viernes, 6 de noviembre de 2009

Cardenal Amigo. Amigo Cardenal.



Introducción pertinente: Ayer fue jueves 5 de noviembre del 2009. Ayer el retrasado otoño empezó a desperezarse en el anden de su Estación, y ya decidió que procedía hacerle una visita a los sevillanos. Había que prepararle el terreno al duro y crudo invierno que estará por llegar. Ayer ocurrió un acontecimiento en Sevilla que –sin dudar- los historiadores del futuro llamarán: un día histórico de la Ciudad. Ayer, jueves 5 de noviembre, se oficializó el relevo de la cúpula del Palacio Arzobispal. Hubo definitivamente traspaso de poderes para regir el rumbo espiritual –con lo que esto lleva implícito- de la Vieja Híspalis. Ayer, precisamente ayer, se produjo el anunciado y esperado cambio en el Palacio de la Plaza de la Virgen de los Reyes. Se nos marcha a la Villa y Corte un franciscano de oro puro, don Carlos Amigo Vallejo y, nos llega de Córdoba la llana –judía,cristiana y mora- don Juan José Asenjo Pelegrina. Suerte a don Carlos, que nos ha dejado durante su largo mandato una estela de bondad, mesura, tolerancia y firmeza y, como no, al recién llegado don Juan José, del que dispongo las más excelsas referencias sociales, intelectuales y –evidentemente- cristianas. Amigo Vallejo -alto como las murallas del Alcázar- es ya eternamente tan nuestro como las altas palmeras de los jardines de Murillo. Prolífica ha sido su larga andadura por esta Tierra de María Santísima. Fue nuestro desde el primer día, y ningún problema de la Ciudad –fundamentalmente aquellos que eran padecidos por los más humildes- le resultó ajeno. Para ser considerado un personaje sevillano eterno y anclado en el corazón de las gentes, solo le faltaba una cohorte de envidiosos y trepas. Y los tuvo, ¡vaya si los tuvo!. Los tenía ocultos y emboscados en las esquinas, prestos para clavarle sus empozoñadas dagas por la espalda. Él no solo no les guardaba rencor sino que incluso los comprendía. Esos mismos ahora se deshacen en elogios hacia la figura del Cardenal de la Alta figura. ¡Cosas veredes amigo Sancho!.

Me place por tanto, volver a colgar en mi blog este Toma de Horas que vío la luz un viernes 6 de febrero del 2009. Mantengo cuanto entonces decía e insisto: suerte, mucha suerte, y salud para este vallisoletano ejemplar. La misma que le deseo a don Juan José Asenjo. Esta Ciudad no es fácil ni difícil de gobernar , sino distinta a las demás. No somos ni los mejores ni tampoco los peores, somo simple y llanamente sevillanos. Le espera el poder político, las hermandades, los duros problemas cotidianos; la Sociedad sevillana en definitiva con sus luces y sombras. Suerte, mucha suerte de corazón a los dos.


Ocurrió el pasado día 25 de Diciembre. Misa de Pascuas a las 12. Parroquia de San Isidro Labrador de Pino Montano. Minutos antes del comienzo escucho una voz que a mis espaldas dice:….”ahí viene el Cardenal”. Me vuelvo y lo veo avanzar con su espigada figura en compañía del Parroco y Capellán del Sevilla, don Indalecio Humanes (un día tendré que escribir de él y su meritorio trabajo en Pino Montano). También les acompaña Fernando, el coadjutor de la Parroquia.

El Cardenal nos saluda a los presente. Nos comenta que su presencia allí se debe a las excelencias que le comentaba Indalecio de cómo había quedado la iglesia tras su laboriosa y brillante restauración. Decía encontrarse verdaderamente asombrado. Le veo despues arrodillarse y orar breves momentos. Luego se marcha no sin antes saludarnos afectuosamente y recordarnos la importancia de la solidaridad cristiana en tiempos tan difíciles como los que se avecinan. Su presencia nunca nos deja indiferente. No sólo por su estatura física, sino lo que es más importante, por la moral y el halo de bondad que desprenden sus gestos y palabras. Es mucho Cardenal este –ya- sevillano de pleno derecho y adopción. Personaje hecho a la médida de esta hermosa y compleja Ciudad.

Fray Carlos Amigo Vallejo nació en Medina de Rioseco (Valladolid) un 23 de agosto de 1934. Es decir el próximo verano cumplirá 75 años de edad. Con ella queda establecida –según establece el Vaticano- su futura jubilación en sus tareas eclesiales sevillanas. De hecho –y cuando nadie lo esperaba- se nos comunica que ya ha sido nombrado su coadjutor y futuro sucesor. Nos referimos al Obispo de Córdoba don Juan José Asenjo Pelegrina, el cual tomará posesión el próximo 17 de enero del 2009. Según reconoce Fray Carlos Amigo ha sido a petición propia el nombramiento de su coadjutor Monseñor Asenjo, al que dicho sea de paso le deseamos toda clase de venturas en su futura gestión al frente de la Iglesia sevillana. La va a necesitar por la complejidad de esta Sevilla de nuestros amores y desvelos.

El Cardenal Amigo ejerce de Arzobispo de la Ciudad desde el 22 de mayo de 1982, al sustituir a don José María Bueno Monreal que ya se encontraba sumido en un grave deterioro físico como consecuencia de su enfermedad. Han sido por tanto 27 años los que este vallisoletano lleva al frente de la vida espiritual y cristiana de la Vieja Híspalis. Fue elegido Cardenal el 28 de septiembre del 2003. Franciscano que ejerce como tal, es decir: asume que los problemas de los desheredados y marginados de la Tierra solo pueden conocerse y asumirse mezclándose con ellos. Siempre lo hizo en primera persona y nunca a través del testimonio de terceros. Ningún problema de esta Ciudad le resultó ajeno a don Carlos Amigo Vallejo. Los colectivos más desfavorecidos siempre encontraron en el Cardenal un eficaz intermediario.

Hombre de probada y solida formación intelectual (sus numerosas publicaciones son referente inexcusable para entender el papel de la Iglesia en la Sociedad actual) y de un liderazgo moral absolutamente intachable. Fue poco a poco descubriendo los vericuetos de la compleja y contradictoria vida sevillana, y así poder ejercer su papel de Pastor con una mas que probada eficacia. Sus relaciones con el mundo político, empresarial o sindical son un claro exponente de cómo ejercer -y lograr- un difícil equilibrio ejercido desde la fuerza de lo moral y espiritual. Conocedor de las conflictivas relaciones históricas entre el Clero y las Hermandades (como máximas exponentes de la religiosidad popular), supo aunar voluntades y no entrar en batallas dialécticas que en poco –o en nada- benefician al concepto global de lo cristiano. Dialogó, discutió, aprobó o rechazó y lo hizo siempre a través de la racionalidad y la concordia. No quizo ser ni rey ni vasallo en todas estas cuestiones. Siempre actuó desde la mesura, y con una capacidad de administrar la sensatez y la armonía verdaderamente admirables.

Pues bien, parece ser que con la llegada de Monseñor Asenjo su período está a punto de cubrir su última etapa en Sevilla. Como no podía ser de otra forma ya han aparecido algunos francotiradores. Aquellos que cobardemente se ocultan tras los cristales de los balcones hasta encontrar el momento propicio para disparar sus dardos envenenados. Pues ni así pueden con este vallisoletano/sevillano. Los disculpa y los comprende en un ejercicio de reflexión cristiana que todavía lo engrandece más. En esta Ciudad hay que morirse para que unánimente hablen bien de tí y esperemos y rezemos para que nuestro Cardenal Amigo viva muchos años más.

Suerte, mucha suerte querido Cardenal, quede usted con Dios donde quiera que vaya. Siempre le tendremos en nuestros corazones y rezos. Ya forma usted parte de nuestro Patrimonio Sentimental y eso, en esta Ciudad, es decir mucho. Suerte, como no, a Monseñor Asenjo que le sucederá. Todo redundará en beneficio de aquellos que abrazamos la Fe y ponemos en ella todas nuestras esperanzas e ilusiones.

Dios le bendiga Cardenal Amigo o mejor dicho: Amigo Cardenal.

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