuestra señoría, si me permite la observación, no ha sido nada original a la hora de defenderse. “Mis palabras han sido interesadamente tergiversadas por los socialistas y sus medios afines”. “Yo respeto mucho a los 5.000.000 de parados”. Bueno, disculpe, pero ya son 6.000.000 (vosotros habéis aumentado considerablemente el “taxímetro” de parados que os dejó el felizmente amortizado Zapatero). Nada nuevo bajo el sol de una España que ya no tiene ningún asidero político donde agarrarse. Pero quede vuestra señoría tranquila que en este sufrido país, pase lo que pase, nadie dimite nunca. Si usted fuera alemana o francesa estaría de inmediato en la cola del Paro. Entonces comprendería vuestra señoría la diferencia entre: ¡Qué se jodan! y, ¡Nos están jodiendo todos los días! Tranquila que aquí nunca pasa nada. Su Partido, como también hacen los demás, la apoyará incondicionalmente y culpará a los “malintencionados” de haber desvirtuado sus palabras. Como persona, le queda una última oportunidad de resarcirse que estoy seguro no la va a utilizar: pedir disculpas sin cortapisa a los que le pagan sus emolumentos. El país arde, doña Andrea. El país está ardiendo, señora Fabra. Fundamentalmente, por las perolas de aceite hirviendo que los suyos les están tirando desde lo alto de las colmenas. Es más que evidente que la herencia recibida ha sido demoledora, pero también resulta palpable que vuestra gestión política está encaminada a empobrecer aún más a los pobre (pasando de largo por la puertas de los ricos). ¿Demagogia? Coménteselo a los que nada pueden perder porque ya todo les ha sido arrebatado. Existe un Ministro que pasará a los anales de la Historia por el famoso: “Manda huevos”. Vuestra señoría corre un riesgo más que evidente de ser recordada por el: ¡Que se jodan! Espero que sepa disculpar mi atrevimiento al dirigirme a vuestra señoría –posiblemente con un protocolo inadecuado- sin pertenecer a su demarcación política.

Mis respetos a su excelentísimo padre y, desde Sevilla, un fraternal abrazo al hermoso y querido pueblo de Castellón (¿ya no es de la Plana?). Solo desearle toda clase de venturas en su gestión política. Los “jodidos” de este país sabremos agradecérselo. Sin más por la presente y deseando que Dios la guarde muchos años (y sobre todo a nosotros) le reitero mi consideración más distinguida. En Sevilla, Ciudad del Paro y por tanto de los “jodidos”, un sábado cualquiera, de una semana cualquiera, de un mes cualquiera del Año del Señor del 2012.

viernes, 13 de julio de 2012

Rompen los delantales



Estaba “bicheando” por el “youtube flamenco” y me doy de bruces con Estrella Morente, hija y guapísima heredera flamenca del gran “Enrique I de Granada”, cantando por Tangos (por cierto quien la acompaña a la guitarra es Juan “Habichuela” y no Pepe, como se especifica erróneamente) A lo largo de mi vida solo hablé en un par de ocasiones con Morente y, no tengo reparos en reconocer que sentí su muerte como algo intrínsicamente mío. Es lógico y humano sentir tristeza por la perdida de quienes, con su Arte, nos regalaron cotas de felicidad. El tiempo pasa y las obras de los genios no solo permanecen sino que se terminan engrandeciendo con el paso de los años. Federico, Enrique y Granada ya configuran un triángulo sentimental-cultural de gigantescas proporciones. No es mala cosa ser eternos en una Ciudad inmortal. Granada es la Ciudad más bella del mundo y resulta enormemente ilustrativo que un Rey moro llorara compungido al abandonarla. ¡Si allí lloran hasta las piedras ante tanta belleza! Esta Ciudad, a medio camino entre la media luna y la luna llena, atrapa por la hermosura que enseña y, fundamentalmente, por la que guarda. Es el único rincón del mundo donde las fuentes lloran sonriendo y los jardines sonríen llorando. Allí, por Peligros, en una calle que lleva el nombre de uno de los genios del cubismo, Juan Gris, vive y habita (o al revés) uno de mis grandes amigos, Miguel Aragón Figueroa, acompañado de su santa esposa. Enrique Morente llegó a Madrid muy joven para crecer -¡y vaya si creció!- como artista flamenco y como persona, pero su Granada, impregnada de soles y lunas, siempre la llevó en la parte más noble de su alma andaluza y flamenca. Hoy no está pero nos queda su voz, su legado humano de gran andaluz y la herencia de una bellísima muchacha llamada Estrella (Enrique, Miguel y un servidor, con nuestras “niñas”, llenamos Andalucía de muchachas hermosas que “rompen los delantales”). Recito a coro con el Poeta del Puerto, Rafael Alberti, aquello de: “¡Que lejos por mares, campos y montañas! / Ya otros soles miran mi cabeza cana / Nunca fui a Granada / Mi cabeza cana, los años perdidos / Quiero hallar los viejos borrados caminos / Nunca fui a Granada”. Verla de nuevo y recorrerla con mi amigo Miguel de guía, teniendo a Enrique en la memoria y a Federico en el corazón, sería como tocar el cielo con la palma de la mano. Granada no se merece un hola y un adiós con las prisas que marcan los tiempos ¿modernos? Una visita reposada y conocer de primera mano que la Andalucía soñada existe. Lo canta la “niña” de Enrique por Tangos y el cante vuela como una paloma picassiana….”No te arrime a los zarzales; los zarzales tienen púas y rompen los delantales”. Nos duele, me duele decirlo, pero hagámonos libres y justos diciendo la verdad: la diferencia entre Sevilla y Granada es que nuestra Ciudad siempre la estropean (tanto por lo que destruyen como por lo que construyen) y Granada hace siglos que está felizmente rematada. Encima tienen como sus hijos más ilustres a Federico y Enrique. Aquí, en Sevilla, los Reyes moros cuando se van lloran no por dejarla, sino por el lamentable estado en que la pondrán con los años. Granada hoy es un sueño y Sevilla una pesadilla (creada pos sus nefastos “administradores” del ayer, el hoy y ¿el mañana?).

jueves, 12 de julio de 2012

La sangre derramada


Posiblemente sea el estupor el concepto que mejor define el estado actual de la sociedad española. Nos enfrentamos diariamente a cuestiones que sobrepasan con creces nuestra capacidad de asombro. Vamos a lo que hoy nos ocupa y sobre todo preocupa. El Tribunal Europeo de “Derechos Humanos” ha condenado a España por la aplicación a la TERRORISTA, Inés del Río, de la “doctrina Parot”. Esta “doctrina” tenía –y tiene- la loable finalidad de que los terroristas no salieran de las cárceles con pocos años de condena. Este Tribunal Europeo insta al Gobierno español a poner en libertad a esta “muchachita” (autora de varios asesinatos) y, además, a indemnizarla con ¡30.000! euros por los “daños morales” que se le ha ocasionado. La banda terrorista ETA se encuentra desde hace unos años acorralada por la eficaz gestión de las policías españolas y francesas. Se han visto obligados a “ponerse en manos” de sus gestores políticos, hoy disfrazados de demócratas conversos y confesos. Pero ya va siendo hora de llamar a las cosas por su nombre: ni todos los vascos son filo-terroristas ni los que apoyan con su voto a la izquierda abertzale más radical son “cuatro gatos” (no es descartable que el próximo lehendakari sea un componente de esta formación política). Bien hará nuestro Gobierno en no ceder ante las presiones de esta “plebe” para que, los presos de ETA, abandonen las prisiones previo acercamiento a las del País Vasco. Son muchos los años que venimos soportando el “problema vasco” como para ceder al chantaje de estos “camaleones” de la política. La sangre derramada y el dolor más la orfandad que han llevado a cientos de familias no puede quedar impune. Se saben actualmente fuertes y crecidos por el innegable respaldo popular vasco. Pero, lo quieran ver o no, se asientan “políticamente” sobre los asesinados cuerpos de los inocentes. Pretenden que se de por finalizada esta “guerra” sin que haya vencedores ni vencidos. Esto no es nada parecido a una contienda. Son, simple y llanamente, una serie de asesinatos perpetrados por una pandilla de crueles pistoleros contra ciudadanos inocentes. Hoy, 12 de julio, se cumple el 15 aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco y, en él, debemos reflejar nuestra insobornable capacidad de no dejarnos engañar y mucho menos amedrentar. Veo, y ciertamente me preocupa, al Gobierno del PP dubitativo en algunos temas relacionados con esta pandilla de criminales. Las victimas todas, absolutamente todas, tienen nombres y apellidos. Los criminales también los tienen y están donde tienen que estar: cumpliendo condena en las cárceles. Honremos la memoria de Miguel Ángel y de tantas victimas inocentes recordándolos con afecto y apoyando incondicionalmente a sus familias. No podemos permitir, una vez más, que en este sufrido país ganen de nuevo los malos. Si lo hacemos seremos cómplices pasivos de la barbarie.

miércoles, 11 de julio de 2012

Evolucionar no es desnaturalizar



El Flamenco es un Arte vivo y en permanente proceso evolutivo. Su compás en el tiempo lo establecieron siempre los tiempos que le tocaron vivir. Sus tres variantes, Cante, Toque y Baile, son interdisciplinares pero sin obviar sus posibilidades de volar en solitario. Se puede cantar a “palo seco” (sin acompañamiento de guitarra); se puede tocar la sonanta sin acompañar al Cante (guitarra de Concierto) y, esto es algo más complicado, se puede bailar sin más acompañamiento que el eco del taconeo. El Cante –la verdadera raíz del Arte Jondo- está desde hace ya algunos años perfectamente configurado. Pocas aportaciones en lo sustancial se le puede añadir y, el mejor legado que pueden aportarle los cantaores contemporáneos es no desvirtuar la hermosa herencia recibida. El Cante tiene una estructura sonora modelada a lo largo de un par de siglos que, como ocurre con la denominación de origen en los vinos, se encuentra armoniosa y perfectamente delimitada por sus raíces. Por tanto, ¿caemos en contradicción si después de está meditada afirmación hablamos de permanente evolución en el Flamenco? Para nada. Innovar no es revertir unos cantes para que, a su escucha, nadie –me refiero a aficionados al Flamenco- sea capaz de distinguir lo que se le ofrece. La evolución en el Cante siempre será una cuestión colateral que dimana de las formas y nunca del fondo. No aprovechar los sustanciosos elementos escénicos que se le ofrecen al Baile flamenco sería una barbaridad. Frenar la capacidad creativa del Mundo de la guitarra sería como ponerle puertas al campo. Pretender que los cantaores sean solamente miméticas comparsas, encadenados a la herencia sonora recibida, es como querer atar el viento con las sogas de los pozos. Morente, el recordado y llorado Enrique Morente, marcó unas pautas innegociables de ligazón entre clasicismo y vanguardia. Hay alguna parte de sus últimas grabaciones ciertamente discutible pero a los artistas –y de este calibre no digamos- se les debe medir por el conjunto de su obra. Todo queda fundamentado en la aportación a la disciplina que practican (o practicaron). Da lo mismo que sea en una Peña en Jerez; un Festival en Puente Genil o una actuación en el Olimpia de París que sí, una Solea de Alcalá, no sabe a pan recién hecho y a Mairena de hermosos naranjales, estamos desnaturalizando el origen de las cosas. El Flamenco es una música del alma y siempre, rotundamente siempre, debe prevalecer el fondo sobre las formas. Conmueve por su descarnado mensaje de gozo y pena y, nos sitúa en las antípodas de lo insustancial y banalmente humano. Crear, innovar y conseguir que este Arte parido y amamantado en la Baja Andalucía siga creciendo se nos antoja fundamental. La pureza en cualquier expresión artística, y en el Flamenco ni les cuento, no existe. Hasta el agua de la lluvia cuando besa el suelo ya llega contaminada por el aire que atraviesa. Existe, eso si, el clasicismo que dimana de lo secularmente insuperable. Reconozco sin ambages que después de escuchar algún “cante” de alguna grabación recibida recientemente, tengo que mirar el reverso del CD para saber que puñetas acabo de escuchar. La mejor manera de no confundirnos es no hacerlo nosotros con los demás. Que hoy no se canta, para lo bueno y lo malo, como hace cincuenta años es rotundamente cierto.

Pero, insisto, hablamos de elementos estéticos colaterales y nunca de la raíz de los cantes a desarrollar. Si los “Tangos del Titi” no saben a Triana y no nos recuerdan a Naranjito y a Camarón apaga y vámonos.

martes, 10 de julio de 2012

XLIV Reunión de Cante Jondo en la Puebla de Cazalla


Un año más en la “Hacienda la Fuenlonguilla” de la Puebla de Cazalla se va a celebrar una nueva Reunión de Cante Jondo. Será el próximo sábado día 14 a las once de la noche. Estamos, a que dudarlo, ante una de las citas claves de las noches veraniegas flamencas. Allí, el Cante alcanza sus mayores cotas de “jondura” bajo el halo protector de Fernando “el del Central”; el talento creativo literario y pictórico del recordado Francisco Moreno Galván y la flamencura insobornable de José Menese. Allí, en la tierra morisca de doña Dolores Jiménez Alcántara, “La Niña de la Puebla”, vieron su primera luz de la campiña, el Cante y la vida José Menese, Diego Clavel y Manuel Gerena. La rebeldía y el Cante se dieron la mano para expresarnos, a través de lo Jondo, que Andalucía se quejaba a golpes de Tonás. La “Hacienda la Fuenlonguilla” es un mágico rincón andaluz con reminiscencias campesinas de antaño y, donde Cante y noche encontraron su simbiosis perfecta al amparo de las estrellas. Háganse un favor y acudan el sábado a la Puebla para saborear lo genuinamente andaluz en toda su pureza. Han sido muchas las noches de verano que allí viví, arropado por el Cante y la verdadera amistad (siempre en el recuerdo y el corazón el añorado Antonio Valverde), en memorables reuniones flamencas. Esa es la palabra exacta: Reunión. Buenos cabales convocados al conjuro del buen Flamenco sin colorantes ni artificios foráneos. Cante, Toque y Baile como nos lo enseñaron nuestros ancestros. No nos viene mal de vez en cuando -dado el fango y la mentira donde nos movemos- un baño de agua (flamenca) pura y cristalina para purificarnos.

lunes, 9 de julio de 2012

La Generación del Principe

Estoy convencido de que en España existen muy pocos monárquicos. De lo que está absolutamente plagada es de “juancarlistas”. Personalmente, por educación ideológica y convicción racionalista, siempre he sido y seré republicano. Esto no es óbice para encuadrarme con todas sus consecuencias en el llamado “juancarlismo”. Se me dirá que nuestro respetado y todavía querido Monarca ha cometido últimamente algunos deslices ¿Y quien no? Cuando lo vimos aparecer apoyado en dos muletas pidiendo perdón a los españoles en un país donde nadie lo hace, su popularidad subió muchos enteros. En aquel momento no nos pareció el Rey de España, sino un señor mayor con serias dificultades para andar pidiendo disculpas por la consecución de un desliz. No había hecho nada irreparable, solo estuvo mal aconsejado, consiguiendo de paso que los elefantes no quieran saber nada de la realeza (incluyendo a los Reyes Magos). Borrón y cuenta nueva a pesar de que algunos “republicanos” de pacotilla (los mismos que históricamente ayudaron a derribar la II República) encontraran un filón a explotar ideológicamente. Nada que hacer: las encuestas no han hecho más que confirmar el aumento de la confianza en el Rey. Creo sinceramente, y de ellos depende, que la Monarquía española tiene cuerda para rato. El Príncipe, heredero de la misma es, en el mejor sentido del término, un hombre de su tiempo y con unos niveles formativos realmente (nunca mejor dicho) interesantes. Encabeza una Generación (la llamada “Generación del Príncipe) donde concurre gente con unos valores nunca conocidos en España. No solo en lo puramente deportivo con la irrupción en la esfera internacional de los Nadal, Gasol, Alonso, Casillas, Belmonte, Contador…..sino con grandes talentos en el campo de la Cultura, el Arte y la Ciencia. Lamentablemente, no pocos de estos talentosos españoles, se encuentran desperdigados por esos mundos de Dios. Es algo absolutamente descoronazador y que a medio y largo plazo terminaremos pagando muy caro. En el más que excelente programa televisivo “Españoles por el mundo”, comprobamos como les va de bien fuera de España a estos “colegas” generacionales del Príncipe. Mientras, por estos lares siguen medrando personajillos de tres al cuarto. Es lamentablemente improbable que puedan volver en los próximos años y nuestro castigado país, a que negarlo, nunca será lo mismo sin ellos. Tendremos que conformarnos con las paradas de Casillas; los restos desde el fondo de la pista de Rafa Nadal; los rebotes de Pau Gasol; las subidas al Tourmalet de Alberto Contador; el prodigioso braceo de Mireia Belmonte o los rugientes adelantamientos de Fernando Alonso. Es lo que hay y ya en la época romana quedaron las cosas meridianamente claras: “Cuando pidan pan mejor los entretenemos dándoles circo”. Parados, desesperanzados, hastiados pero, eso si, que no nos falte la banderita española en la terraza. Literalmente, nos han robado nuestro presente y el futuro de nuestros hijos, y han dejado a la “Generación del Príncipe” compuesta y sin su correspondiente corona. Dos documentos configuran y dan forma a esta “Generación”: una cartilla del paro y un billete de avión.

sábado, 7 de julio de 2012

Los brazos exhaustos del Señor


En España hay más de 2.000.000 de niños que viven por debajo del umbral de la pobreza. En España más de 1.300.000 familias tienen a todos sus miembros en paro y muchas de ellas con todas sus prestaciones por desempleo agotadas. En España lo único que sobra hoy día es….la poca vergüenza. España vive enmarañada en una doble M. La que nos lleva a la Miseria y la que pone en las puertas giratorias (entran y salen como si tal cosa) de los Juzgados a los Mangantes. La Cruz Roja se queja amargamente de que, en lo que llevamos de año, han atendido a más de un 1.000.000 de personas en sus necesidades más elementales. Caritas ha duplicado por cinco sus prestaciones sociales hacia los más desfavorecidos. En nuestro país, y de manera paralela, a la par que aumentan los parados también lo hacen los corruptos. ¿Puede alguien por tanto extrañarse de que el Señor de Sevilla tenga heridos los brazos? Va a ser sometido a un proceso de saneamiento en sus extremidades superiores que son, en definitiva, las que sostienen una cruz donde los sevillanos, a lo largo de los siglos, depositaron penas, sinsabores y miserias. Es mucha la carga que soporta últimamente como para no notar sus brazos cansados ante el peso de la pena del mundo. Las dos arterias que nos llevan a San Lorenzo (Cardenal Spinola y Conde de Barajas) las recorren a diario las mujeres sevillanas para pedir salud para sus maridos y trabajo para sus hijos. Siempre ocurrió así y, por tanto, nada nuevo bajo el sol…de Sevilla. El Señor de Sevilla, en su infinita bondad, atiende las suplicas sevillanas y nota, en sus brazos exhaustos, el dolor de los que ya nada pueden perder por haberlo perdido todo. No puede soportar tanto desconsuelo y, al hacerlo suyo, se rompe como las olas del mar al chocar contra los acantilados. Quisiera transformarse en un nuevo Cardenal Spinola y, calzado con las “Sandalias del Pescador”, recorrer las calles de la Ciudad avergonzando las conciencias de los poderosos. Pero sabe que no puede ausentarse de su consulta espiritual en la Plaza de San Lorenzo. Durante unos días, que a no dudar se nos harán eternos, se ausentará para someterse a una nueva cura. Sus brazos acarician las cabezas de los niños; se extienden para sostener a los que la vida tambalea y , cuando todo esto que llaman vida termine, se abrirán amorosos para abrazar a los que ya, definitivamente, moren a su lado. Se marcha momentáneamente para ser sanado y pronto volverá a su pedestal de gozo y pena. Seguirá atendiendo desde su atalaya las suplicas de un pueblo que lo hizo tan suyo como el aire que necesita respirar para vivir. Dios en la Ciudad tiene nombre y es fácilmente localizable a través de los tiempos. Un día decidimos que Él era nuestro único Señor y la Ciudad siempre se hizo sabia y eterna en sus aciertos y, noveleramente efímera en sus errores. Suelta momentáneamente su Cruz para que le curen sus brazos y anhela el momento de sentirla apoyada de nuevo sobre su hombro. Ni quiere ni puede dejarnos solos. Esta es una Historia interminable de siglos y que está marcada a sangre y fuego en los corazones de los habitantes de la Ciudad. Creer o no creer en Dios es una opción individual que siempre –en uno u otro sentido- estará cargada de legitimidad. Con el Señor de Sevilla la cuestión se resuelve en clave sevillana: lo triste nunca será que dejemos de creer en el Gran Poder; lo verdaderamente penoso es que Él deje algún día de creer en nosotros.

viernes, 6 de julio de 2012

Herido por el Tirititran


Cuando miró su reloj de pulsera este le concretó que era un lunes 18 de junio del 2012. Era un gaditano con ya 93 años gastados y vividos. Sentado en su mecedora veía, a través de la amplia cristalera del salón, como la tarde se resistía a dejarle paso a la noche. Era uno de esos bellos atardeceres en Puerto Rico que se impregnan con las pinceladas de la paleta del Dios Padre. En el patio de un colegio cercano las hojas secas, huérfanas a esa hora de pisadas infantiles, crujían con el soniquete de la brisa de la cercana playa. En su mano derecha sostenía un releído ejemplar de Rafael Alberti (“Canto de siempre” de la magnifica colección “Selecciones Austral” de Espasa-Calpe). En el equipo de música, regalo de uno de sus nietos, sonaba La Primavera de “Las Cuatro Estaciones” de Antonio Vivaldi. En la mano izquierda sostenía unas lentes metálicas, apoyo ocular imprescindible para una vista cansada por tantas lecturas gozadas y tantas cosas vistas desde el placer o la tragedia. Las piernas apenas le servían ya para sostenerle, y las horas hogareñas las distribuía entre su mecedora y su cama. Dorotea, una hermosísima mulata, venia cada mañana a atenderlo en lo que el sarcásticamente llamaba:”levantamiento de cadáver”. Pasaban juntos las primeras horas de cada mañana y con distintos pero compartidos disfrutes: Ella, disfrutaba escuchando embelesada las historias que él le contaba de la Madre Patria. Él, lo hacía contemplando en silencio su rotunda belleza –recordando tiempos mejores- mientras la veía faenar por los cuatro puntos cardinales de la casa. Llegaron dos de sus nietos con algunos amigos para ver algo más tarde en una sala contigua un partido de la Selección Española (según le dijeron era de la Eurocopa). España, España, España…este nombre le golpeó en las sienes como un mazazo sentimental. Hacia ya tantos años de su partida que, a pesar de su buen estado mental, intentar recordarla le suponía un tremendo esfuerzo. Fue un 28 de marzo de 1939 cuando, tan solo con veinte años de edad, embarcó en el puerto de Alicante en el “Stanbrook”. Era el máximo responsable en la provincia de Cádiz de las Juventudes Socialistas y don Gonzalo puso precio a su cabeza. Luego un largo, muy largo, peregrinar por Argelia, Argentina, México y, finalmente, Puerto Rico. Dotado con un gran talento y una hábil perspicacia para el mundo empresarial, poco a poco fue labrándose un más que brillante porvenir. Pudo ir reclutando a sus familiares más cercanos y ya, con el paso de los años, todos terminaron considerando que Puerto Rico sería, definitivamente, su Patria adoptiva. Pero hoy se le ha venido encima por entero la “Tacita de Plata” de su infancia y primera juventud. Sus paseos infantiles por la Plaza de San Juan de Dios, cogido de la mano de su abuela Rosario comiéndose un currusquillo de canela. Sus baños juveniles en la Playa de la Caleta cuando los cuerpos eran tan firmes como las ilusiones. Noches mágicas de Carnaval acompañado de sus padres y hermanos (seis descendientes de la mejor cepa gaditana). ¡Tantas cosas perdidas por las trágicas circunstancias! Cerró los ojos y notó como estos se le humedecían a la par que en la sala contigua la gente joven gritaba ¡Goool! Nunca quiso volver a Cádiz y nunca pudo olvidarla sentimentalmente. Atrapado por la memoria sentimental, y sin poder explicarse la razón, empezó a tatarear por lo bajini un Tirititran...Tran…Tran…

  Una lágrima furtiva le rodó por la mejilla y al llegar a sus labios notó el sabor del agua salada de la Playa de la Victoria.

miércoles, 4 de julio de 2012

Madrugada lenta y silenciosa


Con el paso de lo años el necesario complemento diario del sueño (no confundir con los sueños) introduce dos variantes: cada vez duermes menos horas y también lo haces de manera más fragmentada. Mi inveterada afición a la radio no ha hecho más que incrementarse a lo largo de los años. Me quedo dormido con la radio encendida (“puesta” decían los antiguos) y me levanto sobresaltado con el trajín -desolador trajín- de los informativos. Cuando me despierto antes de lo previsto, y el sueño se resiste a apoderarse nuevamente de cuerpo y mente, utilizo la radio como antídoto contra la tenebrosa soledad de la madrugada. El bloque donde vivo hace ya muchos años que ha envejecido notoriamente en su estructura y, como no, también en su vecindario. Ya no se escuchan los llantos infantiles nocturnos de antaño. Hoy los niños del bloque son los hijos de nuestros hijos y permanecen y duermen fuera de nuestra tutela. Las madrugadas, incluso en la época estival, son profundamente silenciosas. Afortunadamente soy animal de costumbres y siempre he tenido “buen saque” en el dormir y el yantar. Duermo regularmente unas seis horas y las mismas, como mínimo, se fragmentan en dos tiempos. Algunas veces en los trasiegos emocionales del desvelo me viene alguna idea para un nuevo Toma de Horas y, tras levantarme, la dejo –a grosso modo- expresada en el ordenador. Por una cierta sensación morbosa abro en noches de insomnio el correo electrónico y recibo algunos mensajes que, amigos cómplices insospechados del insomnio, me han puesto a horas intempestivas. Debo reconocer que siempre preferí el sol a la luna y, a pesar de mis bohemias andanzas flamencas, nunca tuve a la madrugada callejera como aliada. No estoy muy convencido de que la noche signifique libertad y verdad, mientras que en el día manden la opresión cotidiana y la mentira. El día destapa y la noche esconde. Debo reconocer que las mayores tonterías que he escuchado en mi vida siempre tuvieron a la noche y al alcohol como principales aliados. Para mí, el amanecer representa el mejor momento del día. Dios abre las persianas de la Tierra para regalarnos una nueva hoja en el calendario. Está demostrado que la mayoría de los enfermos terminales fallecen bajo el tenebroso imperio de la noche. La madrugada atrapa con sus sombras (exceptuando una luminosa que en Sevilla se conoce como “la Madrugá”) y el día libera con las primeras luces de la mañana. Los campos andaluces se cubren de una espesa negrura en sus noches interminables. Solamente la luna en su plenitud crepuscular consigue proporcionarles un simulacro de luz. En las siniestras noches de antaño se fusilaba a la gente al pie de caminos y veredas. Posiblemente sea por ese motivo que los pájaros en España se esconden a buen cubierto durante la madrugada (hoy los “pájaros” se encuentran escondidos en los despachos enmoquetados). Los niños, lloran o se levantan asustados de noche buscando amparo y calor en la cama de sus padres. Una hora durante el día pasa como un leve suspiro. Una hora de insomnio son sesenta minutos interminables. El reloj de la noche solo avanza de manera vertiginosa cuando te rindes vencido por el sueño. Dormir del “tirón” a ciertas edades es un puro gozo. Comprobar placenteramente como, al despertar, el sol entra levemente por tu ventana para recordarte que las sombras nuevamente han sido vencidas.

No es casualidad que cuando el Hijo de Dios pasó por el transito de la vida a la muerte los cielos se nublaran y el día, radicalmente, diera paso a la noche. Hizo falta que resucitara para que todo volviera a renacer. La claridad sonora que decía el poeta.

lunes, 2 de julio de 2012

Camarón, siempre Camarón




Hoy es un lunes día 2 de julio del Año del Señor de 2012.  Hoy, hace unas horas que arrancó el mes de julio con connotaciones de paga extra y colas para acceder a Piscinas Sevilla.  Hoy, exactamente hoy, hace veinte años que nos dejó huérfano de su presencia (pero nunca de su voz) el genio flamenco de San Fernando, José Monge Cruz “Camarón de la Isla”.  Posiblemente, y sin ánimo de polemizar, estemos ante el cantaor más interesante de toda la Historia del Cante Flamenco. Difícilmente, en un cantaor, se dan de manera tan armoniosa  y enriquecedora tantos elementos juntos.  Compás, afinación, ritmo, temple, y un profundo conocimiento de todo el amplio abanico del Cante, tomaron cuerpo y forma en este “Pijote “de salinas y esteros.  Sin más referente que Antonio “el Chaqueta”, “La Perla de Cádiz” y la figura omnipotente de Manolo Caracol cubrió Camarón un majestuoso periplo jondo y sonoro.  Nos dejó grabada  en su riquísima discografía todos los “palos” que cubren la hermosa baraja flamenca (para muchos “camaroneros” de tres al cuarto, Camarón solo existe por Tangos, Bulerías y Fandangos).  Su figura flamenca  no ha hecho más crecer con el paso de los años y su leyenda está llena –como ocurre casi siempre- de medias verdades y medias mentiras.   No necesitó crear ningún estilo concreto pues su versatilidad flamenca –como paso en su día con Pastora “la de las Peines”- era de tal magnitud que hacia suyo cuanto cantaba.  Su binomio artístico con Paco de Lucía (sin desmerecer su hermosa odisea con “Tomatito”)  marcó posiblemente la cima del Arte Flamenco. Lo grabaron todo y con una frescura que marcó una época de las que nos estamos nutriendo todavía.   Escucharlo intensamente, en tiempos tan revueltos y confusos como los presentes,  será nuestro mayor homenaje de aficionados agradecidos.  Bien está que su póster figure en furgonetas de mercadillos pero, mejor será, que le rindamos pleitesía y agradecimiento por su imperecedero legado jondo.  Hoy se nos configura, por pleno derecho, como un “Andaluz universal” y eso, queridos amigos, ya son palabras mayores.  Gloria eterna a Camarón verdadero catarsis de la “jondología” flamenca.  Recuerdo emocionado para José, un muchacho gitano de la Isla de San Fernando, que siempre dejó una estela de excelente persona.  Veinte años de su ausencia y parece que fue ayer cuando los gitanos de la Baja Andalucía se rompían las camisas portando su féretro.  Camarón, por siempre Camarón.

En clave machadiana


Descubrí a don Antonio Cipriano José María Machado Ruiz, Antonio Machado, (Sevilla, 26 de julio de 1875 – Collioure, Francia, 22 de febrero de 1939) cuando todavía presumía que eran muchos los años que me quedaban por gastar y muchos los caminos que recorrer. Fueron no pocos los españoles que descubrieron a Machado a través de Serrat tomando cartas de naturaleza aquello de: “Todos los caminos de la verdad –poética- conducen a Antonio Machado”. Su hermano, Manuel (Machado), se nos configura como uno de los mejores poetas populares andaluces y, por extensión, quien más directamente entroncó con el solemne mundo de las letras flamencas (“Hasta que el pueblo las canta, las coplas coplas no son, y cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe su autor”). Se merece por si solo un Toma de Horas y en ello estamos. Pero hoy toca hablar de un Antonio españoleando poéticamente por caminos y veredas. De poemas sublimes y profundos. Con la tristeza profunda del que sabe –sabía- la que se nos venía encima. Tertuliano de encuentros de Café con charlas reposadas e ilustradas (“Nuestro español bosteza. ¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío? Doctor, ¿tendrá el estomago vacío? –El vacío es más bien en la cabeza”). Poeta sublime de una España doliente y perdida por la sinrazón de los salvajes de turno. Machado, don Antonio, es el Poeta de los Poetas españoles que siempre buscaron a Dios de las dos mejores formas posibles: a través de la bondad humana y sondeando la belleza intemporal de la naturaleza plasmada en campos y mares. Machado fue un ejemplo de civismo en una España dominada por la barbarie. Poeta universal equiparable a los grandes poetas universales, nutre su poesía de la sutileza que dimana del paso del hombre por la Tierra. A lo largo de mi vida he leído y releído a Machado en numerosas ocasiones y asumo gozoso que cada vez descubro nuevos y hermosos matices en su poesía inmortal. Sus poesías completas configuran mi libro de cabecera y un día, espero que todavía lejano, enlazarán mis yertas manos en cruz. Me gustaría, eso si, antes de decirle definitivamente adiós a mi Ciudad –nuestra Ciudad de “Huertos claros donde maduran los limoneros”- repetir una nueva visita al bellísimo pueblo francés de Collioure donde reposan sus restos (espero que los dejen allí para siempre y que lo políticos se dediquen a la suyo: resolver y no complicar, aún más, la vida de la gente). Rendirle por última vez pleitesía a su vida y su obra, musitando entre dientes delante del mármol frío de su tumba: “Caminante, no hay caminos, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante son tus huellas el camino y nada más”. En tiempos tan convulsos como los actuales, cobra una especial dimensión profundizar en la poesía machadiana y reflexionar filosóficamente con su Juan de Mairena. Aunque nos duela, dejó dicho que aparte de venerar al Hijo de Dios crucificado tampoco estaría de más recordar al Hijo del Carpintero: “Aquel que anduvo en la mar”. También nos dijo, de manera clarividente, que a nuestra Ciudad -no pocas veces- les sobran muchos sevillanos de falso plumaje: “¡Oh, maravilla, Sevilla sin sevillanos, la gran Sevilla! / Dadme una Sevilla vieja / donde se dormía el tiempo / con palacios con jardines bajo un azul de convento”. Machado, don Antonio, no necesita ni quiere seguidores, prefiere libre-pensadores y gente, en el buen sentido de la palabra, buena. Nos duele, con Machado, España, Andalucía y Sevilla. Tierra, esta nuestra, donde a lo largo de la Historia los bandoleros tomaron mil formas distintas, pero todas alejadas del noble bandolerismo de antaño. Machado, don Antonio, hoy se nos muestra más necesario y actual que nunca. Leerlo, en paz con Dios y los hombres, es el mejor antídoto contra este mundo corrupto y especulativo. Lo dejó escrito bien claro: “Solamente el necio confunde valor con precio”.

domingo, 1 de julio de 2012

Las calores de julio


Las calores de julio
paso el río por el puente
siempre la encuentro lavando
pobrecilla de mi mare
que el sol me la está quemando.

Abre julio su ventana y los calores inmisericordes se adueñan de la Ciudad. Amaneceres hermosos con despertares somnolientos y olores a antiguo café de pucherete. Calles recién regada por mangueras de gomas con agua no potable prestada por el vientre de las alcantarillas. Un julio en el almanaque de la Historia más cruenta y preámbulo de una Guerra entre hermanos de un terruño a la postre teñido de sangre. Mes de julio de Cines de Verano perfumados con los sevillanos aromas de las “dama de noche” (¡que nombre más hermoso para definir un olor!). De Playa de Maria Trifulca y de Piscinas Sevilla. De Triana y Velá. De sandalias del Sanatorio de la Goma y de puestos de higos chumbos. De borricos cansinos y viejos portando en sus angarillas sandias y melones del palenque de Los Palacios. De casas señoriales con las esteras de esparto colgando por las barandas de sus balcones. De noches de azotea bajo un manto de estrellas y compartiendo la complicidad de los amores adolescentes. De excursiones domingueras con Hermandades del Trabajo buscando la libertad de los mares disfrazados temporalmente de playas. De vespas, lambrettas y “seitas” confirmando, en sus tubos de escape, que también nos estábamos escapando de la durísima posguerra. De paga extra y vacaciones no pocas veces trabajadas. Sevilla se nutre a su manera –al sevillano modo- de los meses y, de paso, nos marca a nosotros a sangre y fuego en nuestra andadura terrenal sevillana. En Diciembre siempre seremos algo más viejos. En Abril siempre somos algo más jóvenes y, en julio, somos un eslabón sentimental que une los junios de Corpus con los agosteños meses de Ella, la Virgen de los Reyes. Los demás son paréntesis que en forma de cesto llenamos con los frutos de la cotidianidad. Somos cirio, farolillo, carreta, juncia y romero, cebo de cucaña trianera y amaneceres de madres humanas y celestiales. Trabajamos –o mejor buscamos trabajo- con la Esperanza de que los días soñados terminen por llegar y nos coja en perfecto estado de revista. Vemos crecer a hijos y nietos y también como nuestro pelo canea –o se esfuma- ante espejos implacables que terminan por decirnos: ¡Ahí estás atrapado por el tiempo! El ser humano alcanza la estupidez más supina cuando intenta en vida alcanzar la inmortalidad. Esta es solo privilegio de las ciudades: ellas son eternas; nosotros temporales. Para los niños de mi generación julio siempre será un mes con específicas connotaciones sentimentales. Fuimos felices cuando remojábamos nuestra pobreza en el peligroso río o en las concurridísimas piscinas. Llega un nuevo julio y aquí estamos para disfrutarlo y padecerlo. Se irá con su último atardecer y nos traerá cogido de una mano sudorosa el tórrido agosto de masivas escapadas (menos cada día). Luego todo volverá a renacer y el reloj sentimental de la Ciudad empezará a marcar las horas con un nuevo tic-tac. Lo cantaba Bobby Darin cuando aún teníamos integra en nuestro bolsillo la moneda de la juventud:”Cuando llegue septiembre todo será maravilloso”. Desgraciadamente, hoy lo verdaderamente maravilloso es alcanzar la subsistencia de cada día.