lunes, 29 de noviembre de 2010

La magia del folio en blanco


“El hombre necesita, como quien bebe agua, beber sueños”
- Álvaro Cunqueiro –
-
En el pasado más remoto en un pergamino. En el más reciente en un folio en blanco. En el presente más palpitante frente a los destellos blancos de un ordenador. El Escritor dispuesto a mover su varita mágica y sacar de su chistera un variopinto mundo de letras ordenadas. La Novela como generadora de mil y una Historias que nos harán soñar con infinitas formas de entender la vida y las cosas. Eficaz antídoto para liberarnos de nuestra alienante vida cotidiana, inmersa en laberintos profesionales y familiares que, con frecuencia, nos dejan varados en el puerto de la desesperanza. Viajar por países exóticos; ser participe de hermosos romances; pelear a espadazos limpios en la cubierta de un barco; acompañar la aventura de un personaje histórico; adentrarse en las profundidades de la Tierra; cruzar la selva a la caza de tesoros y al encuentro de tarzanes o, buscar por enésima vez el Santo Grial y descubrir, bajo la rentable pluma de Dan Brown, que Leonardo no era un genial arquitecto y pintor, sino más bien un agente de la CIA (perdón, borren de un plumazo desde Santo Grial hasta CIA). Todo esto, y mil formas más de reinventar nuestro mundo interior te lo proporciona la Novela, digerida placidamente en el sillón de tu casa. El Ensayo, como generador de reflexiones sobre la condición humana. Y la ¡Poesía! Dardos de belleza y sentimientos dirigidos a los recovecos de las almas sensibles. Frases entrelazadas que consiguen sacudir nuestro dormido espíritu, y llevarnos allí donde las almas se cogen de la mano. Antonio, soñando atardeceres en Soria y amaneceres sevillanos. Federico, entre facas plateadas por la luna y sangre siguiriyera que salpica los verdes olivos. Rafael, caminando solitario entre portuenses arboledas perdidas, padeciendo el sabor amargo de la lejanía entre rumores de fuentes romanas. Juan Ramón en su dulce soliloquio con Platero, impartiendo sus lecciones magistrales en Puerto Rico. Luís, respirando el Aire de su calle con el eco de los vendedores de búcaros lebrijanos, y dejando su alma eternamente reposar en su Jardín Antiguo sevillano. Vicente, Pablo, Manolo, Jorge, Pedro, Dámaso, Emilio, José, Gerardo y…. ¡Miguel! Pastor de poemas a niños yunteros que abren surcos de orfandad por los senderos de la Poesía. Define Miguel el dolor y duele hasta el leerlo: “Tanto dolor se agrupa en mi costado que por doler me duele hasta el aliento”. Como diría Gabriel: “La Poesía es un arma cargada de futuro”, y donde afirma:

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un si que glorifica.

Se nace escritor adherido al halo divino del talento. Luego se adentra compulsiva pero amorosamente en el maravilloso mundo de la lectura. Después se aprende el oficio de ir ordenando palabras y conceptos y a ver que sale. Nada más hermoso que la Literatura y su vertiente lectora. Nadie que sea un buen lector debe –o debería- de sustraerse del placer de escribir. Lo que salga será bueno, regular o malo pero, a que dudarlo, intrínsicamente personal e intransferible.

Romper la magia del folio en blanco es algo que descubrí hace muchos años y es rotundamente gratificante.

Nadie debería morirse sin dejar plasmada sus vivencias y emociones dentro de la cuadratura del espacio en blanco. Miguel lo hacía mientras pastoreaba cabras en Orihuela y alcanzó la cumbre de la Poesía española.

Hoy, los blogs internautas han conseguido romper muchas reticencias y falsos pudores. Todo el que tenga algo que decir que lo haga ahora o guarde su pluma para siempre. Las posteridad, a que dudarlo, solo esta al alcance de unos pocos. No nos engañemos, no escribimos para conseguir el halago fácil, sino más bien por descargar una parte de nuestros sentires y vivencias. Dispongo de cuatro ediciones del “Ocnos” de Luís Cernuda (lo mejor que se ha escrito sobre esta Ciudad). Tres de ellas las conseguí en el Mercadillo del Jueves. Pagué un euro por cada una de ellas. Todo triturado por el paso del tiempo y hoy más que nunca sujeto a la ley de la oferta y la demanda. La belleza estética sevillana cambiada por una litrona. Encuentros amorosos pendientes que se realizan cuando alguien decide romper la magia del folio en blanco.

Nota adicional para aquellos que todavía no estén familiarizados con la Generación Poética del 27. Completamos sus nombres (con la inclusión de tres de sus maestros y un glorioso contemporáneo) según aparecen en este Toma de Horas.

- Antonio (Machado)
- Federico (García Lorca) *
- Rafael (Alberti) *
- Juan Ramón (Jiménez)
- Luís (Cernuda) *
- Vicente (Aleixandre) *
- Pablo (Neruda)
- Manolo (Altolaguirre) *
- Jorge (Guillén) *
- Pedro (Salinas) *
- Dámaso (Alonso) *
- Emilio (Prados) *
- José (Bergamín) *
- Gerardo (Diego) *
- Miguel (Hernández) *
- Gabriel (Celaya)

viernes, 26 de noviembre de 2010

La Mampara del Señor

Esta mañana desde que me saludó el alba me hice el firme propósito de ir a verte. Leí hace unos días en la prensa local que te habían instalado una nueva mampara para garantizar tu seguridad. La física, pues la espiritual es traspasada continuamente por los sentimientos que nacen de la Fe y la Tradición. Han tenido que pasar cuatro siglos para que alguien, por motivos espurios, se atreviera a agredirte. No busquemos rocambolescos complots en aras de resucitar viejas y sangrientas trincheras. ¿Cuándo dejará España de oler a pólvora y a sangre? Todo se debió a la voluntad individual de un ¿desequilibrado? Seres que en aras de su oportunismo, o de su perturbada y solitaria soledad, atacan el Centro de nuestras emociones. Te atacan, más que por Ti mismo, por lo que significas para todos nosotros. Quien hoy, magníficamente por cierto, nos representa al conjunto de los miembros de tu Hermandad, Enrique Esquivias de la Cruz, se ha visto obligado por la circunstancias a blindarte para salvaguardarte de los vándalos. Por cierto, aunque Tú lo sabes de sobras, tu Hermano Mayor dio, con diferencia, el mejor Pregón de los últimos años. Ignoro si fue “una pieza literaria muy bien construida” o, si consiguió emocionar a la Sevilla cofrade. Fue, simple y llanamente, un Canto de amor a la Ciudad y a sus Cofradías, y una demostración de compromiso cristiano ante los problemas de la Sociedad que hoy nos ha tocado en suerte (o en desgracia). Si, ya se de sobras, que Tú no permitiste que estuviera solo en el atril maestrante. ¡Bueno eres Tú para abandonar a su suerte a ninguno de tus hijos!

Entré a media mañana por el pórtico de tu Basílica y me desplacé, según se avanza, por la orilla izquierda de este río de sentimiento sevillano. Allí estabas dentro de esta capsula de metacrilato que te evita a Ti, y sobre todo a nosotros, graves sobresaltos como los del pasado e infausto 20 de junio. El Señor de Sevilla es tan inmenso en su Divina Presencia que hasta consigue humanizar la mampara. Pareciera como si la hubieras tenido desde siempre. ¡Por fin están abiertas las puertas que conducen a tu Divino talón! Ya podemos de nuevo, después de posar nuestros temblorosos labios en él, contemplar tu hermoso y rotundo perfil barroco. Subimos a tu camarote buscando el consuelo como Patrón del barco de nuestras vidas, y bajamos, despacio y rehechos, hacia las arenas de la playa de tu Columbario. En Ti anidan Alfa y Omega. Orto y Ocaso. Sombra y luz. Principio y fin de la existencia sevillana. Tus plantas fueron regadas, por los siglos, con las lágrimas que dimanan de las plegarias sevillanas. Siempre has estado -y estas- Omnipresente. En devoto Besamanos. Paseando tu dolor misericordioso por las calles sevillanas, notando bajo tus pies el rachear de las alpargatas de tus costaleros. Verte cruzar la Plaza de Molviedro es la mayor conjunción posible entre Dios y Sevilla. Hay momentos que tumban por si solos todos los planteamientos teóricos de la Teología. En tu Paso, arriado en la Basílica, después de dejarle el relevo de la Madrugá sevillana a la Esperanza. En el Convento de Santa Rosalía diciéndole, una vez más, al Arte Barroco quien manda aquí. En el solitario y permanente soliloquio que cada sevillano/a proyecta hacia tu misericordia. Hoy, no podía ser de otra forma, te adentras en el Siglo XXI rodeado de sus artilugios de seguridad. Tú no eres antiguo ni moderno: Tú eres Eterno. Tenemos la obligación, hazte cargo y no te enfades, de velar por Ti, como un pequeño tributo a los siglos que Tú lo llevas haciéndolo por nosotros. Pretendemos que los nietos de nuestros nietos te sigan venerando y confiando en tu Divina Providencia.

Nosotros te ponemos una mampara, y Tú, desde siempre, nos proteges a nosotros con la que emana de la Fe. Tu Mampara era artificial hasta que cruzó el umbral de tu Basílica y Tú estuviste dentro de ella. Desde entonces ya es divina, y conocida en toda la Ciudad como: la Mampara del Señor.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La Mirada de Dios



Matibalú es un pequeño poblado de Kenia que puede rondar los quinientos habitantes. Lo bordea uno de los afluentes del río Mara y en él acechan enormes y feroces cocodrilos de ojos amarillentos y apetito insaciable. Sus aguas son cenagosas y turbias, y en sus orillas nacen juncos cuyas puntas siempre parecen mirar al cielo. Es un poblado laborioso y que se mantiene de sus propios recursos. Los niños eran apercibidos, desde su más temprana infancia, que bajo ningún concepto pueden acercarse solos a la orilla del río. Un día, cuando una mañana agosteña todavía no había perdido del todo el frescor de la noche, un niño de algo más de dos años y en un descuido de los mayores, encaminó sus pasos hacia el borde del río, adentrándose y perdiéndose en las turbias aguas. Cuando comenzaron los alaridos de dolor por su segura muerte ocurrió un hecho que los hizo enmudecer. Salió lentamente hasta la superficie un enorme cocodrilo como si emergiera del fondo de los avernos. En su lomo iba sentado el niño sonriente y aparentando una pasmosa tranquilidad. El enorme saurio se desplazó lentamente hacia la orilla y avanzó solo unos metros por tierra firme. Se detuvo mientras el niño se bajaba lentamente de su insólita cabalgadura, empezando a andar hacia el poblado. Desde este hecho que se sitúa, como tantas hermosas historias africanas, entre la historia y la leyenda, los cocodrilos son considerados sagrados e intocables por los habitantes del poblado. Les dan de comer copiosamente –aunque ellos no coman- y conviven con los saurios en plena armonía. La Madre Naturaleza ha creado un vínculo difícilmente explicable desde el campo de la racionalidad: humanos y cocodrilos entrelazados por la cotidianidad.

África. Memorias de África, donde se mezcla naturaleza salvaje con los sangrientos tráficos de armas y diamantes. África, tierra de despóticos dictadores y de sacrificados misioneros. Atrocidades tribales que harían llorar de rabia y pena al mismísimo Satanás. Y la hambruna inmisericorde que nos corta la digestión de europeos complacientes y felices viendo los informativos. Niños, los niños africanos, como ejemplo rotundo de que hemos fracasado en nuestra condición de seres humanos. En ellos, solamente en ellos, y no en báculos y mitras se encuentra la Mirada de Dios. Ojos enormes en cuerpos esqueléticos que de continuo nos preguntan: ¿Quién o quienes nos habéis robado el pan? ¿Quién ha transformado los arados en campos de batalla? ¿Quiénes han permitidos tantas atrocidades? ¿Quién nos roba nuestra agua para regar los campos de golf y las piscinas de lujo? Hace ahora más de dos mil años Uno le preguntó a Dios: “Padre porque me has abandonado”. Hoy nos los preguntan a todos nosotros, con su mirada, los niños famélicos de África.

Unos, van de safaris de nuevos ricos a cazar animales salvajes para luego disecar sus cabezas y, que adornen en sus salones los testeros de las chimeneas. Otros, van a la caza y captura del hambre que devora a los niños africanos, perdiendo en muchos casos la vida en el empeño. Esos parece ser que no cuentan en el haber de la Cristiandad. Son gente que saben que, tarde o temprano, tendrán que enfrentarse a la Mirada de Dios y podrán mantenerla de frente y sin agachar la cabeza. África, Kenia, Matibalú, Mara, cocodrilos y…… ¡Niños!, los olvidados niños africanos. En ellos, solamente en ellos, depositó Dios su Mirada. Aunque nosotros al percibirla miremos para otro lado. Ojos que no ven corazón que no siente.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Españoles por el mundo



Españoles por el mundo. Andaluces por el mundo. Extremeños por el mundo. Madrileños por el mundo. Gallegos por el mundo. Lebrijanos por el mundo. Hoy no existe Cadena televisiva estatal, autonómica o privada que no se de un garbeo por esos mundos de Dios para comprobar como les va a nuestros compatriotas. Los encontramos desparramados e integrados en los confines más diversos de este maltratado planeta llamado Tierra. Mayoritariamente se trata de gente joven que cambió el terruño donde juega “La Roja”, por otras latitudes bien ajenas en modos y costumbres a sus lugares de origen. Unos, lo hicieron siguiendo el sendero, bendito sendero, que marca la llamada del amor y su imprevisible desenlace. Otros, buscando alternativas profesionales que aquí les fueron vilmente negadas. Se fueron como se suele decir, con una mano detrás y otra delante, sin saber la suerte que les aguardaba, y sin un conocimiento profundo del idioma del país anfitrión. Sin más equipaje que sus dos T: Talento y Tesón (conceptos hoy tristemente devaluados en nuestra España, que en la actualidad trata a sus mejores hijos no como Madre sino como la Madrastra de Cenicienta). Me alegra verlos integrados plenamente en sus lugares de destino ocupando cargos de responsabilidad, o desarrollando muy satisfactoriamente tareas acordes con su preparación profesional. Desempeñan trabajos para los que fueron preparados en España, posibilitando que los países de acogida se beneficien de su excelente formación y su capacidad de trabajo. Puro desperdicio patrio de una juventud obligada a exiliarse profesionalmente. Todos se muestran contentos con sus países de acogidas y sus condiciones de trabajo y, en un gesto que les honra, no muestran ningún rencor hacia aquellos que les obligaron un día a hacer las maletas. Añoran, eso si, a familiares, amigos, la comida y el clima de su nunca olvidada España. Ante la pregunta de si piensan retornar todos responden afirmativamente, aunque sin poder determinar cuando podrá producirse el retorno. Triste paradoja es el comprobar que mientras lo mejorcito de nuestra juventud anda deambulando –y triunfando- por tierras foráneas, por aquí andan campando a sus anchas mediocres personajillos, y un montón de inútiles integrales que andan de continuo chupando las ubres de Papa Estado, o en su defecto de los padres biológicos. Una excelente Generación, talentosa y responsable, exportada a países sensibles hacia la voluntad y la inteligencia, ninguneada en todo su esplendor a la Sociedad española. Están integrados en los países de acogida y la Televisión nos muestra su ámbito profesional, social o afectivo, dejando claro aquello de que nadie es extraño en el paraíso (cuando te dan posibilidades para fabricártelo a tu medida). Comprobar que un malagueño es a sus 31 años Director de una de las Compañías aseguradoras más importante de Hamburgo, que un pintor cordobés es de los pintores más cotizados en Tokio o que una Profesora de Guitarra Clásica sevillana tenga abierta una Academia en Estocolmo a pleno rendimiento, hace que nos sintamos orgullosos y tristes a la vez. Orgullo por comprobar como se emocionan desde sus exitosas atalayas profesionales cuando nombran a la Madre Andalucía. Tristeza al comprobar como los andaluces, antes con la maleta de cartón y hoy con un titulo universitario bajo el brazo, siguen buscando nuevos horizontes donde poder vivir y respirar. Andaluces, en definitiva, obligados ayer y hoy a abandonar su tierra por las circunstancias políticas y sociales de la época que les tocó vivir.


Aquí, en Andalucía, las cosas funcionan por ciclos de” Modernización” (ya no se si vamos por la Tercera o la Cuarta, como el baile por Sevillanas) y, todo queda supeditado a un brillante mañana que nunca termina por ver el alba. Se trabaja –políticamente- por el futuro y al presente que le den por culo (con perdón). Con razón dice nuestro Himno: “Andaluces levantaos”. Quien valiendo y teniendo ganas de trabajar no lo haga y no vuele hacia otros horizontes, corre el riesgo de que se lo coman las moscas en una cola del INEM (vulgo Paro). Los lunes al sol, pero eso si, esperando siempre sentados que nos llegue el mañana.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Bienvenido Mister García Berlanga



“Dios crea el mundo y el artista lo recrea”
- Joaquín Romero Murube –
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El cine español está de riguroso luto. Hace tan solo unos días que nos dejó huérfanos de su siempre grata presencia, don Luís García Berlanga. Tenía 89 años de edad y estaba encadenado a esa terrible enfermedad a la que llaman Alzheimer. Cuando se nos murió doña Roció Jurado y, de manera unánime, había coincidencia en que se nos había ido la más grande. Pues bien, extrapolen ese comentario a la Historia del Cine Español, y por ahí andaba este Mago valenciano del Séptimo Arte. Para siempre quedarán impregnadas en nuestros sentimientos películas tales como: “Plácido”; “El Verdugo”; Bienvenido Mister Marshall”; ¡Vivan los novios! o, “La Escopeta Nacional” entre otras. Profundo conocedor de nuestra esperpéntica manera de afrontar la vida y las cosas, supo retratarnos en el celuloide con la apoyatura extraordinaria de los guiones de don Rafael Azcona. A través del pequeño resquicio que le dejaba la ventana de su ya deteriorada lucidez, supo, antes de irse para los cielos, dejarnos algunas perlas demostrativas de su inigualable talento: “Almodóvar tiene a sus chicas y yo a mis viejecitos Berlanga”; “No he dejado huella en el cine sino en la gente”; “El cine español no debería vivir de las subvenciones” y apostillaba, “El dolor me jode, pero morirme me jode más”.

Siempre fue muy reacio a utilizar la música en sus películas. No quería aditamentos colaterales que distrajeran a la gente de aquellas hermosas historias contadas en imágenes. Su cine es inmortal y, a que dudarlo, crecerá con el paso de los años. Es el sino de los genios creadores: crecer, crecer y crecer después de muertos. Supo beberse la vida a sorbos rodeado de grandes amigos, y con una inveterada atracción hacia el género femenino. Nunca le bailó el agua a nadie, sabiendo alejarse de las esferas del Poder a la que tan acostumbrados están algunos creadores españoles. Era una compensada mezcla de anarquista liberal y libre pensador, con el añadido de una sorna y una cultura verdaderamente extraordinarias. Una de sus apostillas en vida fue: “La crispación política me da mucho miedo. Y ahora hay mucha. Como en el 36”. Se fue pero nos deja una filmografía apasionante sobre este convulso batiburrillo llamado España. A que dudarlo, Pepe Isbert y Manolo Morán, ya lo estarán esperando en el Cielo donde van las alma nobles. Portarán una pancarta que dirá: “Bienvenido Mister García Berlanga”. De fondo se escuchará la canción de Lolita Sevilla que comenzaba diciendo: “Los yankis han venío, ole salero, con mil regalos…….”. Gloria eterna a aquellos que, como don Luís, nos hicieron la vida más agradable y llevadera.

viernes, 19 de noviembre de 2010

El Barbero de…..Pino Montano

Desde que arribé a la Barriada de Pino Montano ya han transcurrido una treintena larga de años. ¡Como pasa el tiempo! Llegué con la tinta fresca en el Libro de Familia y hoy ya pertenezco al noble gremio de los abuelos. No tengo reparos en reconocer que mi estancia, en los terruños sentimentales de Ignacio Sánchez Mejías, ha sido enormemente grata y positiva. Definida queda la diferencia entre Barrio y Barriada: en el primero la gente tomaba la calle de manera lúdica y participativa (supeditada por las condiciones de vida de los hoy prácticamente desaparecidos corralones de vecinos) y, en la segunda, la calle representa un hueco donde aparcar, un contenedor donde depositar la basura y unos breves paréntesis para saludar con brevedad a vecinos y amigos. Todo deprisa y corriendo. Hemos ganado en comodidad y hemos perdido en calidad humana. Estoy firmemente convencido de que en la actualidad el último reducto de barrio existente en Sevilla está, como no, cruzando el Puente de doña Isabel II: la Triana eterna e inmortal.

Existen personas en Pino Montano a las que llevo saludando en la calle durante un cuarto de siglo y no se ni como se llaman. Ignoro sus quehaceres laborales/profesionales ni a que dedican su tiempo libre. Evidentemente en los antiguos barrios esto era prácticamente imposible. Vivo bien, en paz y armonía, encuadrado en esto que administrativamente llaman Distrito Macarena Norte y me siento, que no es poco, valorado y apreciado. Aquí y motivado por circunstancias personales ya tengo fecha de caducidad. Si alguna vez desaparecen los nubarrones de la crisis y sale de nuevo el sol de la abundancia, seguramente con las gafas que me ponga para protegerme ya veré un nuevo y, posiblemente, último territorio. Si pudiera elegir, Triana o el Aljarafe serían mis preferencias vivenciales. No serían malos sitios para terminar mi aventura sentimental con esta Ciudad de mis amores y desvelos.

Siempre llamaron poderosamente mi atención los personajes que generaba cada Barrio, por considerarlos la esencia de sus calles y plazoletas. Sin ellos todo sería mas anodino y en los baúles de los recuerdos, en cuanto a anécdotas se refiere, reinarían las telarañas. En Pino Montano conozco a unos cuantos, e incluso, algunos de ellos me honran con su noble amistad. Posiblemente ni ellos mismos sean conscientes de lo que representan en nuestro acervo afectivo. Por estos derroteros sentimentales se mueve Emilio “el peluquero” (me gusta más lo de barbero, y prefiero decir calentitos antes que churritos. Cosas de la edad). Este ilustre personaje pinomontanero forma parte del famoseo popular y sano (otros se han hecho famoso aquí por meter la mano en el cajón) de la Barriada. Él nunca –como otros- te toma el pelo, más bien te lo corta. Sin salir de su entorno reparte sus actividades laborales entre una charcutería familiar en la Plaza, y sus menesteres en el noble oficio de dejar las cabezas –por fuera- en perfecto estado de revista.
Por las mañanas y, dada la crisis, corta mucha mortadela y poco jamón y, por las tardes, emulando al apache Jerónimo nos corta el cuero cabelludo. Buen tipo este Emilio. Engarzado está a peine y tijeras con la mejor tradición barberil sevillana. Tiene la virtud de saber escuchar, siempre con una sonrisa en los labios y dotando a su Barbería del sacrosanto ejercicio del sano debate. Allí se habla de cuestiones serias y fundamentales en nuestras vidas: Fútbol, Cante y Toros.
Configura, junto al querido Miguel Ángel Fernández de “Cortefié”, mis dos asesores de imagen. Uno, por poco dinero, me tiene como un pincel y, el otro, me reinventa mi estética de busto romano en decadencia. Debo reconocer que hubo una etapa, felizmente superada, en la que Emilio cuando me perfilaba navaja en mano el contorno del cuello, siempre me cortaba levemente detrás de la oreja izquierda. Creo, con toda sinceridad, que dada su condición de “palangana” converso y confeso, lo hacia para cerciorarse de que los béticos también tenemos la sangre roja. De lo que estoy convencido es que cuando ya forme parte de la frágil memoria sentimental de Pino Montano, Emilio siempre será una excusa perfecta para volver por estos lares. Vendré a pelarme y, rogando por el camino de que, por favor, de vez en cuando tambien corte a algún sevillista que otro. Que reparta los leves tajos navajeros para así poder evitar cualquier indicio de sospecha. Grande, muy grande, nos resulta este barbero reciclado a charcutero por las mañanas. Cuarto de salchichón curado por la mañana y, cortito y a tijera por la tarde. Con la crisis hemos topado Sancho.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

La vida entre Mármoles y Aire


Nunca se valora más la luz del sol
que cuando se nos aparece
después de una fuerte tormenta.

La noche se le hizo eternamente larga y los minutos en el reloj discurrían con una lentitud desesperante. Cuando en la amanecida descorrió los visillos de la cortina de su dormitorio, la calle estaba fantasmalmente oculta por una densa neblina. Su descalzo pie derecho se desplazó fuera de la alfombrilla del suelo y un escalofrío recorrió su espalda. Caminó, ya sin solución de continuidad, hacia la blancura luminosa de su cuarto de baño. Mientras el agua caliente corría por su cabeza buscando la curvatura de sus hombros, sintió una sensación de placer que le hizo cerrar los ojos. Luego se secó de manera parsimoniosa quedando extrañado –una vez más- de los estragos que el tiempo causa sobre los cuerpos juveniles del ayer. Se frotó cabeza y cuerpo con el líquido de menta y limón que salía, mediante golpes suaves, de un frasco de Álvarez Gómez. Se enfundó en un albornoz ayer azul-añil y hoy celestón por los estragos de detergentes y suavizantes. Se peinó con la satisfacción de ver, a pesar del paso de los años, su pelo blanqueado pero decidido a permanecer cosido a su cabeza. Se afeitó con lentitud y se impregnó la cara con un potingue que, según su literatura impresa, calmaba, hidrataba y para colmo retrasaba las arrugas. Luego se vistió con parsimonia mientras escuchaba un arias de Maria Callas. Escogió la ropa cuidadosamente procurando combinar adecuadamente camisa y corbata. Luego y una vez pertrechado de móvil, llaves, tarjetas, gafas de sol, lentes de cerca, pañuelo y un par de paracetamoles por si las moscas, emprendió la hermosa y arriesgada aventura de salir cada día a la calle.

Tenía una cita a la diez de la mañana en la consulta del eminente oncólogo don Gabriel Valero Fernández en la calle General Polavieja. Miró el reloj de su muñeca y pensó que tenía tiempo de sobras para combatir el sueño acumulado con un café cargado. El doctor Valero le iba a confirmar, ya de manera definitiva, si los análisis determinaban que el tumor que le habían detectado en el colon era benigno, o si por el contrario significaba un pasaporte para el más allá.


Llegó a la consulta extrañado de encontrarse bastante tranquilo ante la difícil coyuntura a la que tenía que enfrentarse. Pensó para sus adentros: “joé, no todos los días te dicen si te quedas o te vas”. El reloj de pared del vestíbulo marcaba, exactamente, las nueve y treinta cinco de aquella mañana de un desapacible día de noviembre. Fueron quince, quince interminables minutos los que tardó en abrirse la puerta de la consulta de don Gabriel. Salió para despedir a una señora que, a no dudar, si estaba mala sería por dentro. El querido galeno le hizo una señal para que pasara. Se sentó mientras que don Gabriel permaneciendo de pié sacó un papel de un sobre. El contenido podía representar para él una sentencia de vida o muerte. Lo leyó mientras sus lentes se sostenían a duras penas en la punta de su nariz. Se desabrochó su bata blanca y tomó asiento frente a él. Por el brillo de su mirada supo que había conseguido una nueva tregua terrenal. Efectivamente, le comento que el tumor era benigno y de fácil extirpación.


Sonrieron ambos con la complicidad que da el intercambio de las buenas noticias.
Se guardó el sobre en el bolsillo interior de su chaqueta y se despidió del galeno con un fuerte apretón de mano. “Rozando el palo” pensó mientras bajaba por la escalera.

Enfiló sus pasos hacia la calle y nunca le pareció tan hermosa la Plaza de San Francisco como aquel día. Era uno de esos momentos donde los pasos saben solos donde dirigirse. Enfiló Álvarez Quintero hasta desembocar en calle Francos. Subió por Pajaritos hasta el cruce de Abades, y de allí tras un breve salto, hasta su ángulo urbano preferido: el que forman Mármoles con Aire. Frío de cementerio la primera y soplo de vida cernudiana la segunda. Ya tenía decidido que, según el resultado de las pruebas, cogería la calle acorde con su destino. Tomó la calle del Aire respirando profundo en la puerta de los baños árabes, y se paró a leer el azulejo con el “Jardín Antiguo” de Luís Cernuda. Dobló a la izquierda por Federico Rubio buscando la pequeña explanada de la placita de Ramón Ybarra. Cuando traspasó la puerta lateral de la iglesia de San Nicolás de Bari ya este Toma de Horas se retiró discretamente. Lo que habló con el Señor de la Salud y la Señora de la Candelaria ya forma parte de su más estricta intimidad. Ellos sabrán que se dijeron. Lo que parece ser es que a Bernardo, el sacristán, al cerrar la Iglesia le pareció notar que la Virgen sonreía y pocas veces encontró más grande la talla del Señor. Dice una limpiadora, que al limpiar la Iglesia, notó debajo del altar del Sagrado Corazón un par de gotas de sangre en el suelo. Victorino encontró, justo en la puerta del pequeño trastero donde custodia los restos de la gloriosa resaca del Martes Santo, un sobre tirado en el suelo. Lo recogió y leyó en su parte posterior: Gabriel Valero Fernández / Médico Oncólogo / Calle General Polavieja, 7-1ªA- 41004 - Sevilla. Viendo vacío su interior lo depositó en el último banco de la derecha. Misterios de una Ciudad donde la fe se engarza con el amor.

martes, 16 de noviembre de 2010

¡Por fin sonó la…..guitarra!



Dos veces, dos veces ha necesitado la UNESCO para determinar que el Flamenco sea Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Pero bien está lo que bien acaba que diría un castizo. Me congratulo enormemente con todo aquello que sirva para engrandecer el Flamenco, llevándolo a los epicentros de la Cultura universal y, alejándolo ya definitivamente de los sórdidos cuartos señoritiles del ayer. El hambre de lo jondo expuesta con el quejío de la pena en noches interminables de vino y cante. Lentos y resacosos amaneceres donde a una voz rota de ayes, madrugada y aguardiente se le decía inmisericorde: “a ti ya te veré”. Todo ya, afortunadamente, perdido en la nebulosa de los terribles años de la posguerra. Cante atrapado bajo la triste sombra del hambre y la miseria. Quede testimonio de que sin estos gladiadores de Fandangos, Soleares y Siguiriyas no hubiéramos llegado hasta donde hoy estamos. Mil gracias pues a aquellos Artistas del Flamenco que llevaron su Arte por una larga travesía en el desierto de lo culturalmente marginado. Fueron sospechosamente observados y rechazados por una Sociedad que, salvo la excepción de Triana, nunca les concedieron ni tan siquiera el beneficio de la duda. Eran flamencos y por ende gentes de mal vivir. Por eso Triana en el Flamenco es punto y aparte. Allí brotaron los Cantes a golpes de martillos fragüeros, envueltos en el humo de sus tejares, con aromas del Zurraque y arrullados por la brisa marinera de las aguas del Río Grande. Soplos de libertad y concordia en una tierra, creada por la Esperanza, para los que no tenían ni tierra ni esperanzas. ¡Y pensar que Triana no tiene un Museo dedicado al Flamenco! Menos mal que este hecho lo ignoraban los sesudos sabios de la UNESCO.

Crecí entre cantaores y cantes por la impagable herencia de mi padre. Me formé en plena madurez gracias al cariñoso apadrinamiento de Manolo Centeno. Bebí de la sabiduría jonda andaluza de Luís Caballero. Aprendí de Pepe Blas Vega a estudiarlo y admirarlo -aun más- a través del conocimiento. El Flamenco ha sido, es y será mi fiel escudero por los caminos de la vida y las cosas. Mi empujoncito para configurarlo como la Cultura Musical de Raíz –con permiso del Jazz- más importante del Universo nunca le faltó. Ahora, y gracias a la UNESCO, tiene una nueva estrella en su firmamento de gozo y pena. Flamenco siempre en plena evolución y configurado como consecuencia directa de la época que le tocó vivir. Hoy, afortunadamente, goza de una más que excelente salud y está en manos de unos artistas jóvenes absolutamente inconmensurables. Se apoyan en Marchena, Vallejo. Mairena, Caracol, Tomás, Pastora, Enrique, Camarón, Montoya, Ricardo y don Paco para elaborar su discurso jondo. El baile más actual, hermoso y creativo, sustentado en lo dos Antonios del Baile, comandando una luciérnaga de compas en los pies y los brazos de Farruco, Pastora Imperio, Matilde, Ana María, Eduardo, Milagros, Mario, Merche…….., hecho hoy realidad en jóvenes pasados de talento y sensibilidad flamenca. Juventud, divino tesoro, que saben de donde vienen y a donde deben –o deberían- llevar al Flamenco. Ya no existe un teatro en el mundo cuyas puertas no se abran para el Arte Jondo. Es Cultura, que se transforma en vida sobre los escenarios de los cinco continentes, haciendo palpitar de emoción a los públicos más variopintos. Como todo Arte vivo siempre estará sujeto a controversias y polémicas –muchas veces estériles- y, que a la postre, terminan difuminándose en la estela del compás de las cosas con alma.

Flamenco ayer de señoritos juerguistas y hoy –en muchas ocasiones- en manos de políticos oportunistas. No han podido ni podrán apoderarse de él. El Flamenco es como Sevilla, se deja cortejar pero nunca te da el si definitivo.

Nunca ha sido ni será domesticado. Es una jonda letanía de alegría y pena para las almas sensibles. La miel y el limón lorquiano dulcemente mezclados bajo la atenta mirada de la luna.

Discurso de un Arte nacido, amamantado y exportado desde Andalucía para que los caminos de la Tierra se abran de surcos andaluces.

Alguien canta, toca o baila para que otro sienta en su alma el escalofrío del soplo divino de Dios. Mientras que el mundo gira, gira y gira, el Flamenco consigue que lo haga a compás. Enhorabuena pues en cuanto de positivo tenga está nueva denominación de origen universal. Flamenco o lo que es lo mismo: poesía para el alma.

La Soleá bien templá
la Siguiriya doliente;
el Taranto visceral
y los Fandangos valientes.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Donde se duermen las mariposas




¡Dios mío que pesadilla,
soñé que no era andaluz
ni tampoco de Sevilla!


Podría afirmar que conozco a Paulino de toda la vida. Nació, se crió, maduró y está en los preámbulos de eso que llaman Tercera Edad sin moverse de la calle Placentines. Siempre defendió su soltería a capa y espada. Cuando nació la matrona que asistió a su santa madre, conocida como doña Pepita, que seguro estará en la Gloria donde descansan eternamente los justos y bondadosos, le dijo que había tenido un soltero. Paulino tuvo novia formal durante treinta años, y esta se cansó de que cada vez que le insinuaba el tema del matrimonio él cambiaba rápidamente de conversación. Este sevillano criado a la sombra de la Giralda es de los últimos pájaros solitarios que pululan por los alrededores de la Alfalfa (no confundir pájaro con pajarraco). Es completamente imposible cuantificar cuantas veces habrá subido o bajado la calle Alcaicería. Hasta su anticipada jubilación siempre trabajó en un comercio de la calle Álvarez Quintero. Viste de manera impoluta y es un autentico llanero solitario del Centro de la Ciudad. Culto, refinado y de una educación lamentablemente hoy en desuso. Su timidez se me antoja rotundamente patológica. De un tiempo a esta parte se ha especializado en reflexiones filosóficas que no son precisamente “la alegría de la huerta”. Te para en la calle y te comenta:

- Oye Juanlu, ¿si no tuvieras más remedio que elegir que preferirías quedarte ciego o sordo?

O bien:

- ¿A ti te gustaría que te practicasen la eutanasia para evitarte una larga agonía?

O esta otra:

- Te quieres creer que hoy tengo dudas de si incinerarme o no, ¿tu lo tienes claro?

Joé con el Paulino de los cojones, vamos Paco Gandía en estado puro. Últimamente parece ser que ha suavizado su fúnebre discurso y ya anda por otros derroteros filosóficos. Ha dejado tranquila a la Dama de la Guadaña en su morada de sombra y pena, reflexionando ya –afortunadamente- sobre cuestiones más terrenales. Hace unos días en nuestro último encuentro en la Plaza del Pan me comentó:

- Oye, ¿caso de no haber nacido en Sevilla en que otra ciudad te hubiera gustado hacerlo?

- Buena pregunta y de complicada respuesta querido Paulino (hay nombres que llevan el premio implícito), déjame unos días para pensarlo.

¿Nacer, crecer, vivir y morir lejos de Sevilla? No se, no se sinceramente que Ciudad cubriría mis anhelos y aspiraciones existenciales. ¿Cádiz quizás? ¿La inigualable Granada? ¿Algún pueblo mediterráneo alegre y luminoso? ¿Alguna ciudad castellana recia y profunda? No sé, sinceramente no sabría manifestarme sobre tan “paulinesco” tema. Lo que nunca tuve duda es de que en el supuesto de no haber nacido en España y, puesto a elegir, la bella Italia sería sin duda mi primera opción. Alguien dijo, y dijo bien, que la principal diferencia entre franceses e italianos es que los primeros se creen el ombligo del mundo, y los segundos no se lo creen porque saben que lo son.

He llegado al convencimiento de que todas las ciudades, desde la más pequeña a la más grande, tienen una lectura sentimental que nos conduce a los vericuetos de su alma. Las ciudades se disfrutan paseándolas en solitario o con alguien que sepa valorar el sonido del silencio. Cruzar la Plaza Virgen de los Reyes hablando acaloradamente de Zapatero o de Lopera sin levantar la vista hacia arriba es una herejía.

Mirar el reloj en el interior de la Basílica del Gran Poder o la Macarena es confundir los minutos efímeros con el tiempo eterno. Sentarse, sin prisa ni desosiego, en un banco de San Nicolás delante de la Candelaria, o en la Capilla Sacramental contemplando en silencio al Señor de Pasión, es revivir el círculo mágico de nuestros sentimientos más nobles. Apoyarse en la barandilla del estanque de los jardines del Alcázar es un preámbulo de cómo serán los balcones del cielo.

Nadie que verdaderamente amé a su Ciudad debía de sustraerse ante la posibilidad de soñarla desde la lejanía. Lo hice a lo largo de mi vida en cuatro ocasiones, y nunca me sentí más prisionero de su hermosa cadena de sangre y luz. Sevilla se sueña profundamente en la distancia y se padece en su cotidiano día a día. Ciudad que, como ninguna, está hecha para los sentimientos de músicos y poetas y, que sin embargo, hoy está huérfana de lectores de poesía y de almas sensibles para el soniquete. Tres de sus mayores manifestaciones son etéreas y repletas de autenticidad y pureza. Son muestras inequívocas del perfecto equilibrio de las cosas sublimes. Nadie puede extrañarse de que el Toreo, el Flamenco y la Semana Santa tomaran cuerpo y forma en la Ciudad de la Gracia. Se nos aparecen fugazmente en momentos mágicos de Arte y Sentimiento, y se marchan dejándonos un regusto agridulce de gozo y melancolía. Recuerdo que cuando el Maestro Paco de Lucía clausuraba la pasada Bienal en el Maestranza y se disponía a acometer su tercer tema comentó: “Ojú, que fatiguita se pasa en Sevilla”. Lo decía el mayor artista que ha dado la Historia del Flamenco, y sin que exista un rincón del mundo donde no se haya escuchado su mágica sonanta. Pero sabe que Sevilla es Sevilla y con eso basta. Aquí los gatos son gatos y las liebres son liebres. Hermoso y hoy descuidado rincón terrenal donde siempre se vinieron a dormir las mariposas.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Allí donde la corriente nos lleve



“No conozco un solo lugar donde Dios se haya sentido a gusto”
- Guillermo de Baskerville - (El nombre de la rosa)
-
Insisto, que aun a riesgo de resultar reiterativo, las expectativas que me marqué al comenzar esta aventura de los Toma de Horas han sido cubierta con creces. La misma no hubiera sido posible sin el afectuoso mecenazgo de Salvador Gavira. Fue quien me animó a escribir regularmente y me proporcionó una cobertura técnica que, dada mi pertinaz torpeza informática, para mí hubiera sido imposible de desarrollar. Empecé con un artículo de opinión semanal y actualmente pertrecho tres a la semana. Mi intención inicial era cubrir fundamentalmente tres temas. A saber: sobre mi Ciudad (pasado, presente y futuro); su Semana Mayor, como máxima expresión que aúna sentimiento, fe y tradición y, dada mi condición de sociólogo frustrado, sobre la condición humana. Luego los acontecimientos sociales y políticos –la omnipresente Crisis- han condicionado que posiblemente los Toma de Horas estén en ocasiones muy politizados. No me arrepiento por ello. Uno no elige la época que le ha tocado vivir, y si tiene la oportunidad de opinar sobre la misma debe dejar su personal testimonio. Nunca me he considerado bloguero (con el mayor respeto a los que así se consideren); ni me incluyo dentro de eso que hoy llaman las redes sociales. Mi blog carece de contador de visitas y estoy convencido de que las mismas se reducen a una docena de buenos y pacientes amigos. Esto no es óbice para que alguna vez me haya llevado algunas satisfacciones personales. Una vez coincidí en un acto cultural con un personaje importantísimo de Sevilla y me dijo que leía mis Toma de Horas. El comentario que me hizo sobre los mismos me ruborizó, y no lo reproduzco aquí por no situarme dentro del clan de “los depositarios de las esencias de la Ciudad”. En otra ocasión me llamó por teléfono un amigo al que hacia tiempo que no veía. Me dijo que su madre quería hablar conmigo. Me comentó esta santa señora que su hijo le imprimía mis Tomas de Horas y que los leía cada noche antes de buscar el encuentro con Morfeo. Que unas veces le hacía reír y en otras conseguía emocionarla. Me dejó aturdido y le contesté que aunque fuera ella mi única lectora, merecía la pena seguir intentando tomarle el pulso y las horas a esta vieja y sabia Ciudad.

Hoy reconozco que me dolería que mis Toma de Horas se parasen por falta de cuerda. Dedico, por primera en mi vida, la mayor parte de mi tiempo a leer y escribir. Siempre me moví en mis distintas etapas existenciales –y la escritura no podía ser una excepción- portando la bandera de la tolerancia, la solidaridad y el respeto hacia la vida privada de los demás. Analizo de un político su mala –o buena- gestión pública por afectar a mi gente y, bajo ningún concepto, sobre su aspecto físico, su credo religioso y sus preferencias en todo lo que afecte a su privacidad. De un torero me importa su forma de torear y no sus fugaces apariciones en la prensa rosa. Lo importante es lo que haga en la Plaza y no lo que haga en la calle. De un artista, de cualquier índole, su trabajo artístico y las consecuencias del mismo. Con quien salga o con quien entre me importa un…….. Desgraciadamente hoy, con los políticos a la cabeza, se pasa de continuo esa peligrosa frontera que separa la educación de la grosería más soez. Se organizan burdos juicios paralelos en algunas televisiones rosas donde literalmente se crucifican a las personas (por cierto, algunas supercontentas de estar “clavadas” en tan rentable madero. Representa su opíparo y cómodo medio de vida).
Algunos artículos de prensa y algunas tertulias televisivas destilan inquina a granel y todo se hace en aras de una pretendida libertad de expresión. No seré yo desde mi modesta atalaya quien se atreva a dar lecciones de moralidad a nadie, pero nunca tendré –ni buscaré- morada en la Calle del Insulto y la Descalificación Personal.

Vivimos tiempos extremadamente complicados (los de nuestros padres y abuelos fueron mucho peores y salieron adelante) y deambulamos con el corazón sobrecogido saltando de mata en mata. Somos el resultado de generaciones anteriores que nos enseñaron el valor de la decencia, la bondad y el esfuerzo. Transmitir este hermoso legado a nuestros hijos debe –o debería- ser una cuestión fundamental en nuestras vidas. Lamentablemente si algo define a la Aldea Global es la insolidaridad, la usura y el abuso permanente contra los más desfavorecidos. Nuestra Piel de Toro no escapa a estos elementos perniciosos y, para no desentonar con el lema de que “España es diferente”, le añadimos una dosis hispana de vandalismo y grosería. Todo en definitiva condicionado por el: “allí donde la corriente nos lleve”.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Ana y los lobos




“La realidad no importa lo que importa es nuestro ensueño” (Azorín)

Se llama Ana…….. Tiene en la actualidad 51 años de edad. Era una Graduada Social con despacho propio en la calle…….Tenía novio, una familia perfectamente estructurada y una vida por vivir. Padecía una sobrecarga de estrés insoportable que le derivó en un proceso depresivo agudo. Al final, las imprevisibles neuronas hicieron el resto. Ya, y de manera definitiva, es un barco a la deriva por los mares de los sueños. Pasa sus días en la Residencia donde mi madre apura sus últimos soplos vivénciales. Anda con pasitos cortos y rápidos y es incapaz de permanecer un minuto en la misma ubicación. Aborda a tirios y troyanos para solicitarles tres cosas: un beso, un cigarro o un caramelo. Cuando se te acerca te dice escuetamente: “Dame un cigarro (un beso o un caramelo)”. Cualquier pregunta que se le formula la responde con un lacónico si o no. Sale de su caparazón interior un instante, te contesta de manera muy escueta, y vuelve a desaparecer en el laberinto de su onírico mundo. Desde mi atalaya en el jardín, la he visto en una mañana entrar en la Residencia y, hasta en cuatro ocasiones, cambiarse de ropa. Un día me sorprendió canturreando la Eva María de Los Payos. Mientras decía que: “Eva María se fue buscando el sol de la playa, con su maleta de piel y su bikini de rayas” se le iluminaba feliz el semblante, y emprendía un baile balanceando los brazos como si estuviera haciendo la ola en un campo de fútbol. Su madre la visita con regularidad. Llega en una silla de ruedas que empuja una oronda y bondadosa ¿cubana? El mundo –y las cosas de la vida- al revés. Lo lógico sería que fuera su madre quien estuviera allí como residente y ella –Ana- de visitante. Pero muchas veces la lógica de la existencia humana se ve sustancialmente alterada. Estoy firmemente convencido de que existirán muchas Residencias con mejores infraestructuras que Santa Genma, pero difícil, muy difícil, será encontrar una con mayor potencial humano. Allí Ana se configura como la persona de menor edad de las ingresadas, pero recibe una cobertura afectiva que difícilmente encontraría en otro lugar. Es feliz y estoy convencido de que se siente segura en este contexto humano y social. Ella pertenece al ejército de los náufragos de la razón. Seres perdidos para la cordura pero con su capacidad sensitiva a flor de piel. Carecen de memoria, pero no están exentas de bondad que, a la postre, es el único legado que Dios les deja. Ignoro que suerte le deparará a esta muchacha en los días venideros. En su memoria sentimental ya está desalojado su pasado, y su futuro es una barca a la deriva en los procelosos mares de los racionalmente perdidos. Su presente afectivo se reduce a la petición de un beso, un cigarrillo o un caramelo. Come, duerme y respira y, como ejemplo paradigmático de que no todo está perdido, se emociona cuando se pone en el sitio de la Eva María de los Payos. Sueña, desde el Barrio del Porvenir, con amaneceres playeros y con poder descorrer las persianas del horizonte, para así poder fundir el mar con el cielo azul. Todo a merced del duro ejercicio de vivir en el día a día, sin la herramienta de la razón y la cordura. Pero, eso si, salvada ya definitivamente de las garras de los lobos. Ni la pena ni el desamor pueden configurarse ya como sus compañeros de viaje. El “Lobo Estepario” duerme placidamente en su guarida, mientras Ana baila placidamente a la sombra de los árboles de la calle Brasil. A ella no puede ya alcanzarla la lluvia que a todos nos empapa en este valle de lágrimas. Te pide un cigarro, un beso o un caramelo y te regalo a cambio la dulzura de su mirada. Ana, Ana y los lobos.

lunes, 8 de noviembre de 2010

La vida entre dos papeles


Nuestra vida quedará siempre condicionada por dos papeles. Uno, certificará que definitivamente ya estamos aquí. Se nos pondrá el nombre de padres o abuelos y, nuestros apellidos serán, por ese orden, los paternos y maternos. Esté ultimo aspecto, y motivado por esta panda de embacaudores que se autoproclaman izquierdistas, puede variar en el futuro. Por aquello de la llamada pomposamente “Igualdad”, el orden de los apellidos deberá ser concensuado por ambas partes, o en su defecto será un juez quien determine que apellido va primero y cual segundo. Nos tienen sometidos de continuo a maniobras de distracción que los justifique como “gente de izquierda”, sin tener que acometer las necesarias medidas políticas y sociales que cambien el rumbo de la maltrecha vida de la gente. Les resulta más cómodo ser “progresistas” en las forma que en el fondo. El último papel de nuestras vidas será diametralmente opuesto al primero: en este se nos certifica que ya no estamos aquí. “Pa er jardín”, que diría el Beni de Cádiz.

Volviendo de nuevo un momento al tema del orden o cambio de apellidos y, después de un proceso reflexivo, he llegado a la consideración que puede al final no ser tan mala idea. Me explico: llevo más de sesenta años llamándome de la misma forma. Orgulloso estoy de ello, aunque sería ya hora de aplicarse aquello de renovarse o morir.


En mi caso concreto me gustaría llamarme, Amadeus Ortega Presley. El nombre en homenaje al inmortal autor de “La Flauta Mágica”; el primer apellido al genial Cantaor que bordó en su garganta “La Salvaora” y, el segundo apellido, en honor al músico de Tupelo y a su trepidante” Rock de la Cárcel” (que es donde vamos a terminar todos en este país. Unos de visitantes y otros de residente). Eso si, para no liar a los que bien me quieren, quedarían autorizados a llamarme como siempre: Juanlu, Juani, Juan Luís y, la mayoría de las veces, José Luís (¿). A propósito: uno que yo me se y que va de “culto e ilustrado” por la vida, podría llamarse Vladimir Crustáceo Mepillaron. Anda ahora el hombre enfrascado en un esfuerzo vano y patético de aplicar aquello de: “la mejor defensa un buen ataque”. Ha cambiado a Marx por Romerijo y a Federico Engels por Emilio (el de los Mariscos). Ayer materialismo dialéctico y hoy mariscada discrecional. Nunca las patas rusas fueron más rusas y menos patas. La Plaza Roja de Moscú reciclada en la Avenida de Coria en el Tardón. “Gambones a la plancha del mundo uníos”.



En nuestra andadura terrenal nuestra vida siempre ha estado ligada a un trozo de papel. Desde la etapa escolar, pasando por la laboral, social, familiar e inclusive cultural, todo, absolutamente todo, ha quedado reflejado en un impreso. La burocracia hace mucho tiempo se percató de que cobrando el papeleo (trámites e impresos) se podía conseguir un pastón. Hoy cuesta dinero hasta el papel que usamos para lo que ustedes y yo sabemos. Mi generación y, perdón por el mal gusto, utilizó para estos menesteres de evacuación toda clase de artilugios, tales como: piedras, ramas secas, arena, agua de río, hojas de árboles…. Cuando en el corral de vecinos veíamos a uno a paso ligero con una hoja de periódico en la mano ya sabíamos cual era su destino final: el “cagódromo”.

También está, evidentemente, las mil variantes que toman folios y cuartillas en su acepción social y vivencial. Se manejan conceptos tales como: “tiene una excelente hoja de servicios”; “ha jugado un buen papel”; “valiente papelón ha hecho el gachó” o, “es que el papelito es de los que hacen época”.

Papeles buenos, regulares o malos, que interpretamos reciclándonos continuamente en la Papelería de la Vida. Escritos la mayoría de las veces por alguien que nos manda por tabaco aunque nosotros no fumemos. Los papeles, impresos o en blanco, siempre tienen una doble cara. Nacer, estudiar, trabajar, casarse, tener hijos, descasarse, enfermar, envejecer y morirse siempre estarán condicionados por la dictadura de los impresos pertinentes (pagándolos claro está). Pero para papelitos de Oscar el que están haciendo “donmanué” y don Luís Oliver.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Vertebrando que es gerundio




Posiblemente ningún concepto ha sido tan utilizado en nuestro País –en Andalucía ya ni les cuento- desde la anhelada, y hoy manipulada y desprestigiada, Democracia como la “Vertebración”. Todo ha girado en torno a esta mágica palabra que servía de tapadera tanto para un roto como para un descosido. Para saber a que atenerme y poder escribir sobre este “vertebrado” tema con conocimiento de causa lingüística, tiro de las antiguas Enciclopedias. Así el Espasa nos dice que Vertebrar consiste en: “Dar consistencias o estructuras internas, dar organización y cohesión”. Por su parte el Larousse nos aclara que Vertebrar es: “Articular una cosa con otra, generalmente en un todo”. Ahora sí que puedo decir que dispongo de elementos de juicio para aclararme sobre el particular. Cohesionar, unir en definitiva mediante el sacrosanto concepto de la vertebración. Pero, aplicando esta teoría al terreno de la situación política actual de España y/o Andalucía nos surgen dudas razonables. A saber: ¿está vertebrada España en la actualidad”. ¿Puede decirse que Andalucía esté cohesionada en torno a un eje vertebrador? Creo que estas preguntas son respondidas por algo tan clarificador como nuestra desosegante cotidianidad. Cuando ya han transcurridos más de tres décadas de Democracia en España, nos encontramos con que un tercio de los habitantes de la Piel de Toro reniegan de su “impuesta españolidad”. Quieren independizarse de esta “madrastra” inmisericorde que los tiene “oprimidos” históricamente pero, eso si, sin muchas prisas, que antes hay que dejarle sus ubres sin una gota de leche. Es decir: huyen de la vertebración –española- como almas que lleva el diablo pero, a que dudarlo, vuelven raudos y veloces al escuchar el tintineo de las monedas. En las previas de la final de la Copa del Mundo de fútbol, le escuché decir a un dirigente nacionalista vasco, que él prefería que la ganase Holanda. El mismo que ahora nos “cuenta” que han apoyado al Gobierno de Zapatero en la “liberación” de los Presupuestos Generales del Estado para ayudar a la sostenibilidad del Estado Español (que se les hayan concedidos nuevas transferencias -22 exactamente- es una cuestión menor y accesoria). Para entendernos: “Vertebración en toda su pureza”. Dicho esto, nada que objetar a unos políticos que priorizan los intereses de su terruño por encima de las demás cuestiones. Emulando al Poeta del Puerto podríamos decir: ¿Qué sueñan, cantan o hacen los políticos andaluces de ahora? Cuando doña Rosa Aguilar desembarcó en Madrid para ocupar el Ministerio de Medio Ambiente y Agricultura, la primera frase que dijo fue la de “vertebrar” este Organismo Ministerial con el conjunto de la ciudadanía. Por cierto, ¡peazo de carrerón político el de la cordobesa! ¿Será la próxima Presidenta del Gobierno a lo Ángela Merkel? No creo que nunca se arrepintiera de dejar IU. Doña Josefina Cruz, su sucesora al frente de la Consejería de Obras Públicas y Vivienda, ¿saben ustedes que primer concepto utilizó al ocupar el cargo?, ¡bingo!, ¡la famosa Vertebración! A propósito, aprovecho para desearles a ambas mucha suerte en sus respectivos menesteres, les va a hacer mucha falta.

Recuerdo, que cuando la inauguración del Canal Sur televisión, se nos dijo hasta la saciedad que iba a ser un elemento vertebrador del Pueblo andaluz. Reconozco, tonto de mí, que hasta me emocioné al escucharlo. ¡Por fin la Autonomía andaluza iba a poner en marcha los mecanismos necesarios para plasmar el ideario de Blas Infantes!
Se acabaron los caciques y los abusos que nos había mantenidos permanentemente en la miseria, el hambre y el pertinaz subdesarrollo. Ya los malagueños no culparían a los sevillanos de todos sus males. Los sevillanos a su vez se darían un histórico abrazo de confraternidad con los cordobeses. Granadinos y jiennenses cogidos de la mano por las lindes de los olivos y las laderas de montañas de nieve y sol. Ya los de Mairena no se molestarían si se les comparaba con los del Viso. Los partidos de fútbol entre gaditanos y jerezanos no terminarían en batallas campales. Todos unidos y engarzados a una hermosa Historia cultural, politica, social y sentimental llamada Andalucía. De esa vertebración ya se encargarían nuestros políticos utilizando la extraordinaria herramienta creada: nuestro Canal Autonómico.

El resultado salta a la vista y, pusimos a prueba nuestro secular sentido de la ingenuidad (que se lo pregunten a los “loperistas” del ayer). Crearon un “vertebrador” mastodonte burocrático televisivo donde, salvo honrosas excepciones, se nos va inútilmente una parte muy considerable de nuestros impuestos.

¿Vertebración andaluza? Aquí lo único que se ha vertebrado han sido las cuentas corrientes de muchos desaprensivos que, sin duda, han cohesionado sus intereses particulares con los de su “misma cuerda”. Andalucía, tierra de contrastes. De grandes políticos y de “personajillos” con carné. De bandoleros y misioneros de la bondad, el esfuerzo y la decencia. De ilustres prostíbulos y sacrosantas capillas. De espíritus libres y crónicos pelotilleros. Tierra de grandes poetas –los mejores de Europa- y de plumillas rencorosos. Aquí, históricamente, solo se vertebró hambre con miseria. Pillaje con permisividad. Trincones con “mangoleta” y, pueblo con explotación, abandono y desidia. La misma que hoy posibilita que les toquemos las palmas a los “julianesmuñonez” de la politica. Andalucía –y Sevilla ni les cuento- duele no precisamente por su falta de vertebración, sino por su indolencia ante esta legión de mediocres y oportunistas que la rodea. Me resisto a creer esa sempiterna teoría de que: “Cada pueblo tiene el Gobierno que se merece”. ¿Será verdad?

miércoles, 3 de noviembre de 2010

….Viene la calma, ¿pero cuando llegará?



Así nos lo contaron nuestros mayores y así lo creímos de buena fe. Nos decían: “tranquilos, que después de la tempestad siempre viene la calma”. Pero dada las circunstancias actuales y el permanente estado de zozobra a que estamos sometidos, procede que nos preguntemos: ¿pero cuando llegará? Cuando un día podamos contarles a nuestros nietos que hubo una época en que los sevillanos vivíamos bajo la tutela política de los señores Rodríguez Zapatero, Chaves (lamento comprobar, y bien que lo siento, que Griñán es más de lo mismo), con el aditamento del “innombrable” jerarca municipal, nos tocarán la ropa para comprobar que efectivamente estamos sanos y salvos y no conseguirán salir de su asombro. Si les añadimos que los de sentimientos verdolagas también tuvimos por esos tiempos al señor Ruiz de Lopera –vulgo “donmanué”- como Presidente del Betis, terminarán rendidos de admiración ante nuestros pies. Tiene cojones (con perdón) que hayan coincidido en el tiempo el peor Presidente de Gobierno de nuestra Democracia; los más ineficaces Presidentes de la Junta; el más nefasto Alcalde que ni en la peor de las pesadillas pudieran imaginarse los sevillanos y, aquel que desde su fortín financiero de la calle Jabugo, cambió sentimientos por valores bursátiles, consiguiendo que tuviéramos que padecer los béticos viejos el desconsolado llanto de las nuevas generaciones béticas. Un Cuarteto –político- de Alejandría en versión de la España Cañí. Pero seguro que pasarán. No hay mal que dure cien años ni…….. Algunos hasta se animarán a escribir sus “memorias” y darán alguna conferencia que otra en foros de sesudos intelectuales. Evidentemente, argumentarán que si fracasaron en su gestión fue motivado por las circunstancias sociales y/o políticas, con el evidente lastre –nos dirán- que supuso el mezquino comportamiento de la oposición (que dicho sea de paso están acordes en ineptitud con los que mandan). Dicen los analistas que esta crisis pasará y, aunque tarde todavía unos años, volverá a resurgir el Estado del Bienestar. Poca credibilidad podemos concederles a aquellos que, a pesar de su salarios multimillonarios, no fueron capaces de prever en tiempo y forma la que se nos venía encima. Mientras que tu cuerpo respire, tu corazón palpite y tu alma sienta, debemos concederle un voto a la Esperanza (siempre nos quedará San Gil, Triana, San Roque o la Trinidad). En la Radio, la Televisión o la Prensa escrita la palabra Crisis (la misma que nuestro Gobierno se negaba en reconocer) se ha convertido en el santo y seña de sus titulares. Todo queda envuelto en un halo gubernamental de “brotes verdes” y vacuas ilusiones, tendentes a darles moral a una tropa diezmada y en franca retirada. Esta, desgraciadamente, es una Sociedad donde sus filósofos y escritores claman en el desierto más arido y, donde no les responde ni el eco de las montañas. Los políticos están a lo que están, a defender o conseguir las poltronas del poder, y al pueblo ya se encarga la televisión de fabricarles sus peculiares Princesas. Algunas veces nos llegan noticias foráneas que nos redimen en nuestra condición de seres humanos. En Chile, en la Mina de San José, quedaron atrapados durante setenta días 33 mineros (la edad de Cristo cuando lo mataron). La solidaridad, en todas sus variantes, tomó cuerpo y forma por tierras chilenas y, a través de un largo y laborioso plan, rescataron con vida a estos hombres cosidos a sangre y sudor con la verdad de la Madre Tierra. Por una vez, y ojala sirva de muchos precedentes, la técnica más avanzada se puso a disposición de la grandeza del ser humano.

Estos hechos nos redimen y cada vez que veíamos por la tele –hoy todo se retransmite en directo, bajo la estela del Show de Truman- salir de la cabina a un nuevo minero, decíamos para nuestros adentros: ¡ole tus cojones!

No todo está perdido cuando comprobamos como se abrazaban alborozados mineros, familiares y lo que llaman en Chile como: los Rescatadores. Sigamos pues por estos lares capeando el temporal asidos al mástil de la inquietud. Navegando sobre nuestro desesperanzador presente y el incierto porvenir de nuestros hijos y nietos. Pero no seamos ilusos y pensemos y soñemos, que al igual que a los nobles mineros chilenos, alguien vendrá a rescatarnos del “pozo”. Solo está en nuestras manos el cambiar este estado de cosas, y procurar que mercaderes y políticos no se vayan de rositas y con el jardín a cuestas. Bien está el creer que siempre, después de la tempestad viene la calma, pero que no nos coja exhaustos y solos en una playa desierta, como le ocurrió a Tom Hanks en la película “Náufrago”.

Nota literaria: Mi más sinceras felicitaciones al escritor peruano-hispano don Mario –Vargas Llosa- por la merecida concesión del Nobel de Literatura. Siempre ha ocupado un lugar de honor entre mis escritores favoritos y, afortunadamente no puedo decir lo que en su día comentó Sofía Mazagatos: “¿Vargas Llosa? Si, he seguido toda su carrera, aunque reconozco que nunca he leído nada de él”. Yo, confieso que si he leído toda su obra. Tuve la inmensa suerte de coincidir con él una noche de buen flamenco en la Peña Torres Macarena y me causó una gratísima impresión. ¡Enhorabuena Maestro!

lunes, 1 de noviembre de 2010

Los flores del Camposanto




No se que tienen las flores, llorona,
las flores del Camposanto;
que cuando las mueve el viento, llorona,
parece que están llorando.

Los tiempos cambian las costumbres y el sentido de las cosas de la vida a una velocidad de vértigo. Hace muy pocos años eran contados los casos en los que se incineraba a aquellos/as que se ausentaban para siempre de este Valle de Lágrimas (y de alguna risa que otra). Hoy más que darles cristiana sepultura los sometemos al fuego purificador. Todo estaba ya escrito hace siglos: “polvo somos y en polvo nos convertiremos”. Nada nuevo bajo el sol. Curiosamente es la etnia gitana la que se resiste de manera pertinaz a incinerar a sus muertos. Los entierran sin escatimar gastos en el exorno externo de sus sepulturas, y dotando a estas con un colorido de vida más que con los tristes grises-negros de la muerte. Al entrar en el Cementerio sevillano y avanzando unos metros, comprobaremos a la derecha un monumento funerario en homenaje a una joven gitana fallecida. Bastante significativo de cómo burlar a la muerte con los colores más vivos de la existencia terrenal. Es un componente cultural gitano curiosísimo: no permitir que la muerte –con el olvido del tiempo- le gane la partida a la vida. Cada cultura, o mejor cada civilización, ha abordado el traumático e inevitable tema de la muerte de manera absolutamente diferenciada.


Para aquellos que practicamos la doctrina judeocristiana, la muerte la consideramos como un transito hacia una forma de vida eterna y placentera. Ese encuentro con un “más allá” etéreo y misterioso, capaz de posibilitar el reencuentro con tus seres más queridos y, adquiriendo una forma de sentir ajena al agobio, el dolor y la zozobra. La muerte puede ser en algunos casos liberadora y, en otros, cuando descarga su guadaña implacable sobre vidas jóvenes, generadora de la pena amarga de las perdidas provocadas por la sinrazón de las cosas terrenales. He vivido ya lo bastante para conocer en personas allegadas la dolorosa perdida de una vida en toda su plenitud, y el dolor provocado entre los que se quedan es terrible e inhumano. Difícil, muy difícil, debe ser caminar por la cotidianidad con esta carga de orfandad sobre las espaldas. Decía Camarón en uno de sus majestuosos cantes:


Cuando Dios nos da la vida,
también nos condena a muerte.


Bien cierto es. Sirva pues este breve pero emotivo Toma de Horas para rendir pleitesía a los que nos dejaron huérfanos de su presencia física, pero engarzados con nosotros para siempre a través de una cadena sentimental que nace del afecto y el recuerdo más emotivo. Tarde o temprano todos seremos alguien extraño que sonríe parapetado en alguna foto desteñida por el paso del tiempo. Algo que escribimos eufóricos en su día y que hoy, amarilleado por los años, yace triste e inerte en una manta en el suelo de algún mercadillo.
Las grandes obras de la Humanidad son un culto al amor y la belleza a través de la búsqueda de la supervivencia eterna. Inútil en lo personal pero definitivo, hermoso, legitimo e imperecedero en lo colectivo. Las Pirámides o el Taj Mahal como ejemplos paradigmáticos y maravillosos de perpetuar la existencia a través del amor y la belleza. La estética siempre vencedora frente la ética efímera. Curiosamente el fondo desaparece con el tiempo, mientras que las formas permanecen. Velázquez como persona ha sido diluido por los años, como pintor su legado siempre será eterno e inmortal.

El todavía vigente Día de los Difuntos seguramente tendrá fecha de caducidad en la esfera del círculo de la existencia (nacer y morir como caras de una misma moneda). Con la actual incineración dentro de unos años habrá cementerios sin muertos, o mejor, muertos sin cementerios. Punto y final. Obviemos pues este espinoso tema y celebremos que dentro de pocos días el Aljarafe se llenará de mosto nuevo. Vivamos con los sentidos a flor de piel y amemos cuanto la vida nos ofrece en positivo. Como decían nuestros ancestros: “disfruta de lo bueno que te ofrece el día a día, pues lo malo llega solo y por sorpresa”. Me viene a la memoria para concluir este sentido homenaje a los eternos ausentes lo que escribió Rafael Cansinos Assens:

Y el tiempo,
se meció en muchas cunas nuevas
y se durmió en muchas tumbas.