sábado, 3 de diciembre de 2011

Manolo Bohórquez



Cuando las contradicciones se equilibran en el plano sentimental dejan de serlas. Se puede sentir admiración por una persona y considerarla parte de tu círculo afectivo sin haberla tratado en exceso. Esto que les comento tiene como finalidad el concretar mi amistad con Manolo Bohórquez. Debo reconocer que a este “Gladiador” de la investigación flamenca lo he tratado brevemente en no más de seis ocasiones. ¿Se puede decir que somos amigos? Incuestionablemente, y me consta que es un sentimiento compartido. Nuestra amistad tiene como basamento nuestro cariño apasionado por el Flamenco, y una manera de comportarnos, donde prevalece la honradez, la bondad y la solidaridad por encima de otras cuestiones. Hemos “mamado” el Flamenco desde muy niños para ir configurando –con los años- nuestra existencia en torno al mismo. Nuestra vida sin el Arte Jondo sería posiblemente más pacifica (los disgustos, avatares e incomprensiones del Flamenco son terribles), pero quedaría vacía de autentico contenido sentimental. Buscamos lo culto a través de las emociones y el Flamenco se nos representa como la mágica fórmula pluscuamperfecta. Siempre en mis paseos por Sevilla le escuche decir al Maestro de los investigadores del Flamenco, José Blas Vega, que Manolo Bohórquez simbolizaba la rigurosidad investigadora del Flamenco en toda su plenitud. Me comentaba que Bohórquez era rigurosamente apasionado en sus investigaciones o, quizás, apasionadamente riguroso en cuantos nuevos proyectos acometía. Otro día, que coincidí con el Maestro Juanito Valderrama en Pasarela, me comentó que Manolo Bohórquez era el mejor Crítico de Flamenco que había en España. Así me lo comentó textualmente y así lo reflejo. Lleva ejerciendo la crítica flamenca en “El Correo de Andalucía” desde hace un montón de años (mi madre, a lo largo de su vida, siempre fue una lectora fidelísima de “El Correo” y me recortaba y guardaba las críticas de Bohórquez. Me decía de manera premonitoria: “Juanlu, ahí te he recortao lo que ha escrito tu amigo”). Se que la valentía con que afrontó algunos de sus comentarios le reportaron grandes disgustos y enemistades (llegando incluso hasta peligrar su integridad física). Ha escrito una decena de libros que se nos antojan fundamentales para despejar algunas grandes incógnitas que rodeaban al confuso Mundo del Flamenco. Desde hace tiempo se puso el ropaje de Internauta para generar el Blog de Flamenco más interesante que existe actualmente en nuestra Piel de Toro. Se llama “La Gazapera” y ya sobrepasa las 350.000 visitas. Curiosamente quien en su juventud trabajaba sobres las redes que lo protegían de una caída del andamio, hoy se mueve por otras redes, con el único fin de atrapar nuevos y buenos aficionados para la noble causa flamenca. Este “gigantón” nacido en el Arahal de verdes olivos y vecino de la Mairena de dulces naranjas y de Cante Grande de fragua, tiene cuerda –de guitarra- para rato. Es mi amigo por sentir y defender lo que yo siento y defiendo: el Flamenco como Cultura y no como un entretenimiento de juergas de señoritos y/o políticos oportunistas. Dice que está ultimando su primera novela y, a no dudar, independiente de su incuestionable calidad literaria, siempre conseguirá emocionarnos.

Esa es la diferencia fundamental: mientras el científico dice que dos y dos siempre serán cuatro; los poetas dicen que dependerá de si son rosas o claveles y, los flamencos, hacen –hacemos- las cuentas contando las cuerdas de la guitarra.

1 comentario:

José Luis dijo...

De todo eso que dices, querido Juan Luis, doy fe, sé que Manolo anda realizando trabajos de investigación mucho más allá del interés económico, trabajos cuyo fruto son la pura satisfacción personal y la aportación a nuestro amado arte del patrimonio de su verdadera historia, ya que debido a los politicos que rigen los destinos de la Junta de Andalucia, por tanto del flamenco, no existen partidas para sostener ese esfuerzo. Espero que en el futuro haya un cambio no sólo de siglas, sino de actitudes hacia lo flamenco.