martes, 17 de marzo de 2009

Los Depositarios de las Esencias.

Diariamente nos empecinamos en esta querida Patria nuestra ( con perdón ) en darle la razón a Don Antonio Machado. Decía el poeta del Palacio de las Dueñas….”Españolito que vienes al mundo te guarde Dios/ Una de las dos España ha de helarte el corazón”. Y en ello andamos. Toda forma de pensar y expresarse libremente y dentro del respeto hacia los demás está condicionada por partidos politicos,corporaciones, medios de comunicación o intereses profesionales, laborales, personales, gremiales o corporativos. Vivimos instalados en lo “políticamente correcto” y así nos vá. Traspasamos en todos los frentes ( horrible palabra que nos suena a ruidos bélicos de trincheras y que sólo dejan como herencia lágrimas negras) la delgada línea que separa el debate constructivo de la polémica agria y destructiva. Todo quedá subliminado al ….”y tú más”.


Es obvio que la uniformidad (impuesta) de pensar, expresarse y actuar son el baluarte donde se sustentan las dictaduras de todo signo. En países dictatoriales –de cualquier ideología-- al que discrepa de “la linea gubernamental” se le dá una buena racíon de palos, cárcel, destierro y en no pocas ocasiones el asesinato más vil y canallesco. Basta repasar someramente la Historia de la Humanidad para mostrarse avergonzado ante el salvaje y criminal comportamiento de algunos especímenes del género humano. Las democracias comportan ( o al menos así queda formulado en la teoría, pues la práctica es otro cantar ) el poder expresarse libre y civilizadamente sin tener que sufrir consecuencia represoras por tus opiniones. “Nanai de la China”… que diría un castizo. Diga libremente lo que piensa como ciudadano y ya verá como los Santones de cualquier forma de poder te clasifican de inmediato. Dirán…..”que podemos esperar de este carca” o por el contrario……” a estos progres se les vé rápido el plumero”. Ejemplos hay a montones donde a personas con mucho talento y una gran capacidad de trabajo se les margina por sus ideas, ya que las mismas no entran dentro del círculo de lo “políticamente correcto”. Hay infinidad de métodos para provocar la “muerte civil” de alguien al que se considera fuera de contexto. Se le margina y quedan aparcadas sus posibilidades de subir peldaños en cualquier escala política, social, cultura o profesional. Pero eso sí todo se hará de una manera discreta y democrática. ¡Faltaría más!.


En Sevilla, donde las tradiciones conforman nuestras señas de identidad mas relevantes, se han configurado con la soñada entrada de nuestra democracia dos grupos antagónicos. Por un lado la “progresía”(junteros habemus) que dictamina que nuestras costumbres más ancestrales son perniciosas para la Ciudad (evidentemente se están refiriendo a la Semana Santa, el Corpus y todo lo que les huela a incienso. Claro que esto no quita para pegarse codazos por salir en la foto procesional con la vara. La Feria, los Toros y el Rocío ni tocarlos que esas son “fiestas populares” y ahí si se encuentran ellos en toda su salsa). Para que explicarles que nuestra Semana Mayor genera cada año una ingente cantidad de riqueza y puestos de trabajos. Que además provoca las cotas más altas en cuanto a Comercio y Hosteleria se refiere en nuestra Ciudad.
Nada, leña al mono (que en este caso son los capillitas) responsables en definitiva de todos los males y tópicos que arrastra esta Ciudad y que imposibilitan su pleno desarrollo.








En la acera de enfrente(aunque tienen más cosas en común de lo que piensan) están los “Depositarios de las Esencias”. Funcionan como un clan de seudointelectuales. Viven en permanente cruzada contra los “proges” a los que responsabilizan hasta de la lluvia en Semana Santa. Se apoyan unos a otros prologando o presentandose libros que en tres días dormirán en el “baúl de lo efímero”. Si alguno es criticado pues nada a cerrar filas en torno a él. Corporativismo puro y duro no faltaba más. Sus artículos se reparten entre la crítica política mas mordaz (dependiendo claro está de quien gobierne) y los dedicados a esta Tierra de María Santísima. Debiendo resaltarse que en estos últimos, cuando se les olvida en el cajón del escritorio el filtro de la soberbia, están las mejores páginas escritas sobre esta Ciudad.


Los demás, es decir los que pretendemos a golpes de sentimiento empujar el “carro” de Serva la Bari hacia delante, pero sin que se derrame la carga emocional que transporta, lo tenemos crudo. Siempre a merced de los vientos del sectarismo y el varapalo. Pero que le vamos a hacer. Somos como las hojas del Otoño que el viento mueve a su capricho a ras de suelo. Frágiles por nuestra escasa fuerza pero con la firmeza de que el otoño pasará y nos llegara la Primavera con toda su luz y esplendor.

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