viernes, 4 de junio de 2010

Cuarteto de Alejandría



Con la designación la pasada semana de Juan Espadas como candidato a la Alcaldía sevillana por el PSOE (por cierto: ha resultado patética la pesada y esperpéntica manera, con que los jerarcas socialistas sevillanos han “gestionado” este tema, mareando una perdiz que llevaba tiempo cazada y metida en el zurrón), ya está configurada la terna electoral para los próximos comicios electorales para dilucidar quien gobernará en la Casa Grande. A saber: Juan Espadas (PSOE); Juan Ignacio Zoido (PP); Antonio Rodrigo Torrijos (IU) y Pilar González (PA) (ignoro quien es –o será- el candidato de UPyD y las expectativas electorales municipales de esta formación). Parece que con el tiempo cobra forma, la inverosímil teoría referente a que el PSOE intentó convencer a Alfonso Guerra para encabezar la candidatura sevillana de los socialistas. Me parece que se trataba de mucho pez para tan poca caña. El rechazo de este político sevillano nacido en la calle Rastro estaba más que cantado. Administrar la “herencia” política de…… (sigo en mis trece de no volver a nombrarlo) es algo ciertamente engorroso. El candidato socialista a los próximos comicios municipales se tendrá que enfrentar a dos cuestiones fundamentales y de distinto signo. La negativa sería que tendrá que pagar un alto coste electoral por la nefasta política de su antecesor en el cargo. La positiva consistirá en que mejorar la “gestión” del anterior Alcalde de la Ciudad no le debería resultar excesivamente complicado. Ignoro que cualidades políticas y de gestión posee el señor Espadas. Viene avalado por un buen trabajo en la Consejería de la Vivienda de la Junta y, por una cuestión de principios, no voy a enjuiciar una labor que todavía ni ha comenzado siquiera. Eso se lo dejo a otros que escriben al dictado de las líneas editoriales que les marcan sus jefes más directos.


Juan Ignacio Zoido, a la sazón candidato de los populares, ha dado muestras inequívocas de conocer -y enfrentarse a pie de calle- los problemas que padecemos los sevillanos. Ha dejado claro, que caso de no resultar elegido como nuevo Alcalde de la Ciudad, abandonará la política para retornar a sus actividades como juez en excedencia. Ignoro si es la persona que esta Sevilla de nuestros amores y desvelos demanda y necesita. Sinceramente no lo se. El señor Zoido no debe olvidar que esta Tierra de María Santísima es compleja e ingrata. Seguramente, los mismos vecinos que le han reclamado permanentemente para que les resuelva problemas (a los que los responsables municipales hacían caso omiso), luego terminen votando a los socialistas. Ejemplos hay tantos como “chorizos” había en la expoliada Marbella.


Antonio Rodrigo Torrijos (IU) es quien más fácil lo tiene. Conforme se acerque la campaña electoral se irá soltando de la mano de los socialistas. Arremeterá contra tirios y troyanos y guardará –eso si- en un cajón con la llave puesta el Pacto de Progreso, siempre a la espera de una próxima reedición. Después, y una vez que los resultados electorales dejaran al PSOE en las puertas de la mayoría absoluta, esperará pacientemente a que suene el teléfono rojo de su sede, para que todos podamos –mejor puedan- seguir “progresando”. Sus dos o tres concejales siempre estarán dispuestos para formalizar una mayoría de izquierdas. Todo sea por la “causa” de los sufridos trabajadores de la Ciudad.
Pilar González (PA) (de la que tengo, aun sin conocerla, una más que excelente opinión) es una de las grandes incógnitas de estos comicios. Todavía está pendiente que los historiadores analicen en profundidad los avatares de su formación política, la misma que ha pasado de tener presencia propia en el Parlamento español a ser un grupo extraparlamentario en su propia tierra. Pactaron con Dios y el Diablo para compartir parcelas de poder y eso, a la larga, se termina pagando. Sus fraticidas luchas internas hicieron el resto, y terminaron por demoler el edificio político andalucista. Tiraron por la borda en tres días el trabajo eficaz y sacrificado de muchísima gente. Fueron quienes más lucharon por la autonomía andaluza y por sacar a Andalucía de su ancestral subdesarrollo. Desde su creación en 1971, como Alianza Socialista Andaluza (ASA), hasta la fecha han pasado por distintos avatares y, en la actualidad, se encuentran deambulando por una larga travesía en el desierto. Recogieron el legado político de Blas Infante y no supieron –o no les dejaron- que el pueblo andaluz lo tomara como propio. A pesar de sus muchos errores de estrategia y táctica política, la Historia no les ha hecho justicia. Aportaron grandes nombres a la política andaluza, los mismos que hoy han sido absorbidos y ninguneados por las maquinarias de los grandes partidos. En el caso concreto de Sevilla dieron nombres relevantes a la política municipal. A destacar los recordados alcaldes Luís Uruñuela y Alejandro Rojas Marcos (los consideramos políticamente “cortitos” en su día, sin saber lo que nos llegaría con posterioridad). Proporcionaron a la Ciudad dos de los mejores concejales que han pasado por la Casa Grande, Rafael Carmona y Paola Vivancos, que fueron los que en soledad y contra viento y marea destaparon el turbio asunto de las facturas falsa del Distrito Macarena.

Pues por ahí anda a grosso modo este “Cuarteto de Alejandría” (PSOE, PP, IU y PA). Sin ningún género de dudas nos espera un año bastante difícil en la Ciudad. Estamos –estaremos- sin Alcalde (que ya vive pensando en su futuro político), y con unos graves problemas soterrados en aras de ver quien se lleva el gato al agua (a la del remozado estanque de la Plaza de España). No tengo claro si la partida de Serva la Bari la ganará un “as de Espadas”, o por el contrario lo hará un “Zoido de bastos”. Para mí lo verdaderamente importante es que se haga una gestión eficaz y solidaria, priorizando el interés común de los sufridos habitantes de esta Ciudad. Aún sin conseguir mayoría absoluta (que al día de hoy se presenta bastante complicada) debía (no caerá esa breva) gobernar quien más votos consiga. Ya está bien de Pactos de Progresos y camelos de tres al cuarto. Que cada tema se saque adelante debatiéndolo en profundidad y concensuando puntualmente su contenido. ¿Será esto factible? Sinceramente albergo pocas esperanzas sobre el particular. Vivimos instalados en un sistema democrático perverso que gira sobre un falso eje. Hablar de ideas a unos partidos que hace tiempo enterraron sus ideales, es como “pelar la pava” con un maniquí “delcorteinglé”. Suerte y que…. ¡Dios nos coja confesaos!

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